La tecnología blockchain ha permitido una nueva forma de identificación que permanece bajo el control de cada persona sin revelar datos privados a terceros. Hoy te contaré cómo funcionan las identidades descentralizadas (DID) y por qué podrían ser el futuro de la identificación personal.
La preocupación e interés por la seguridad de nuestros datos privados está cada vez más presente en nuestro día a día.
Grandes empresas controlan nuestra información privada y parece que dependemos de estas mismas organizaciones para todo.
Ante esta situación,a través de la tecnología blockchain, se han hecho diferentes propuestas que pretenden devolver la identidad a quien verdaderamente le pertenece: al individuo.
Este tipo de proyectos parten de la idea de la identidad soberana (self-sovereign) y se relacionan con las organizaciones DeFi de las que hemos hablado anteriormente. Tienen como objetivo solucionar problemas que han surgido con la identidad individual dentro de una sociedad centralizada.
Uno de los factores que más ha influido en que los usuarios quieran migrar a un modelo de identidad descentralizada es la falta de seguridad en Internet, aceptamos cookies a diario y compartimos información sin darnos cuenta.
El caso más famoso es el de Cambridge Analytica y Facebook en 2016.
Todo comenzó con lo que parecía un inocente test de personalidad en Facebook y el asunto derivó en acusaciones de robo de datos, interferencia política y chantaje.
Las acciones de Facebook cayeron un 8% luego del escándalo de Cambridge Analytica
Fuente: Yahoo Finance
Este escándalo confirmó algo que ya se pensaba: los datos que facilitamos a empresas y gobiernos centralizados no están seguros, ojos interesados pueden robarlos, venderlos o usarlos en nuestra contra.
Por esto surgieron proyectos cripto, como el de Monero o ZCash que persiguen el anonimato de transacciones y buscan proteger la identidad de los usuarios.
Fuente: Getmonero.org
En la búsqueda de las identidades descentralizadas se han descubierto protocolos que podrían ayudar a dar el siguiente paso, lejos de la centralización gubernamental.
Uno de estos es la prueba del conocimiento ceroi (zero-knowledge proof), un conjunto de herramientas que permiten validar que una información es verdadera sin necesidad de exponer los datos que lo demuestran.
En el ámbito académico se emplea habitualmente un sencillo ejemplo para ilustrar la lógica que sustenta el algoritmo criptográfico que hace posible esta tecnología: ‘La cueva de Alí Babá’.
Imagina a dos personajes, Alice y Bob, que se encuentran a las puertas de una cueva que tiene dos entradas distintas por dos caminos separados (A y B). En el interior de la cueva hay una puerta que comunica ambos caminos, pero solo puede abrirse con una clave secreta.
Bob (el ‘probador’) posee esta clave y Alice (la ‘verificadora’) quiere comprarla, pero antes quiere estar segura de que Bob no miente.
Fuente: BBVA
Para que Bob pueda demostrar que tiene la clave sin tener revelarla hacen lo siguiente: Alice espera fuera de la cueva y Bob entra al azar por uno de los dos caminos. Una vez dentro, Alice llama a Bob y le pide que salga por uno de los dos caminos. Como Bob tiene la clave secreta, será capaz de volver siempre por el camino que Alice le pida, ya sea A o B.
Alice puede pensar que esto ha sido cuestión de suerte: había un 50% de posibilidades de que ambos hubieran elegido el mismo camino. No obstante, si se realiza este ejercicio múltiples veces, la probabilidad de que Bob salga por el camino señalado por Alice sin tener la clave se va reduciendo progresivamente, hasta ser prácticamente imposible.
Entonces, si Bob sale un número suficiente de veces por el camino indicado, ha demostrado inequívocamente a Alice la veracidad de su afirmación: tiene la clave secreta. Y para ello no ha hecho falta compartir la clave.
Este ejemplo nos sirve para ver cómo podemos demostrar que ciertos datos son verdaderos sin compartirlos con un tercero.
Con este tipo de protocolos, la privacidad de las identidades descentralizadas (DID) se ha vuelto una realidad.
Si tomas por ejemplo los NFTs (Tokens No Fungibles), estos tokens tienen características únicas, irrepetibles y están respaldados en un registro público, abierto, verificable y seguro como la blockchain. Tiene sentido, entonces, que en un futuro tu identidad, el voto que emitas en las elecciones o el título de tu auto sean NFTs.
Ya se desarrollan proyectos que ofrecen una identidad única. Uno de estos es Universal Basic Income o UBI (Renta básica universal), un protocolo basado en smart contracts de la blockchain de Ethereum.
El proyecto es llevado a cabo por Democracy Earth y Kleros. Este permite a cualquier persona del mundo obtener una renta básica universal que ahora mismo es de un UBI diario (USD 0,25 al momento de escribir esa nota ).
Fuente: proofofhumanity.id
Para ello debes registrarte y seguir un protocolo para probar que efectivamente existes. En este proceso de registro no debes proporcionar ningún dato que no desees revelar, ni siquiera tu nombre, por lo que adquieres una identidad descentralizada ligada a una wallet a donde recibirás tu renta básica universal.
Las finanzas descentralizadas también se verían beneficiadas con una propuesta como la de Ontology. Esta ofrece a sus usuarios una vista de 360° grados de todos sus activos digitales en todas las carteras a través de un panel unificado.
Viene con un sistema de puntuación de crédito descentralizado que es interoperable con otras blockchains, lo que significa que los prestamistas pueden verificar que los usuarios son solventes y tienen suficientes activos para cubrir el valor de un préstamo.
Un millón y medio de personas ya usan ONT ID.
Fuente: Ontology.
Por último, tenemos las redes sociales y las compras en línea. Estas plataformas piden de forma reiterada cierta información para facilitar pagos, envíos o personalización de perfiles en línea.
Como un DID puede contener esa información, un comprador puede entregar este identificador descentralizado del cual el comerciante puede obtener la información requerida.
El usuario puede decidir qué tanto de su información compartir dependiendo de la necesidad. Lo mismo sucede a la hora de conectar con otros individuos o empresas, en las redes sociales podremos utilizar nuestro DID y compartir sólo lo necesario, creando un enlace de por vida que ningún tercero puede romper.
En este sentido, Twitter ya planteó la idea de que los usuarios den “propinas” en bitcoin a sus tuiteros favoritos. Un medio de pago descentralizado en sí mismo y que podría ser el comienzo de algo más cercano a la tecnología blockchain.
Fuente: Twitter.
De esta manera, las propuestas de una nueva identidad para cada individuo que no dependa de instituciones centralizadas van surgiendo en el ecosistema blockchain..
Y, si bien algunas se están desarrollando con mayor éxito que otras, lo más notable es que ya existen y que situaciones como las de Cambridge Analytica han marcado un antes y un después entre lo que la gente necesita y lo que obtiene.
Las identidades descentralizadas han llegado para cubrir esa necesidad, y podrían ser el futuro de la identificación personal.
Hablamos pronto.
Buenas inversiones.
Iñaki es un inversor y educador argentino con una especialización en tecnologías emergentes de la Universidad de Oxford. Pasó más de una década asesorando empresas en cuanto a la innovación de sus productos. Y desde hace cuatro años, Iñaki se ha dedicado de lleno al mundo de la tecnología blockchain, la misma que respalda a la mayoría de las criptomonedas del mercado.
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