No es difícil comprender el futuro, lo complejo es tener la visión para transformarlo. Eso es lo que está haciendo blockchain con los sistemas digitales y los gigantes de la big data actuales se encuentran en problemas. Hoy te explico qué es blockchain y por qué es la clave tecnológica de las próximas décadas.
Si hablo de criptomonedas, es posible que la mayoría de las personas sepan algo de lo que estoy diciendo. “Bitcoin” ya no es una palabra extraña.
Sin embargo, las cosas se enredan un poco cuando se menciona “Blockchain”. Casi nadie sabrá bien qué es, algunos lo habrán oído nombrar, pero la mayoría no sabe bien cómo se vincula con cripto.
Y aquí voy a acabar con eso. Porque, verás, blockchain es el verdadero valor detrás de las criptomonedas.
Blockchain, la tecnología que genera las criptomonedas, pero que a la vez depende de ellas para funcionar.
Y será el soporte del mundo digital de las próximas décadas.
Déjame explicarte por qué.
Blockchain significa “cadena de bloques”. ¿Qué son esos bloques encadenados? información, datos que se registran a alta velocidad y todo el tiempo. Cada blockchain registra diferentes datos.
Pero… ¿ quién registra estos datos?, ¿dónde existe una blockchain? En una red abierta y global de servidores interconectados (algunos, tan pequeños como teléfonos móviles y otros tan grandes como granjas).
Estos servidores (nodos) son por naturaleza anónimos (pueden darse a conocer por decisión propia, como conocidas empresas de “minería” de la blockchain de bitcoin).
Y como la información se registra y se valida a alta velocidad en todos ellos, ninguno puede alterarla por decisión propia.
Para alterar un dato registrado en una blockchain, se deben intervenir, al mismo tiempo, el 51% de esos servidores (“nodos”) anónimos, no rastreables. A esto se llama descentralización, porque no existe un actor central (como un gobierno, un banco o una empresa) que puedan intervenirlo.
Y es por eso que se dice que es la tecnología de datos más segura que se ha inventado.
Pero además, toda esta información está encriptada hasta el momento de su registro, con lo que es imposible de rastrear y modificar antes de ingresar a la blockchain.
Una vez registrada, la información es pública y anónima a la vez.
Cualquiera puede acceder a ella y rastrearla, pero es imposible saber con certeza a quién pertenece.
Porque cuando registras una cuenta en una blockchain, no se requiere ninguno de tus datos. Tu cuenta es en realidad un código digital, para el que nunca hizo falta que ingreses tu nombre, tu usuario de ninguna red ni mayor información personal.
Entonces… estamos viendo un sistema digital de información inalterable, público y a la vez anónimo.
Además de todo esto, con el avance tecnológico se incorporó la capacidad de crear programas (aplicaciones descentralizadas) de servicios que interactúen con estos datos.
Tal vez eso no signifique demasiado si te lo digo así. Pero observa esto, algo a lo que estarás habituado:
Hoy, la mayoría de tu vida digital (tus correos, tus fotos, tu contacto con tu hospital, con tu banco, lo que lees, lo que publicas, lo que miras, los lugares que visitas…) está siendo registrada por empresas.
Según ellas mismas comentan, con objetivos comerciales: conociendo tus intereses y tus hábitos a fondo, pueden ofrecerte productos y servicios hechos prácticamente a tu medida.
Bueno, puede fallar:
Fuente: Infobae 2018
Blockchain es una tecnología creada que permite privacidad, libertad y seguridad, tres características cada vez más demandadas en el mundo actual de la “big data”, donde compañías en las que no intervienes tienen acceso a información tuya que, posiblemente, ni siquiera conoces.
Fuente: La tercera
Blockchain es una tecnología que permite “eliminar al intermediario”.
Tu información, en lugar de estar en los servidores privados de una empresa, se encuentran registrados en una red pública sin que nadie pueda identificar qué pertenece a quién.
Puedes administrar tu dinero y acceder a servicios financieros sin un banco. Puedes acceder a una red social (SocialFi) sin que una empresa se apodere de tus datos. Y podrás hacer todo lo que haces hoy en internet, pero sin que tu información sea compartida más que con quien tú autorices a hacerlo, sin quedar obligado a dar tus datos a nadie.
Eso es lo que se llama Web 3 y que está en desarrollo hoy… Pero eso ya es para otra columna.
Utilizar estos equipos requiere un trabajo. Hay que programarlos, mantenerlos, además consumen energía… ¿qué reciben a cambio estos nodos?, ¿por qué alguien aporta equipos y trabajo a una blockchain?
Y aquí está la clave: cada vez que un nodo registra uno de estos “bloques” de información, la propia blockchain crea una cierta cantidad de activos digitales que son depositados en su cuenta blockchain.
Esto son las criptomonedas, como bitcoin o ethereum.
Ahora, un paso más… ¿por qué tienen demanda? ¿por qué, una vez emitidas, hay gente que decide pagar dinero por esas criptomonedas?
Porque, cada vez que operas con una blockchain (para hacer una transacción, una transferencia, utilizar una aplicación descentralizada…) debes pagar una comisión (fee) con esa misma criptomoneda.
Y lo mejor, ¡hay infinidad de formas de generar criptomonedas! Existen los rendimientos pasivos, el aporte de trabajo (las actividades earn dentro de cripto), el staking, las opciones de DeFi…
Observa el siguiente gráfico, que describe la adopción tecnológica en hogares:
Fuente: Our world in data
Como puedes ver, una vez lanzada una tecnología de uso masivo, tiene un fuerte proceso de adopción y luego una meseta, donde cada vez hay menos usuarios nuevos.
Este es el gráfico de emisión de bitcoin:
La línea azul muestra el ritmo de emisión de nuevos bitcoins. De hecho, a la fecha ya se emitieron el 92,76% de todos los bitcoins que van a existir:
Eso significa que, en el próximo siglo, mientras solo queda el 7,24% de bitcoins por emitir, los nuevos usuarios que lleguen deberán disputar los precios de un bien verdaderamente escaso.
Ten esto presente la próxima vez que alguien te diga que “las criptomonedas no tienen futuro”.
Esto es todo por ahora.
Iñaki es un inversor y educador argentino con una especialización en tecnologías emergentes de la Universidad de Oxford. Pasó más de una década asesorando empresas en cuanto a la innovación de sus productos. Y desde hace cuatro años, Iñaki se ha dedicado de lleno al mundo de la tecnología blockchain, la misma que respalda a la mayoría de las criptomonedas del mercado.
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