Una semana después de las elecciones estadounidenses, y tras un complejo conteo de votos, el candidato demócrata Joe Biden se consagró presidente electo de la primera economía. El escenario que viene es aterrador y te cuento por qué.
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Luego de alcanzar la victoria en los estados de Pensilvania y Nevada, Joe Biden superó el mínimo de los 270 votos electorales necesarios para tener la mayoría en el Colegio Electoral de Estados Unidos (alcanzó los 290).
Si bien los resultados en estos estados fueron confirmados por los principales medios de comunicación, el presidente y candidato republicano Donald Trump no ha reconocido aún la derrota. De hecho, ha iniciado demandas judiciales por fraude en los distritos más disputados. La disputa podría incluso escalar hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Mientras se define judicialmente la contienda electoral, déjame darte mi parecer sobre lo que podemos esperar a nivel global bajo un Gobierno de Biden en Estados Unidos.
En primer lugar, su postulación a presidente es solo una apariencia. Para llevar casi cincuenta años en la función pública, tiene escasos logros para mostrar. Biden es frágil físicamente y sufre un evidente deterioro cognitivo agudo.
En pocos días cumplirá 78 años -¡lo que significa que tendrá 82 cuando termine su primer mandato! Será el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos. Pero lo cierto, es que Biden nunca será presidente realmente. Poco tiempo después de su asunción, se llevarán adelante una serie de acciones con el objetivo de removerlo del cargo, aduciendo incapacidad mental y apelando a la Vigesimoquinta Enmienda de la constitución estadounidense.
Tres bandos están a la búsqueda del poder político que ahora tiene Biden.
El primero está conformado por la familia de Biden, liderado por su esposa, la doctora Jill Biden, su hijo Hunter y los hermanos de Joe Biden, Jim y Frank Biden. Todos ellos se han enriquecido gracias a su relación con el presidente electo al utilizar o comercializar su acceso al poder para tener posiciones importantes en inversiones lucrativas, obtener contratos para consultorías, para construcción y otras actividades remunerativas.
La familia Biden querrá mantener a Joe en el poder (con Jill Biden manejando las cuerdas) para poder conservar intactas sus operaciones intimidatorias y evitar el escrutinio público.
El segundo grupo está compuesto por Kamala Harris y aquellos que la controlan, incluidos miembros del equipo de Barack Obama. Si se apela a la Vigesimoquinta Enmienda para destituir a Biden, Harris se convertiría en presidenta interina. Si Biden renuncia debido a las amenazas de una destitución, Harris se convierte en presidenta. Ella no sería más que una fachada para los Obama y operaría a través de un gabinete compuesto por lacayos de la familia Obama.
El tercer grupo está liderado por el ala de extrema izquierda del partido, que cuenta entre sus miembros a Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez (y su escuadrón) y Elizabeth Warren. Este grupo participó de la campaña de Biden como parte del acuerdo por el cual Bernie Sanders aceptó salir de la campaña para las elecciones primarias y apoyar a Biden. A cambio, éste adoptaría la mayoría de su plataforma electoral.
Lo más probable es que el equipo de Obama y los “Bernie Bros.” (apodo a los partidarios de Bernie Sanders) unan fuerzas y saquen a la familia Biden del camino. Les permitirán quedarse con su dinero chino y ruso, y no tendrán que enfrentar el escrutinio público ni las acusaciones, a cambio de que se retiren con discreción.
El equipo de Obama se encargará de la política exterior (para conservar los acuerdos de Obama con Irán, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de Asociación Transpacífico). Mientras que los Bernie Bros. se ocuparán de los asuntos nacionales que incluyen impuestos mucho más altos, seguro médico gratuito, matriculación universitaria gratuita, condonación de préstamos estudiantiles, ingresos básico garantizados, Teoría Monetaria Moderna y el Nuevo Pacto Verde.
Los estadounidenses deben prepararse para una larga de políticas que incluyen impuestos más altos y déficits nacionales billonarios. El contraste entre un gobierno de Biden y un eventual segundo mandato de Trump es enorme. Pero la diferencia principal radica en el camino que tomará Estados Unidos.
Con Biden como presidente, el déficit federal aumentará a un ritmo mucho más acelerado. Es probable que Biden haga una revisión radical del Gobierno estadounidense, incluida la Corte Suprema y posibles medidas para el control permanente de un único partido. Estas son posibilidades reales. Por lo tanto, bajo su Gobierno se corre el riesgo de provocar una crisis de confianza global contra los activos estadounidenses.
Pocos traders se dan cuenta de cuán importante es la entrada de capital global en los mercados de acciones y bonos de Estados Unidos. Ha impulsado la rentabilidad de los inversores en las últimas décadas. Las grandes y recurrentes entradas de capital al país han permitido a la Reserva Federal (o Fed, el banco central estadounidense) ejecutar una política monetaria muy flexible sin tener que ofrecer a los acreedores extranjeros un incentivo en las tasas de interés para permanecer en Estados Unidos.
El problema es que, si los acreedores extranjeros perdieran repentinamente la fe en el Gobierno y los derechos de propiedad estadounidenses, muchos venderían y repatriarían su capital.
Un escenario de fuga de capitales impulsaría los rendimientos de los bonos del Tesoro y enviaría tanto al índice S&P 500 como al dólar a la baja, todo al mismo tiempo. La Fed respondería inflando aún más su balance, comprando los activos que venden en el resto de mundo y, por lo tanto, exacerbaría la debilidad del dólar.
En este escenario extremo, que tiene una probabilidad tremendamente alta bajo el mandato de Biden, los precios del oro y de la plata podrían entrar en repuntes casi verticales prácticamente de la noche a la mañana.
La mejor manera de enfrentar los tiempos turbulentos que se aproximan es aumentar tus asignaciones al efectivo, reducir tu exposición a acciones y asegurarte de tener alrededor del 10% de tus activos de inversión en oro, plata o acciones de mineras de oro.
Recuerda: lo que ocurre en la primera economía mundial repercute en todo el mundo, afectando tus inversiones y tus finanzas. Tienes tiempo de prepararte para lo que viene.
Buena suerte.
Saludos,
Jim Rickards
Para El Inversor Diario
Abogado y economista. Fue asesor de la CIA y el Pentágono y hoy es uno de los analistas financieros más leídos en Estados Unidos. Cuenta con 35 años de experiencia analizando exitosamente el contexto macroeconómico global. Gracias a una alianza con Agora Financial de Estados unidos, en Inversor Global es editor para Inteligencia Estratégica.
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