Inversor Diario

¿Qué tiene que pasar para que el mercado deje de caer?

El futuro de los mercados internacionales podría estar en manos del presidente Trump y la Reserva Federal. Los pasos a seguir en el corto plazo serán clave para el comportamiento de los activos. Veamos cada una de las posibles medidas y su efecto.

 

Los mercados no tienen paz.

La última semana fue tremenda por donde se la mire. Las acciones cayeron en picada y el petróleo se derrumbó.

Esta vez el culpable no fue el Coronavirus sino la pelea entre los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El no de Rusia a reducir la producción y la decisión de Arabia Saudita de elevarla por encima de los 10 millones de barriles diarios hundió 30% el petróleo en apenas dos jornadas.

Junto con la pandemia del Coronavirus, este hecho está derribando las acciones alrededor del mundo. Sin embargo, me topé con un gráfico que me transmitió un halo de esperanza.

No de cara al futuro inmediato, sino más bien pensando en lo que nos depara dentro de uno o dos años. Ya se está especulando con que el “cisne negro” del Coronavirus fulminó el bull market que llevaba 11 años de vida.

Pero la historia nos indica que un mercado bajista no arranca con la aparición de un brote epidémico. Por el contrario, las Bolsas suelen superar las epidemias a las pocas semanas de su surgimiento.

Pasó con los brotes de cólera, ébola, gripe aviar y gripe A. Los precios de las acciones sintieron una baja inicial y se recuperaron con el paso del tiempo.

En la misma línea que los datos históricos, el gráfico del que te hablo también exhibe una primera caída y prevé un posterior repunte.

Como si el gráfico nos dijera: “Aguantá el temporal invernal que luego vienen los soleados días primaverales”.

El gráfico involucra a los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. En él vemos lo que el mercado espera que pase con el crecimiento económico estadounidense en los próximos meses y años.

 

La pipa de la paz (y la esperanza)

La curva de rendimientos de los Treasuries nos transmite información muy valiosa.

Por si no la conocés, la curva se forma uniendo en un gráfico las tasas que el Tesoro paga por sus obligaciones de deuda en los diferentes plazos que van desde un mes hasta 30 años. Así vemos cómo cambian las tasas de los bonos del Tesoro a lo largo del tiempo.

La curva puede adoptar diferentes formas. Puede ir hacia arriba o hacia abajo. Puede ser aplanada o empinada.

A la que tiene pendiente positiva se la denomina “normal”. Es la más frecuente de todas. Indica una relación lógica: a mayor plazo, mayor es el riesgo y la retribución que los bonistas piden y el Tesoro paga. La curva normal se presenta en un contexto de optimismo, en el que la economía crece vigorosamente y la inflación aumenta pero se mantiene en valores bajos.

En la vereda opuesta, está la curva invertida. Ella muestra rendimientos decrecientes de los bonos a medida que se extienden sus plazos. Se asocia a períodos de caída de las ganancias corporativas, desaceleración de la actividad económica y retrocesos de la inflación.

En el siguiente gráfico vemos los dos tipos de curvas.


Fuente: Rankia

 

Ahora que sabemos de qué se trata, veamos cómo fue variando la curva de rendimientos en las últimas semanas.

El 10 de diciembre, antes de que el Coronavirus se convirtiera en una amenazante epidemia, la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro presentaba una pendiente positiva. Eran días en los que se afirmaba el acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, que aliviaba las tensiones entre las superpotencias. Los agentes esperaban que la economía estadounidense siguiera fuerte en la creación de empleo y valor.

Abajo podés ver la curva de rendimientos del 10 de diciembre. Abarca las tasas de los títulos con plazos de un mes hasta los de 10 años.


Fuente: Inversor Global en base a datos de mercado

 

Pero todo cambió cuando el Covid-19 llegó a Europa y Estados Unidos a través de casos esporádicos y comenzó a circular libremente en Japón y Corea del Sur.

