Hoy voy a mostrarte tres elementos que juegan un rol clave a la hora de medir el miedo en los mercados y cuyo comportamiento es determinante para proyectar las tendencias futuras.
Por Diego Martinez Burzaco
2020 será recordado como el año en que el inversor tuvo que volver a convivir de verdad con la volatilidad. Durante mucho tiempo, los mercados ignoraron los riesgos y llevaron las valuaciones a lugares insospechados, lejos de sus fundamentos.
Ahora, el coronavirus desenmascaró ese exceso de optimismo de la noche a la mañana.
A la fatídica semana pasada, donde los índices de Wall Street perdieron más de 12% en promedio, le siguió una volatilidad difícil de explicar: lunes suba de 4%, martes caída de 3%, miércoles mejora del 4% nuevamente y ayer una caída severa otra vez.
Hay una mala noticia que debo contarte: esto no va a terminar en el corto plazo.
La incertidumbre y los drásticos cambios de humor de los mercados van a continuar. Y esto se debe sencillamente a que las malas noticias del coronavirus van a seguir apareciendo por todos lados. Esto, en conjunto con elevadas valuaciones es una combinación letal.
Todavía el coronavirus no ha pegado de lleno en Estados Unidos. Hay casos aislados, algunos estados en emergencia, pero los patrones de consumo y actividad no se han visto totalmente afectados todavía. Cuando eso se generalice, entonces los inversores podrían volver a entrar en pánico.
Por otro lado, en el hemisferio sur lo peor está por venir. Cuando ingresemos a la época invernal, tendremos a los medios llenando sus portadas de noticias trágicas sobre el virus. Es un proceso donde los comportamientos se repiten.
Todos dependerá de cuan contenido esté el virus y de la aparición de una vacuna que disipe el temor. Eso recién podría verse en el último trimestre del año.
Pero, en medio de este panorama cuasi desolador, hay una buena noticia: los mercados se adelantan a los acontecimientos y podemos sacar provecho de ello.
Como siempre ocurre, las bolsas mostrarán el camino. Y cuando ese pánico generalizado se verifique, el punto de inflexión de los mercados será una realidad.
¿Cómo podemos darnos cuenta de esto como inversores?
Quiero presentarte tres gráficos que debes seguir de cerca. La adecuada lectura de los mismos permitirá descubrir oportunidades de largo plazo, para un portafolio pensado en los fundamentos de las empresas.
Avancemos entonces.
El índice del miedo
La volatilidad tiene una forma de medirse en la Bolsa y esta se identifica con el ticker VIX. Muchas veces a este indicador se lo ha catalogado como el índice del miedo, porque se dispara cuando los inversores y traders se muestran inquietos, inseguros y cambian drásticamente sus expectativas respecto a la tendencia de sus inversiones.
En líneas generales, el VIX es el resultado de la apertura de contratos bajistas contra el índice S&P 500. A medida que se abren más apuestas a la baja para el principal índice accionario del mundo, los puntos del VIX saltan.
Pongamos estas palabras en un gráfico.
En promedio, la volatilidad se había mostrado muy acotada en los últimos años. Tuvimos algunos repuntes leves y de corto plazo, para luego volver a la parsimonia.
Esta vez parece distinto. No solo por la gravedad del caso, sino también por la magnitud del saltó del índice VIX.
Para lograr estabilidad hacia adelante, necesitamos que este índice se descomprima, en primer lugar, y que muestre una tendencia lateral, luego.
Los bonos del Tesoro
Como respuesta del mayor miedo, los inversores venden sus activos de riesgo y buscan refugio. Uno de esos cobijos naturales son los bonos del Tesoro estadounidense. Paradójicamente, aún con las cuentas fiscales de Estados Unidos en un creciente desequilibrio, los inversores se sienten seguros allí.
Por ese motivo, aumenta la demanda de los bonos, hacen subir el precio de los mismos y, como contrapartida, baja el rendimiento.
Y la muestra del pánico actual es que el rendimiento del bono con vencimiento a 10 años ha caído, por primera vez en la historia, a un nivel por debajo del 1% anual.
Esto sí que es un claro indicador de miedo por parte del inversor.
Este movimiento se vio agravado por el sorpresivo recorte de la tasa de interés de la Reserva Federal (FED) del día martes. El banco central de ese país bajó el costo del dinero de corto plazo en 0,5%, hasta el nivel de 1,00% / 1,25%, presionando a la baja al resto de las tasas de referencia de la curva de rendimientos.
El mercado está esperando nuevos recortes de la tasa de interés testigo de la Fed, si la epidemia no frena y debilita aún más las expectativas económicas.
Para ver un piso a la corrección de las bolsas, nuevamente, necesitamos que los inversores dejen de comprar bonos del Tesoro y el rendimiento de los mismos tenga un punto de inflexión.
El otro refugio natural
No solo los bonos del Tesoro son buscados en este momento. El otro refugio de valor por excelencia, de acuerdo a la historia financiera, ha sido el oro.
Y a pesar de que desde que a mediados de 2011, cuando alcanzó su récord histórico, el metal ha sido repudiado, ya se advertía desde el año pasado el apetito por cobertura.
Los bancos centrales del mundo compraron oro para sus reservas al mayor ritmo de los últimos 30 años, de manera tal de diversificar sus reservas internacionales. Con la irrupción de los miedos y las elevadas valuaciones, a la demanda institucional se la adicionó la demanda minorista.
Hoy el oro es uno de los pocos activos con ganancias en 2020 y eso también muestra el pánico actual.
El GLD, que es el ETF que sigue al precio del metal, se encuentra en un nivel no visto desde 2013. Y buscó alcanzar los máximos que te mencioné anteriormente.
Mientras no se descomprima esta demanda, los indicadores seguirán mostrando miedo sobre los activos de riesgo, principalmente acciones.
Así, es necesaria una combinación que se dará, no sabemos cuándo, de manera natural, para dilucidar que los mercados han alcanzado un piso y que es momento de comprar pensando en un horizonte temporal largo.
• Baja de la volatilidad
• Suba en el rendimiento de los bonos del Tesoro
• Estabilidad en el precio del oro
Mientras estos fenómenos no se verifiquen, las bolsas estarán netamente en zona de trading y los negocios tendrán lugar para aquellos inversores que estén dispuestos a correr grandes riesgos.
A tu lado en los mercados,
Diego Martinez Burzaco
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Es economista de la Universidad de Buenos Aires con especialización en Mercados de Capitales, cuenta con más de 18 años de experiencia en los mercados internacionales. En Inversor Global es Jefe de Estrategia y editor de los servicios Crisis & Oportunidad, Situaciones Extraordinarias y Doble o Nada.
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