Los hechos
Esta semana los mercados financieros mundiales recibieron una noticia atípica: por primera vez desde fines de 2008, la Reserva Federal Americana (FED) recortó los tipos de interés. Esta vez, en 25 puntos básicos, desde 2,35% a 2,10%.
Con esta medida, se le da fin al QT (‘Quantitative tightening’), que no era más que una política de endurecimiento de índole monetaria iniciada a fines de 2017.
Sin entrar en tecnicismos, básicamente era el proceso inverso a los famosos QE (‘Quantitative easing’), o sea, esos misiles monetarios que utilizó la FED para proveer de liquidez al mercado con el objetivo de intentar sacarlo de la misma crisis que dicha institución había inducido previamente con un experimento cualitativamente similar.
La sorpresa
Dado el tenor de la noticia, tomó por sorpresa a muchos ya que la economía americana, a priori, goza de muy buena salud y eso hace a este recorte algo muy inusual.
En rigor, los datos americanos no solo han sido buenos sino que, de hecho, han sido sorpresivamente buenos, lo que no se condeciría con esta política de estímulo.
Esta confusión no se resume solo a los analistas económico-financieros y gente que sigue y opera en el mercado, dado que en el comité que decidió impulsar esta medida también hubo grandes desacuerdos. Algo que también resulta altamente atípico.
Pero eso no resulta nada descabellado. En perspectiva, lo que estamos viendo es que, a una medida atípica, le procedió un proceso friccionadamente atípico.
Algo 100% esperable.
El punto es que, en mi opinión, para entender bien el por qué de esto hay que ampliar el campo de visión, no solo limitarse a la realidad americana de HOY (que es buena), sino también incluir la película de largo plazo de USA y lo que está aconteciendo en el resto del mundo.
Solo después de hacer ese ejercicio analítico es que la medida cobra sentido.
¿Cómo es esto?
Habiendo entendido esto, resulta prudente no repetir el mismo error. Las tasas deben subir en los próximos años, pero con cautela. Y lo venían haciendo, pero tal vez a un paso más acelerado del que se debía si lo que se pretende es evitar un nuevo colapso macrofinanciero.
En ese contexto es que Powell ha impulsado este primer recorte en más de una década.
El objetivo global sería normalizar, pero sin prisa. Y, a diferencia de experencias pasadas, con una mirada más holística del sistema económico y financiero global.
De todos modos cabe mencionar que, obviamente, si la cautela se torna nuevamente en un período de laxitud monetaria, eso podría traer más problemas a futuro. Esto no debería ocurrir.
Con todo, la FED tiene que salir airosa del difícil desafío que implica normalizar la economía americana y mundial, evitando continuar con el proceso de inflación de activos, al tiempo que se intenta evitar grandes cimbronazos como producto de este necesario sinceramiento.
El tiempo dirá si fue posible o no.
Mientras tanto, desde Peronia festejamos esto ya que implica menos presiones para nuestro hiperfrágil programa financiero, cuyo éxito o fracaso, literalmente, determinará la supervivencia de parte de nuestro pueblo.
Juan I. Fernández
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