En minutos se conocerá el IPC de julio, el indicador que la Fed sigue con lupa y que puede redefinir las tasas para septiembre. En medio de la presión inédita de Trump para recortar drásticamente, una sorpresa al alza o a la baja podría desatar movimientos violentos en dólar, bonos, acciones y criptos. Te contamos cómo leerlo y operar sin quedar atrapado.
Atentos atentos que hoy a las 8:30 hora de Nueva York el U.S. Bureau of Labor Statistics publicará el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio —incluyendo la lectura subyacente (core CPI) mensual y anual—, el mismo dato que la Fed mira con lupa cuando evalúa su postura de tasas.
Esta publicación no es un dato cualquiera: es la puerta de entrada a una semana en la que los precios, las expectativas sobre los recortes y la política se mezclan de forma excepcional.
Lo que hace que este IPC sea especialmente riesgoso es el contexto. La Reserva Federal mantiene la tasa objetivo en un rango de 4,25% – 4,50% tras su reunión de julio, donde hubo dos votos en disidencia —Michelle Bowman y Christopher Waller— que preferían bajar la tasa antes.
Esa división interna y la insistente retórica pública del presidente Donald Trump, que ha exigido recortes drásticos, convierten a este número en un detonador potencial de volatilidad.
Los mercados ya están tasando probabilidades: las curvas de futuros implican una alta probabilidad (por encima del 80%) de un recorte de 25 puntos básicos en la reunión de septiembre, pero esa expectativa es exactamente lo que el IPC puede confirmar o dinamitar en horas.
Si la lectura sorprende al alza, las expectativas de recorte pueden evaporarse; si sorprende a la baja, el mercado podría acelerar las apuestas por flexibilización.
El IPC mide la evolución de los precios que pagan los consumidores. La versión “subyacente” excluye alimentos y energía y es la referencia que la Fed valora más para medir la inflación subyacente. Si la inflación subyacente muestra aceleración, la Fed tendrá menos margen para recortar; si se desacelera, el argumento en favor de una política más acomodaticia gana fuerza.
Pero hay un motivo adicional: la política.
En este ciclo la Fed ya no actúa en un vacío institucional. Las presiones públicas del presidente y la rotación de figuras en el entorno de la Reserva hacen que el balance entre credibilidad técnica e incentivo político sea más delicado. Por eso, un IPC “fuerte” no solo influye en tasas y bonos: también alimenta debates políticos que, a su vez, retroalimentan al mercado.
1) IPC más alto de lo esperado
Si el dato de julio sale sorpresivamente alto (por ejemplo, core CPI mayor al consenso), el efecto inmediato sería confirmar la necesidad de mantener o incluso retrasar recortes. Eso podría fortalecer al dólar, empujar al alza los rendimientos (tasas reales más altas) y presionar a las acciones, especialmente aquellas más sensibles a tasas y valoración (crecimiento/tecnológicas).
Oro y activos refugio podrían bajar. Además, el revés comunicacional amplificaría la presión política sobre Powell, aumentando incertidumbre institucional.
2) IPC en línea con expectativas (dato “neutro”)
Un número que “cumple” puede generar un primer movimiento limitado y mucha indecisión. En estos casos suele predominar la volatilidad intradía mientras los traders buscan otras pistas (minutas, confianza, datos laborales) para decidir la dirección.
El mercado podría mantener las probabilidades actuales para septiembre, con movimientos más contenidos y rotaciones sectoriales puntuales.
3) IPC más bajo de lo esperado
Una sorpresa a la baja contraría los argumentos hawkish y abre la puerta real a un recorte en septiembre. En ese escenario, los activos de riesgo (acciones, criptos) suelen reaccionar al alza, el dólar se debilita y el oro sube como alternativa.
También aumentan las entradas a bonos por expectativas de bajar tasas, llevando a caída en rendimientos. Pero ojo: si la reacción es demasiado rápida, los rebotes pueden ser seguidos por correcciones cuando los traders reevalúen la sostenibilidad del impulso.
Antes del dato — checklist mínimo
Durante la publicación (8:30 AM ET)
Después del dato
La lista es larga: falsos rompimientos, liquidez reducida, ampliación de spreads, reversiones rápidas, y —en este contexto— una capa adicional de riesgo político que puede provocar movimientos de mercado impredecibles.
Para mitigar: reducir tamaño, utilizar stops, preferir instrumentos líquidos (ETFs grandes, pares Forex principales), y considerar la protección con opciones.
Este IPC de julio no es un número más del calendario: llega en un momento en que la credibilidad de la Fed y la política monetaria están bajo presión pública e institucional. Si el IPC confirma una inflación persistente, la Fed podrá justificar su cautela. Si sorprende a la baja, el mapa de riesgos y oportunidades se reconfigura en minutos.
Operar estos eventos exige más que habilidad técnica: requiere disciplina, gestión de riesgo y la humildad de saber cuándo no tomar partida. Para quien esté atento y ordenado, la semana que viene tendrá operaciones.
Para quien improvise, puede convertirse en una lección costosa.
Buen trading,
Alexandra Perdomo
Managing Editor de Inversor Global
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