Las criptomonedas al igual que las empresas puntocom en los 90 han sido etiquetadas como un mercado netamente especulativo. Sin embargo, se trata de un segmento con atractivas oportunidades.
Las criptomonedas han sido objeto de muchas comparaciones.
Bitcoin versus oro.
Ethereum versus Internet.
A mi criterio, la comparación más interesante es la de la propia Bolsa con el mercado de criptomonedas en general, a partir de las semejanzas entre la dinámica de este último y la burbuja puntocom de la década del ’90.
¿Por qué?
Todo comenzó hace casi 30 años, a principios de la década de 1990. Internet estaba emergiendo rápidamente como una de las innovaciones más importantes. Ya no se limitaba al uso militar y gracias a Lee de Tim Burner y su pequeña contribución, la World Wide Web, se había vuelto pública.
Ahora, para poner esto en perspectiva, alrededor de 1997, el porcentaje de hogares que poseían una computadora aumentó del 15% al 35%, pasando de ser un artículo de relativo lujo a una necesidad absoluta.
La adopción de la computadora estimuló la fundación de muchas empresas basadas en Internet, a menudo denominadas empresas puntocom, gracias a la novedad de tener una dirección “.com”.
La especulación en torno a estas compañías era mucha, y los factores económicos como las bajas tasas de interés (en comparación con la de los años 70 y 80) marcaron el comienzo de grandes inyecciones de capital para la inversión en el sector.
La mezcla entre especulación y relativa prosperidad económica, impulsó la inversión basada en el sector. Las numerosas compañías puntocom pronto comenzaron a cotizar en Bolsa, llegando a conformar una codiciada lista en el NASDAQ.
Con el auge de esta “moda”, los inversores inyectaron capitales en cualquier empresa que formara parte de la nueva ola del Internet. Esto llevó a que muchas compañías de puntocom se sobrevaloraran en base a la especulación pura, sin ninguna base fundamental.
A medida que la burbuja crecía, los bancos de inversión se fueron involucrando, obteniendo grandes beneficios de las ofertas públicas iniciales (IPO) y posteriormente promocionando más inversiones.
Como resultado, entre 1995 y 2000, el índice bursátil compuesto Nasdaq subió un 400% a un máximo histórico de 5.048 puntos.
La euforia era tal que se volvió común ver a personas renunciar a sus trabajos para dedicarse al trading con estas compañías.
Sin embargo, no se la llamó “burbuja puntocom” sin razón.
Un rasgo particular compartido por todas las burbujas es que tienden a explotar.
Y eso es exactamente lo que pasó.
La burbuja estalló el 10 de marzo del año 2000, poco después de que el índice Nasdaq registrara su máximo de 5.048 puntos.
Durante el mercado bajista de 2 años que siguió al colapso, el índice Nasdaq cayó de su máximo a un mínimo de 1.114 puntos, lo que representa una caída del 77% y una pérdida de USD 5.000 millones en inversión.
Como consecuencia, cientos de empresas liquidaron el poco capital que les quedaba, y se hundieron por completo. En 2004, sólo el 48% de las compañías puntocom quedaron en pie.
Hay varias maneras de entender las consecuencias de la burbuja puntocom.
Si bien muchas acciones tecnológicas no han logrado recuperar los máximos históricos que alcanzaron en el punto más álgido de la burbuja, o peor aún, ya no existen, muchas han sobresalido desde entonces.
Al índice NASDAQ le tomó cerca de 15 años recuperarse del quiebre. Sin embargo, mientras escribo estas líneas el índice supera con creces sus máximos del año 2000 y se ubica por encima de los 8.400 puntos.
Amazon es un ejemplo muy apropiado de la recuperación a largo plazo que vivieron las empresas de la era puntocom que realmente ofrecían valor, entonces y ahora.
El titán del e-commerce experimentó un máximo de USD 113 en el precio de sus acciones a fines de 1999.
Después de la explosión de la burbuja, le tomó 10 años superar esa cotización. Desde entonces, el ascenso se ha mantenido y hoy las acciones de Amazon se cotizan por encima de USD 1.700.
La historia es similar para otras empresas como Oracle, IBM, eBay, Adobe, entre otras.
Sin embargo, otras firmar no tuvieron la misma suerte
Muchas empresas basadas en sitios web como Pets.com, Geocities, Webvan, Boo.com y Kozmo, por nombrar algunas, ahora no son más que un recuerdo lejano. No lograron sobrevivir a la burbuja y, con su desaparición, los inversores perdieron grandes sumas de dinero.
Del quiebre de las empresas puntocom aprendimos que la especulación que da lugar a las burbujas financieras tiene lugar en mercados incipientes muy prometedores. Si bien éstos pueden terminar rindiendo frutos eventualmente, no todos sus participantes disfrutan de los beneficios.
De esa manera, quienes logran sobrevivir y tener éxito son aquellos jugadores que ofrecen un valor real y perdurable con el paso del tiempo, más allá de la euforia.
Si en lo que a criptomonedas se refiere, analizamos únicamente al Bitcoin, es evidente que los niveles de crecimiento de experimentó la divisa virtual en 2017 estaban lejos de ser sostenibles.
Para ese entonces, el bitcoin comenzó el año con una cotización de USD 1.000, y meses después alcanzó un máximo histórico deUSD 20.000, un aumento porcentual del 1.900% en menos de un año.
Luego de alcanzar ese nivel, el Bitcoin junto con el resto del mercado de criptomonedas, experimentaron una caída que en el caso del Bitcoin, llevó a mínimos de USD 3.200 a fines de 2018.
Si bien durante 2019 este mercado ha experimentado una importante recuperación con altibajos en el medio, su dinámica volátil nos lleva a plantearnos un interrogante:
¿Seguirá el mercado de criptomonedas el mismo camino que el NASDAQ en el año 2000?
De ser así, es muy factible que estemos frente a una gran oportunidad en la medida en que, a largo plazo, los mercados separen el trigo de la paja.
Si criptomonedas como el Bitcoin, Ethereum, Ripple y otros son los Amazon, eBay y Priceline de la burbuja puntocom, habrá muchas otras criptomonedas que terminen siendo los Pets.com, Geocities y Webvan.
Es razonable sugerir que algunas criptomonedas finalmente resistirán la prueba del tiempo.
Si este es el caso, aquellos que se decidan a invertir en criptomonedas ahora o ya cuentan con posiciones en éstas, deben recordar la virtud fundamental de la paciencia.
No existe garantía de que las divisas virtuales repetirán el avance de 2017, así como no hay certeza de que hayan llegado para quedarse. Es muy pronto para saberlo.
Independientemente de cuán realista sea el precio de las criptomonedas, la comparación con la burbuja puntocom ofrece mucho más que un simple paralelismo: ofrece un precedente de esperanza. Estas compañías puntocom no solo cambiaron la vida de los inversores tempranos, sino que tambiénimpactaron de manera importante en el mundo construido a su alrededor.
Las criptomonedas podrían hacer lo mismo.
Estate atento a las entregas de El Inversor Diario, que estaremos siguiendo muy de cerca este mercado.
Saludos,
Matías Daghero
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y podés suscribirte haciendo click acá.
Es Asesor Financiero Certificado por IAEF (Argentina) e IEAF (España), Especialista en Dirección de Finanzas (ICDA-UCC) y Contador Público (UCC).
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