El metal precioso se perfila como una de las mejores alternativas frente a la crisis.
El Covid-19 puso en jaque la economía global, provocando una gran recesión que afectó en mayor o menor medida a todos los países del mundo. La situación es complicada para todos, incluso para los países centrales, que tuvieron que adoptar políticas de contención para sus sectores productivos, poniendo el foco en la ayuda monetaria para sus ciudadanos.
El caso paradigmático sin dudas es el de Estados Unidos, que inyectó miles de millones de dólares como mecanismo para mantener el consumo interno y contrarrestar las pérdidas de las empresas que, debido a la disminución en el consumo, vieron mermada su producción.
La enorme emisión monetaria es, para algunos analistas en finanzas, una señal que genera desconfianza en los billetes estadounidenses. La divisa podría no ser el bastión fuerte que regule todas las transacciones económicas en un futuro próximo, más teniendo en cuenta el ingreso de las criptodivisas y el impacto transformador que la tecnología está generando en las finanzas.
De todas formas, este escenario se ve bastante lejano, más aún desde la perspectiva económica argentina. El dólar sigue siendo un bien muy preciado que define el valor real de los ingresos y ahorros nacionales. Con un peso débil y en constante depreciación, la adquisición de divisa extranjera es la opción más buscada tanto por las grandes empresas como por los pequeños ahorristas.
Pero con un tope de compra de 200 dólares mensuales, las alternativas para invertir en dicha moneda se encuentran muy limitadas o acarrean grandes riesgos que no todos están dispuestos a correr. Es por eso que el viraje a los metales preciosos viene posicionándose como una eficaz protección del patrimonio. La cotización del oro, además, está rondando la atractiva cifra de 1879 dólares.
Para un ahorrista puede sonar disparatada la posibilidad de conseguir el codiciado metal. Incluso hasta puede parecer antiguo o anacrónico. La realidad es que el oro siempre mantuvo un comportamiento interesante, debido a su demanda constante aún en momentos críticos.
Existen dos maneras de hacerlo, una es a través de la compra directa y otra, a partir de la adquisición de acciones correspondientes a compañías mineras, como la Barrick Gold o la empresa Newmont. También es posible invertir en fondos cotizados que replican el precio del oro de forma aproximada.
Para la primera opción, se puede comprar oro en el Banco Ciudad. La entidad ofrece un servicio de guarda, entregando al comprador un certificado por su inversión. Muchas personas, de todas formas, optan por llevarse los gramos del metal precioso a casa, con los riesgos que ello implica.
Para la segunda opción, la compra de acciones de mineras sólo puede hacerse a través de una cuenta con un broker que cotice en el mercado estadounidense. Existe la posibilidad de llegar a ellas comprando Cedears, que pueden pagarse en pesos y que cotizan al tipo de cambio del Contado con Liquidación, que actualmente ronda los $149.
Con este método, se puede comprar oro en el Banco Provincia, Banco Santander o en cualquier firma de preferencia que ofrezca una cartera de inversiones para sus usuarios. Por lo general, el trámite es muy sencillo de realizar y la operatoria puede efectuarse a través del sistema de Home Banking.
Cualquiera de las alternativas tiene sus ventajas y sus contras. Adquirir directamente una onza de oro, una moneda o un lingote conlleva el problema de su guarda y custodia, independientemente de si lo almacenan o no en el hogar. Guardar oro en un domicilio particular representa, indudablemente, invertir en métodos de vigilancia o en cajas fuertes que aseguren la protección del metal.
Por otro lado, contar con oro en formato físico dificulta un poco la capacidad de liquidez inmediata. Es necesario pasar por un proceso de venta, con todas las regulaciones pertinentes, incluyendo un precio acorde y un comprador respaldado, para obtener las divisas correspondientes para operar en cualquier mercado, ya sea interno o externo.
En cuanto a la operación en bolsa, para un pequeño o mediano inversor la única opción es la compra de Cedears por pequeñas porciones de acciones en empresas mineras, teniendo en cuenta que jamás lograron replicar con exactitud el valor real del metal y que presentan los riesgos propios de la compra de acciones empresariales, aspecto que no todo ahorrista pretende incorporar a sus decisiones financieras.
Debido al precio del oro, en la Argentina, cada vez más inversores están optando por hacerle un lugar dentro de sus finanzas. En un contexto de restricción a las divisas internacionales y de pocas posibilidades para colocar dinero en alternativas con buen retorno, adquirir unos pocos gramos del metal precioso puede contrarrestar la inflación y la pérdida del valor real del peso.
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