¿Para qué sirven los acuerdos comerciales?

96% de los economistas del mundo apoyan el libre comercio.

La semana pasada Macri pateó el tablero político local al anunciar que, tras 20 años de negociaciones, el Mercosur y la Unión Europea habían firmado un acuerdo de libre comercio.

La firma cierra un excelente mes para el gobierno. Si se miran los datos financieros, en junio hubo dólar en baja, cayó el riesgo país y las acciones argentinas treparon hasta 30% en dólares. Esta sensación de mejora económica, sumada a la idea de que Argentina sigue “integrándose al mundo”, aumenta de manera directa la imagen de Macri.

Es decir, le da más chances en las elecciones, lo que a su vez también refuerza las perspectivas para la economía.

Curiosamente, el candidato a presidente Alberto Fernández dijo en Twitter que “no quedaban claros los beneficios” de lo firmado. Digo curiosamente porque la candidata a vicepresidente, CFK, en 2014 se mostraba muy esperanzada con una posible firma de este mismo tratado.

Como sea, las críticas se hicieron oír. Pino Solanas, por ejemplo, sostuvo que el acuerdo “confirma una política que vulnera nuestra producción y soberanía económica, atándonos a carros ajenos en una época de turbulencia.”

¿Tiene algún asidero lo que dicen?

Los economistas y el libre comercio

El debate sobre el proteccionismo o el libre cambio no es nuevo. En 1776 Adam Smith escribió su obra magna dedicando gran parte de ella a criticar a los pensadores mercantilistas, que querían poner todo tipo de barreras al ingreso de productos extranjeros.

No obstante, con el paso del tiempo, ha aparecido un rotundo consenso acerca de los beneficios de que los países comercien libremente con otros.

De acuerdo con la Iniciativa para los Mercados Globales, un centro de estudios que funciona dentro de la Universidad de Chicago, entre los economistas más destacados de Estados Unidos 96% afirma estar “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con la siguiente frase: 

Un comercio más libre mejora la eficiencia productiva y ofrece a los consumidores mejores opciones, y, a largo plazo, estas ganancias son mucho mayores que cualquier efecto adverso en el empleo. 

Las respuestas no se deben a que la Universidad de Chicago sea liberal. De hecho, el espectro de economistas consultado es diverso en cuanto a su ideología y suele discrepar en numerosas cuestiones que se preguntan semana tras semana. Sin embargo, en este punto hay un acuerdo clarísimo.

Ahora bien: ¿si abrirse al comercio es bueno dado que baja los precios de las importaciones y genera mayor competencia, por qué firmar tratados internacionales? 

¿No sería más sencillo declarar la apertura unilateral y listo?

Es la política

El argumento a favor de firmar acuerdos de libre comercio en lugar de simplemente reducir barreras arancelarias y trabas burocráticas es más político que económico.

En primer lugar, porque si el gobierno declarara una apertura unilateral, eso mejoraría a consumidores y empresas necesitadas de insumos importados, pero generaría costos para algunas empresas o sectores que deben competir con productos traídos del extranjero.

Esos sectores, beneficiados directamente del proteccionismo, harán lobby para frenar la apertura y, producto de la falta de organización, no serán contrapesados por ningún otro grupo de interés. 

Es decir, por lo que los economistas llaman el problema de la acción colectiva, a un consumidor individual le resultaría muy costoso ponerse al hombro la tarea de luchar contra las trabas arancelarias. Sin embargo, a una empresa o industria bien organizada, hacer lobby para conseguir prebendas le resulta muy beneficioso.

Firmar un acuerdo comercial rompe con esta dinámica. Es que en la medida que la reducción de aranceles locales se da en conjunto con la reducción de aranceles en otros mercados, a los lobistas en favor del proteccionismo se contraponen los lobistas a favor de la exportación. El grupo de exportadores ahora se beneficia de los nuevos mercados que se abren, por lo que sirven de contrapeso.

Políticamente, la puja ya no es tan desbalanceada.

Teoría de Juegos

En su manual de Economía Internacional, el premio nobel de economía Paul Krugman plantea otro motivo por el cual políticamente es más viable realizar acuerdos comerciales que ir por la apertura unilateral.

Para ello, nos propone el siguiente “juego” en donde dos países tienen que decidirse por el libre comercio o por el proteccionismo.

Mercosur Unión Europea
Libre Comercio Proteccionismo
Libre Comercio 10 / 10 -10 / 20
Proteccionismo 20 / -10 -5 / -5

 

Lo que se ve en la grilla es una matriz de decisión para ambos bloques comerciales. Se indica aquí que si el Mercosur elige el libre comercio, entonces “ganará 10” en la medida que la Unión Europea elija lo mismo, pero “perderá 10” si la Unión Europea se protege.

La idea detrás de esta matriz es que, si ambos se abren, las empresas de los bloques se benefician, mientras que si solo uno se abre, las empresas del país que se abre se perjudican, porque reciben la competencia importadora sin el beneficio de exportar a nuevos mercados.

Por último, si ambos eligen el proteccionismo, ambos pierden.

La “Teoría de Juegos” indica aquí que si cualquiera de los dos países tiene que tomar una decisión sin saber qué hará el otro país, entonces la mejor decisión será el proteccionismo. 

(Esto surge de promediar los resultados derivados de cada decisión. Se observa que el Libre Comercio reporta una ganancia esperada de 0, mientras que el proteccionismo ofrece una de 7,5). 

El problema es que si ambos toman esta decisión, los dos pierden producto de una “guerra comercial”. 

Aceptando este análisis, entonces tiene sentido que los bloques conversen y tomen una decisión conjunta, que implique aperturas de ambos lados. Es decir, tiene sentido que firmen un Acuerdo de Libre Comercio.

Buena noticia

En conclusión, los acuerdos comerciales se firman porque es más fácil políticamente abrirse al mundo de esta forma que simplemente decretándolo de manera unilateral.

En cuanto al tratado firmado esta semana, se espera que el Mercosur liberalice el 91% de las importaciones de la Unión Europea, a cambio de una liberalización del 92% de las importaciones que lleguen a Europa desde el Mercosur.

Obviamente, esto se dará en un período muy prolongado de tiempo que irá entre los 10 y los 15 años. Además, tendrá que ser aprobado por aproximadamente 30 parlamentos diferentes.

Es decir, aún queda un largo camino por recorrer y muchos detalles que analizar. 

Pero, a priori, el acuerdo es una buena noticia. Nuestro país es uno de los más cerrados al comercio de todo el mundo. Era hora de empezar a cambiar.

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