En las últimas tres décadas, el número de millonarios en Estados Unidos se multiplicó casi por quince. Más allá de herencias o golpes de suerte, hay un patrón claro en quienes lo lograron: decisiones simples, consistentes y a largo plazo. En esta columna, Alex Green explica cuáles son y por qué siguen funcionando, incluso en un mundo donde un millón de dólares ya no significa lo mismo que antes.
Por Alexander Green
Hace treinta años, el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS) contabilizaba 1,6 millones de estadounidenses con un patrimonio neto de un millón de dólares o más.
En 2024, UBS —utilizando datos de varias fuentes— estimó que esa cifra alcanzó los 23,8 millones, casi quince veces más.
¿Qué explica el aumento de personas comunes con un patrimonio de siete cifras, algo que antes parecía reservado a CEOs y grandes celebridades?
Tres factores principales: el alza de los precios de la vivienda, el incremento de las cotizaciones bursátiles y la inflación constante.
Veamos cada uno de ellos y qué debes hacer —si aún no lo hiciste— para alcanzar tu propia independencia financiera con un alto patrimonio.
Comencemos por lo básico…
En toda mi vida, mi padre me dio un solo consejo de inversión.
Cuando yo tenía 22 años, me dijo: “Hijo, si planeas quedarte en esta ciudad, compra una casa en lugar de alquilar”.
No tiene sentido tirar dinero en alquiler —que construye el patrimonio de tu arrendador y no el tuyo— a menos que tu trabajo (o tu estilo de vida) te obligue a mudarte con frecuencia.
Eso es exactamente lo que hicieron la mayoría de los millonarios estadounidenses: ser propietarios de viviendas.
Se beneficiaron del aumento de los precios inmobiliarios, mientras que los inquilinos vieron cómo la vivienda se volvía cada vez más inaccesible, sobre todo cuando las tasas de interés empezaron a subir hace algunos años.
La otra decisión común en estos hogares millonarios fue invertir en acciones.
Ninguna otra clase de activo ha superado, a largo plazo, a una cartera diversificada de acciones.
Quienes evitaron el riesgo —poniendo su dinero únicamente en cuentas de money market, certificados de depósito o bonos— obtuvieron retornos mucho menores.
Claro, con poca o nula volatilidad dormían tranquilos… pero quizás no tengan una jubilación tranquila si el dinero empieza a escasear.
Quienes compraron una casa, invirtieron regularmente en acciones —en un plan de ahorro previsional o de otra forma— y mantuvieron esas inversiones durante 20 años o más, casi con seguridad ya tienen un patrimonio millonario… o están muy cerca de lograrlo.
Si hiciste esto, probablemente sientas orgullo: con trabajo, disciplina y sacrificio aseguraste el futuro financiero de tu familia.
The Washington Post lo ve distinto.
En su edición del domingo pasado, acusaron a los millonarios —en un artículo, no un editorial— de ampliar “la brecha entre ricos y pobres”.
Ni una palabra sobre quienes no trabajan, no ahorran, no invierten o no dejan de gastar.
Eso dañaría la narrativa de victimismo (en el Post, la responsabilidad personal parece ser un tema prohibido).
Ahora bien, un millón de dólares ya no es lo que solía ser.
Cuando yo era joven, “millonario” era sinónimo de riqueza.
Hoy es un número bonito y redondo… pero muchas veces es solo una etapa del camino, no el destino final.
En parte, esto se debe a la inflación. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, hoy se necesitan 2,1 millones de dólares para igualar el poder adquisitivo de un millón en 1995.
La mayoría de los estadounidenses entiende que un millón —aunque sin duda da comodidad— no garantiza una vida de ocio.
Según la encuesta anual de Charles Schwab a participantes de planes 401(k), el principal medio de ahorro previsional en Estados Unidos, el “número mágico” ahora es de 1,6 millones de dólares.
Es lo que la mayoría cree que necesita para retirarse. Y aun así, no daría para un retiro lujoso.
Invertidos en bonos del Tesoro a 10 años, esos 1,6 millones generarían unos 67.200 dólares al año a tasas actuales… o unos 4.200 dólares mensuales después de impuestos federales y estatales.
Si en cambio se colocaran en un fondo indexado al S&P 500 y este rindiera su promedio histórico a largo plazo, producirían alrededor de 160.000 dólares al año, es decir, 9.625 dólares mensuales después de impuestos a las ganancias de capital.
Y recuerda: para gastar, debes vender parte de tus posiciones, lo que implica tributar esas ganancias.
Por supuesto, la mayoría cree que los ricos no pagan lo suficiente, así que prepárate para ser “exprimido” y criticado año tras año (¡bienvenido al club!).
Claro que podrías gastar más retirando capital, pero eso reduciría tus futuros retornos y, según tus hábitos de gasto, podrías agotar todo el principal, especialmente ahora que la gente vive más tiempo.
Porque el rendimiento de cero siempre es cero…
Por eso, la apuesta más segura es ahorrar lo máximo posible, empezando cuanto antes, y generar el mayor rendimiento posible durante el mayor tiempo posible.
Es la vía segura para alcanzar tus metas financieras y asegurarte de que tus dependientes siempre tengan lo necesario.
Alexander Green
Para Zoom de Mercado
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