El lunes 24 de febrero, las acciones arrancaron la que terminó siendo la peor semana para las acciones desde la crisis de 2008 y el comienzo del rally de los bonos.

Ese mismo día la curva de rendimientos formó una U. Se invirtió en su tramo corto, mientras que se mantuvo normalizada en el tramo largo, en señal de que el mercado espera una desaceleración en los siguientes meses y una recuperación posterior.


Fuente: Inversor Global en base a datos de mercado

 

La forma en U de la curva se fue acentuando con el correr de los días. Especialmente, después de que la Reserva Federal sorpresivamente redujera medio punto porcentual la tasa de referencia de los Fondos Federales al rango de 1%-1,25%.

La autoridad monetaria buscó contrarrestar los efectos destructivos del Coronavirus sobre la economía estadounidense. Pero la reacción de los inversores al estímulo monetario no fue la deseada.

En lugar de llevar festejo a las Bolsas, llevó preocupación y ansiedad sobre lo que pueda pasar el próximo año. Todos los bonos del Tesoro fueron nuevamente demandados. En especial, los títulos a 3,6 y 12 de meses de plazo, que exhibieron una suba de precio y una caída de rendimientos de mayor magnitud.

La parte corta de la curva de tasas se empinó hacia abajo, mientras que el tramo largo mantuvo la pendiente positiva.

Así el lunes 9 de marzo, la curva de rendimientos de los títulos del Tesoro presentaba la forma de pipa. Fijate.


Fuente: Inversor Global en base a datos de mercado

 

De este gráfico podemos extraer que el mercado estaría esperando una brusca desaceleración económica a raíz del Coronavirus en los próximos meses y una posterior recuperación.

¿Qué puede hacer el gobierno de Estados Unidos y la Reserva Federal para que el frenazo no se concrete?

Además de difundir campañas de prevención y concientización y promover la invención de la vacuna, una disminución de los impuestos o un aumento del gasto gubernamental pueden contribuir a contener la baja del consumo y la inversión prevista para el corto plazo a raíz del Coronavirus.

Al mismo tiempo, la Fed tendría que hacer otro fuerte recorte de tasas. Una reducción de 75 puntos básicos (o tres cuartos de punto porcentual) llevaría la tasa de los Fondos Federales a la zona de los 0,25%-0,5%.

Estas dos medidas tomadas en forma conjunta harían que las tasas de cortísimo plazo bajen y las de corto-mediano y largo plazo, se mantengan o hasta lleguen a subir.

Por ende, la curva de rendimientos volvería a normalizarse y a tener la esperada pendiente positiva que transmitiría tranquilidad a los inversores y ganas de volver a tomar riesgos.

El crédito se abarataría y habría liquidez para que, por un lado, las acciones vuelvan a repuntar, y por el otro, para que no sucedan cortes en las cadenas de pagos ni sospechas de bancarrota en estos meses críticos.

Este conjunto de medidas serían provisorias, paliativas y de urgencia para contener la desaceleración económica por el Covid-19. Sería el remedio que el mercado estaría necesitando para que, en el corto plazo, afloje el miedo y vuelva el optimismo.

Una vez superada la epidemia y retomada la senda del crecimiento, con el paso del tiempo tanto las variables monetarias como las fiscales deberían volver al punto de partida.

Mientras tanto, tenemos que mantener la cautela y no apresurarnos para tomar riesgos hasta que los precios no se estabilicen y retomen la tendencia alcista.

Más que nunca rige el famoso Cash is King. Es decir, contar con dinero en efectivo para prever cualquier eventualidad y disponer de recursos para aprovechar oportunidades con descuento.

De todas maneras, no tenemos que dejar de tener en cuenta que las epidemias se evaporan con el tiempo. Y, junto con ellas, los perjuicios económicos y bursátiles. La historia nos indica que al poco tiempo de que estallan las epidemias los precios vuelven a sus niveles iniciales.

 

Hasta la semana que viene,

 

Bruno Perinelli

Para Inversor Global

 

Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.

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