Inversor Diario

Tres factores clave de toda inversión

Invertir es una forma de multiplicar y proteger nuestro capital. Pero antes de decidir en qué hacerlo, debes considerar en qué consiste una inversión y cuáles se ajustan a tus parámetros y metas.

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Cuando realizamos una inversión de cualquier tipo (inmobiliaria, bolsa, renta fija, fondos de inversión, materias primas, etc.), en todas nos fijamos o pensamos en la rentabilidad que podemos llegar a obtener sobre nuestro dinero.

Esto es, “cuánto gano dependiendo de cuánto invierto”.

Sin embargo, es imposible determinar si una inversión es viable en función de nuestros objetivos sin tener en cuenta otras variables.

Toda inversión queda determinada por 3 variables clave que, cuando las analizamos de forma correcta, nos permitirán tomar una decisión óptima sobre si debemos o no realizarla.

Estas 3 variables son:

1. Rentabilidad: lógicamente, es la variable más conocida y valorada por el público en general. Aquí, el concepto de alta/media o baja rentabilidad va muy vinculado a otras variables que veremos a continuación y también al perfil de riesgo que esté dispuesto a asumir el inversor.

Generalmente, existe una relación directa entre mayor rentabilidad y mayor riesgo de la inversión. Pueden realizarse inversiones donde la rentabilidad obtenida supere el 100% de ganancias, pero en ellas el riesgo será superior.

Por lo general, las altas rentabilidades las obtenemos en mercados de renta variable (acciones) y usando derivados financieros donde, aprovechando el apalancamiento financiero, podemos llegar a multiplicar las rentabilidades obtenidas.

2. Riesgo: esta es una variable clave que siempre debes tener en cuenta. Nos permitirá saber si la relación rentabilidad/riesgo de una inversión vale la pena; en última instancia, conocer el riesgo nos ayuda a definir si debemos (o no) llevar adelante una jugada.

Por lo general, debemos valorar un ratio de 3 a 1 (tres veces la rentabilidad por una parte del riesgo). Así, por ejemplo, para una inversión con un potencial de ganancias potenciales de un 10%, debemos asumir aproximadamente un 3% de riesgo.

Cuanto mayor sea la diferencia a nuestro favor entre rentabilidad potencial y riesgo mínimo, mayor potencial tendrá la inversión en cuanto al ratio.

Pero también debemos conocer que existen otros riesgos, como el riesgo de impago, que hace referencia a la solvencia del emisor. Por ejemplo, en renta fija de bonos estatales, podemos buscar una rentabilidad baja (al ser renta fija), pero siempre teniendo en cuenta el nivel de solvencia del país.

No es lo mismo la solvencia que puede aportarnos un país como Francia o Alemania en devolvernos nuestro dinero, que Grecia. Puesto que si el país quiebra, podemos llegar a perder la totalidad de nuestra inversión, no por el riesgo de mercado, sino por el riesgo de impago y solvencia.

3. Liquidez: esta es quizás la variable menos conocida o valorada, pero no por ello menos importante.

Existen muchas inversiones cuya relación rentabilidad/riesgo puede ser muy atractiva, pero su liquidez tal vez no nos interese. El concepto de liquidez hace referencia a la facilidad para convertir una inversión en dinero. Es decir, tener la posibilidad de cerrar la inversión en cualquier momento, y valorar el tiempo y la dificultad de poder hacerlo.

Pongamos un ejemplo: en una inversión de Bolsa, si compramos acciones de compañías de alta liquidez, venderlas al mercado cuando queramos y convertir ese papel de acciones en dinero es extremadamente fácil y rápido. En cuestión de segundos, podemos convertir en liquidez dicha inversión.

Sin embargo, si nos vamos a una inversión poco líquida (una inversión inmobiliaria o un cuadro de arte), aunque la rentabilidad que ofrezca en base al riesgo entre dentro de nuestras características exigidas, puede ser que por su baja liquidez no nos resulte interesante si realizamos la inversión con la idea de que quizás necesitemos ese capital a los pocos días o semanas.

Este tipo de inversiones ilíquidas muchas veces implican buscar compradores en diversos lugares, notarios y gestiones administrativas que pueden demorar el obtener nuestro dinero de la venta por varios meses.

Es por eso que esta variable también condicionará mucho si la inversión es apta para nuestro perfil

Como puedes comprobar, no hay inversiones malas o buenas. Toda inversión tiene 3 variables a considerar, y debemos ser nosotros los que valoremos cuáles ponderan de mayor importancia en nuestra toma de decisiones.

¡Éxitos!

Alberto Chan

Para El Inversor Diario

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