Las acciones tecnológicas entraron a un período volátil, por varias razones. Esto ha sacudido las aguas de un sector que hasta ahora venía rompiendo récords. Hoy te muestro cómo seguir aprovechando estos papeles ganadores.
Estimado lector,
2022 no empezó de la mejor forma para la mayoría de los mercados.
El Dow Jones Industrial Average, índice que acumula 30 de las empresas más grandes en Estados Unidos, acumula una pérdida de 3,0% mientras escribo este reporte.
El Dow aglutina una treintena de empresas blue chip, es decir, empresas de larga data y con un tamaño considerable. Para darte una idea, McDonald’s Corporation (MCD) es una de las compañías que conforman este grupo.
Luego está el S&P 500, con las 500 acciones estadounidenses más grandes por market cap. Este índice acentúa la baja: una caída del 4,3% a la fecha.
Aquí no solo vemos blue chips del nivel de Apple (AAPL) y JPMorgan Chase (JPM), sino papeles más chicos y menos conocidos – Wynn Resorts Limited (WYNN), por dar un ejemplo.
Y cerramos el NASDAQ Composite. Casi la mitad de este índice lo componen acciones tecnológicas, muchas de ellas pequeñas empresas en proceso de crecimiento.
A la fecha, el NASDAQ reporta la baja más profunda de los tres grandes índices: una caída del 7,8% en el mismo período.
Esta situación tiene una explicación principal y no es la inflación, como se podría pensar. El problema, es el remedio para controlarla.
Los bancos centrales deben tomar medidas para combatir la inflación, pues si bien no es nociva para el mercado, el alza de precios es perjudicial para los ciudadanos.
Y ahí es donde entran en juego las tasas de interés. Recuerda que éstas pueden ser una herramienta para combatir la inflación. Incrementarlas aumenta también el “costo del dinero” oriundo del crédito, lo que baja las revoluciones de la actividad económica.
Estas medidas antiinflacionarias favorecen a las economías en general, pero dificultan las cosas para las empresas y, por ende, la Bolsa. Básicamente, cuando la inflación sube y las economías se “recalientan”, los Bancos Centrales suelen adoptar medidas contractivas para “enfriarla”.
Y en 2021, la inflación fue la palabra “de moda”, con varias economías alcanzando cifras inflacionarias que no veíamos en décadas.
En América del Norte, la Fed aseguraba que no debíamos preocuparnos ya que esta situación era transitoria. De esta manera, durante 2020 y gran parte de 2021 las tasas de interés se mantuvieron en mínimos y los mercados siguieron empujando al alza.
Esto fue gracias a las recompras de acciones de las propias empresas, la compra de bonos por parte del Tesoro estadounidense y la sensación de que una vez se resolvieran los problemas de logística, todo volvería a ser como antes.
Pero al fin la música dejó de sonar, la fiesta terminó y la realidad se impuso al discurso. La inflación llegó a las principales economías, que como mencioné, incide directamente el bienestar financiero de los ciudadanos. Llegó la hora de “enfriar” el sistema.
Se empezó a evaluar la posibilidad de subir los tipos de interés hasta tres veces este año. Esta subida de tipos perjudica principalmente a las acciones de crecimiento, que son las que más deuda necesitan para expandir sus operaciones y hacer crecer sus ventas hasta ser rentables.
Si estas empresas ya tienen deuda tomada, y por algún motivo deben refinanciarla, próximamente se verán obligadas a hacerlo teniendo que pagar más intereses de los que pagaban antes. En otras palabras, la suba de los tipos de interés directamente afecta los beneficios de estas compañías.
Esta situación puede llevar a empresas de frágil situación económica a la bancarrota, razón por la que los incrementos de tasas deben ser lo más paulatinos posibles.
Son las empresas “growth” (“de crecimiento”, en inglés) las que más sienten los efectos de tipos de interés al alza. Y resulta que la mayoría de este tipo de empresas se encuentran en el NASDAQ Composite, pues muchas empresas tecnológicas están en etapas de crecimiento. De ahí la volatilidad y baja reciente del índice.
Esta es la realidad en el sector tecnológico. ¿Significa esto que debemos dejar a un lado la tecnología, y enfocarnos en acciones blue chip de larga data? ¿Cómo debemos actuar en una situación como la actual?
En líneas generales, podríamos establecer ciertos criterios para invertir en el sector tecnológico hoy. Te los comparto:
1. Primero, buscaremos empresas que tengan crecimiento de ingresos. A partir de allí, todo se vuelve más simple, y encontrar beneficios por acción crecientes ya no es una excepción.
2. En segundo lugar, es deseable buscar empresas de ya estén siendo rentables, en lugar de estar buscando la rentabilidad. Así, aseguramos que la empresa no necesitará tomar deuda para continuar sus operaciones. Recuerda: es precisamente la deuda la que resulta el factor más nocivo en un entorno de altas tasas de interés.
3. En tercer lugar, buscaremos empresas que no tengan deuda neta, es decir, que tengan una cantidad de dinero disponible (y convertibles) suficiente para hacer frente a sus deudas de corto plazo. Esto significa que la empresa no tendrá la necesidad de refinanciarse si no lo desea.
4. Y por último, debemos cuidarnos de no estar pagando precios muy elevados por una empresa que no lo valga. Aquí debemos apelar a la utilización de ratios, como el ratio precio-beneficio por acción, o el ratio precio-ventas, entre otros.
Como verás, no hablé en ningún momento de las industrias en las que pueden operar estas empresas. Esto es porque, aunque operen en una industria “de moda”, tal vez esa industria no madure pronto. O puede que esta industria tenga muchos jugadores con el potencial de fracasar antes de alcanzar la rentabilidad. En estas situaciones, puede ser recomendable invertir en ETF de sectores, en lugar de tratar de acertar el caballo ganador.
Ya sabes exactamente qué está impulsando la baja de las tecnológicas. También tienes los criterios esenciales que, creo yo, diferenciarán a las empresas tech ganadoras de las perdedoras este año.
Ahora te toca a ti aprovechar esta oportunidad y vencer al mercado.
¡Hasta la próxima!
Darian Yané
Para El Inversor Diario
Darian Yané es un economista y magíster en administración de negocios, especializado en acciones y criptomonedas. Orientado siempre a la educación, trabajó como profesor de Economía, Finanzas e Inversiones, y participó como speaker para empresas y universidades. Graduado como Licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo la Maestría en Administración de Negocios en UADE con reconocimiento Summa Cum Laude. En 2021 se incorporó al Equipo de Research de Inversor Global y actualmente es editor de CryptoDividendos, CryptoInsider y War Room.
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