Aunque la economía de Estados Unidos sigue dando señales positivas, el mercado luce peligrosamente optimista. Aquí te explico por qué conviene tomar recaudos, sin caer en el error del “market timing”.
Alex Green
En la columna del martes pasado señalé que el mercado accionario luce excesivamente optimista y sugerí a los lectores volver sus portafolios un poco más conservadores.
(Si quieres revisarla puedes hacerlo con un clic acá.)
Ahora, quiero aclarar que esto no tiene nada que ver con el hecho de que el mercado haya alcanzado recientemente nuevos máximos históricos.
De hecho, eso es una confirmación de que están ocurriendo cosas positivas.
Después de todo, la economía de Estados Unidos crece a un ritmo anual del 3%.
La inflación sigue algo elevada, pero ha bajado considerablemente desde su máximo de hace tres años.
Ahora la Reserva Federal se prepara para recortar las tasas de interés en su reunión de septiembre y las ganancias corporativas del segundo trimestre han superado las expectativas.
Además, las preocupaciones sobre una guerra comercial derivada de los aranceles del presidente Donald Trump resultaron ser prematuras.
Y la ley “One Big Beautiful Bill” ha hecho permanentes los recortes impositivos de 2017.
Todos estos son desarrollos positivos, y no sorprende que las acciones estén teniendo un buen desempeño.
Entonces, ¿por qué digo que el mercado está sobrecalentado?
Porque el sentimiento inversor es extremadamente alcista, las valuaciones están cerca de niveles récord y ha habido un aumento notable en la actividad de trading de alto riesgo.
(Créeme: la mayoría de los inversores no quiere tener nada que ver con acciones meme, criptomonedas u opciones de vencimiento inmediato cuando llega un mercado bajista).
¿Significa esto que los inversores deben vender todo y refugiarse en efectivo?
Por supuesto que no. Eso sería hacer “market timing”… y no funciona.
Para empezar, siempre existe la posibilidad de que estemos equivocados respecto a una corrección inminente.
Las acciones pueden parecer caras y seguir subiendo (rara vez un mercado bajista comienza solo porque las valuaciones son elevadas).
O bien, si las ganancias corporativas aumentan con fuerza, las acciones pueden subir mientras sus múltiplos se reducen.
(Por ejemplo, una empresa que cotiza a 30 veces ganancias y luego las duplica, pasa a cotizar a solo 15 veces).
El gran riesgo es que salgas del mercado… y que este siga subiendo sin ti.
Entonces tienes que decidir si vuelves a entrar.
Después de todo, ya te perdiste el rally. ¿Y si compras justo antes de una corrección?
Por eso, refugiarse en efectivo es demasiado riesgoso… y también innecesario.
Qué hacer en esta coyuntura
Hay muchas otras formas de volver tu portafolio más conservador.
Por ejemplo, puedes ajustar tu asignación de activos.
Mira tu cartera como un todo. Evalúa cuánto tienes en acciones frente a bonos. Una proporción 60/40 representa un riesgo moderado. Un 80/20 es agresivo. Y un 20/80 es conservador. Cualquier cambio que aumente tu exposición a bonos mientras reduces la de acciones, hará que tu portafolio sea menos volátil.
También puedes rotar hacia clases de activos menos costosas. Actualmente, las acciones de valor están más baratas que las de crecimiento; las de pequeña capitalización, más que las grandes; y las acciones de fuera de Estados Unidos, más que las “locales”: sobreponderar estos activos rezagados puede no solo reducir el riesgo, sino también mejorar tus retornos futuros.
Otra opción es ajustar los “stops” dinámicos. Mi estrategia apunta a recomendar un “stop loss” del 25% para la mayoría de las acciones individuales. Esto protege tanto tus ganancias como tu capital. Si el mercado sigue subiendo, mantienes tus posiciones y elevas los stops para asegurar beneficios. Si una acción se da vuelta y comienza a caer, estás cubierto. En un mercado tan optimista como el actual, tiene sentido endurecer un poco esos stops (por ejemplo, usar uno del 15% en lugar del 25%). Así conservas más ganancias en una baja… o limitas las pérdidas.
Estos ajustes te permiten seguir aprovechando el mercado si continúa al alza, pero también protegen tu portafolio si cambia la tendencia.
Eso es, sencillamente, una buena gestión financiera.
¿Por qué? Porque nadie sabe con certeza qué hará el mercado.
Quienes creen que pueden leer las hojas del té o la borra del café suelen llevarse una sorpresa desagradable.
No solo porque se equivocan… sino porque sus carteras lo sufren.
Recuerda: el objetivo es ganar tanto como puedas cuando el mercado sube… y perder lo menos posible cuando baja.
Porque eventualmente, siempre baja.
Y no hay razón para temer eso, por cierto. Los mercados bajistas siguen a los alcistas del mismo modo que la noche sigue al día.
(Y está bien: siempre hay un nuevo mercado alcista tras el próximo bajista).
La diferencia, claro, es que la noche llega de forma predecible. El próximo mercado bajista, no.
Por eso hay que prepararse con anticipación.
Invierte con inteligencia.
Por Alex Green
Para Zoom de Mercado
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