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DeFi se expande: llegan las Finanzas Regenerativas (ReFi)

Gracias a la descentralización y libre participación que permite blockchain, el sistema de “crédito comunitario” se vuelve real y accesible a las personas. Las ReFi (Finanzas Regenerativas) se abren paso en el espacio DeFi y permiten la inclusión financiera sin capital monetario.

En los bear markets como el actual se suelen ver las falencias de todos los proyectos de formas más evidentes.

Cuando todo sube, los inversores hacen fila para entrar a cualquier proyecto. Pero cuando se corta esa curva y los inversores quieren retirar sus inversiones, empiezan los problemas. Incluso en proyectos que parecían tener buenos fundamentales.

Con el colapso de LUNA y UST sumado a la caída de la plataforma de lending Celsius por falta de liquidez, las DeFi han sufrido un duro golpe. Perdieron la credibilidad de los inversores (que es lo más importante para cualquier proyecto), pero, sobre todo, se perdió la confianza en el ecosistema cripto.

El lado bueno de todo esto es que los gobiernos se interesaron mucho más por regular este tipo de activos para poder proteger al inversor. El ecosistema también comenzó una pública reflexión y aprendió mucho sobre sus errores. Por su parte, los inversores empezaron a entender que el camino cripto es a largo plazo y que cuando la limosna es muy grande, más vale conviene desconfiar…

A partir de esta evolución, nace una nueva oportunidad para los inversores cripto las finanzas regenerativas (ReFi).

Su objetivo es crear un sistema financiero nuevo y mejorado a través de proyectos descentralizados con sistemas económicos que generan relaciones más equilibradas entre nosotros y nuestros ecosistemas naturales.

Sus economías hacen foco en las personas y el planeta, no organizaciones conglomeradas con ánimo de lucro. Su objetivo principal es impactar positivamente en la vida de las personas, las comunidades y las pequeñas empresas.

Desde un principio, fue pensado para poner el dinero en las manos de los proyectos que trabajan para tener un futuro mejor y para impulsar a las comunidades que, por algún motivo, no han podido formar parte del sistema financiero tradicional.

Un ejemplo concreto te ayudará a comprender mejor el potencial económico y social de este desarrollo. Veámoslo.

El caso Resource

Resource es un proyecto que permite acceder a un crédito a tasa 0, lo cual es maravilloso si estoy pidiendo un crédito, pero desde el punto de vista del inversor financista es algo descabellado. ¿Quién en su sano juicio arriesgaría capital para obtener ganancias nulas?

Mientras que un sistema tradicional depende del capital agregado de sus miembros (que luego administra, presta e invierte en su nombre), un sistema de crédito mutuo no depende del capital preexistente en forma de dinero, sino que se basa en el capital no monetarios de sus miembros (como inventario no vendido, capacidades productivas, etc.). A partir de este capital no monetario, crea su propia moneda interna respaldada.

Básicamente al poder crear su propio dinero, los sistemas de crédito mutuo no tienen la necesidad de pedir prestado para prestarle a un tercero, así que tienen la capacidad de generar préstamos con una tasa cercana al 0%.

Suena extraño cuando hablamos de “crear tu propio dinero”, pero este sistema funciona más como un dispositivo de contabilidad que realiza un seguimiento de las obligaciones mutuas.

Veamos un ejemplo:

Tomemos a Alice, Bob y Carol. Ninguno tiene dinero, pero tienen capacidades productivas.

Los tres pueden entregar bienes o prestar servicios (si no ahora, en algún momento en el futuro previsible).

El dinero se introduce en el sistema una vez que un participante (Alice, supongamos) decide comprar un artículo de otro (Bob, para este caso).

Cuando lo hace, se crea un déficit en su cuenta y aparece un depósito en la cuenta de Bob. De esta manera, el dinero se “gasta en la existencia” de manera efectiva.

De la misma manera, Carol gasta de su cuenta para comprar un artículo o servicio de Alice. Esto devuelve el saldo de Alice a cero.

Si Bob ahora decide comprarle un artículo o servicio a Carol, sus depósitos se le remitirán a ella, cubriendo el déficit de Carol mientras los saldos de ambos vuelven a cero.

En esta etapa, la red volverá a su estado de equilibrio de depósito cero en el que no existe deuda y, por lo tanto, dinero dentro del sistema.

Si solamente tuviéramos a 3 participantes, este sistema tendría un alcance y una utilidad muy limitado. Para que funcione, los 3 participantes deberían hacer coincidir la demanda de cada uno con la oferta que pueden generar.

Pero si lo pensamos en grande, con millones de participantes interactuando, es más fácil encontrar que mi servicio le sirva a alguien y que otra persona esté ofreciendo algo que me interese.

El ejemplo es muy lindo, pero ¿qué pasa si en este caso Carol no tiene nada que ofrecerle a Bob? Bob tendría 100 créditos que no podría gastar, se vería damnificado y habría trabajado a cambio de nada.

El ejemplo de Bob nos muestra que, dado que el dinero de crédito mutuo se acuña cuando se emite el compromiso y se destruye cuando se pagan las deudas, la deuda impaga genera inflación.

Si ampliamos este sistema a cientos o miles de participantes, podemos ver cómo los incumplimientos degradan la moneda del sistema con el tiempo, robando el poder adquisitivo de todos.

Peor aún, dado que esta inflación va acompañada de cada vez menos artículos adquiribles (cada incumplimiento significa que un proveedor, Carol en nuestro caso, ha abandonado el sistema). En realidad, estaremos hablando de estanflación, que es lo peor que puede pasar a una economía.

Este tipo de situaciones suele ocurrir en las llamadas “monedas comunitarias”, donde en un principio reina el optimismo, pero pasado un tiempo las fallas del sistema comienzan a desinflarlo y dejan como saldo a muchas personas con un montón de dinero que no vale nada.

Por este motivo, estos proyectos crecen lentamente.

La comunidad debe confiar en que la dirección del proyecto no permitirá que usuarios malintencionados lo contaminen con un impacto excesivo, porque una vez que está dentro del sistema, es difícil deshacerse de él.

Necesitamos un alto grado de prudencia para proteger la red de este tipo de estafadores.

Los guardianes en un sistema tradicional son los propios bancos y seguramente por eso son más celosos sobre quién accede al crédito y quien no. Si accede alguien que no puede pagar por ese crédito, es el banco mismo el que pierde dinero o tiene que hacer un esfuerzo extra para poder recuperar el dinero que prestó.

A diferencia de esto, en este tipo de proyectos de créditos comunitarios no hay un proveedor central, sino que quienes se perjudican son los usuarios mismos de la red. Aquí hay riesgo a atender, porque quien maneja este protocolo no pone en peligro su capital sino el de otras personas.

Es por eso que los proyectos ReFi deben evitar 3 falencias clave para alcanzar el éxito:

    ● Administración centralizada e irresponsable.● Riesgo colectivizado, repartido en toda la red.● Crecimiento lento.

El protocolo ReSource no tiene una administración centralizada. En cambio, los participantes del protocolo (que llamamos “underwriters“) forman una red distribuida que sirve como un mecanismo de control descentralizado.

Para unirse a la red, un underwriter debe asignar una línea de crédito a los nuevos miembros. Siguiendo la lógica introducida por los algoritmos de consenso de Prueba de Participación (donde la blockchain se asegura a través de la adquisición y bloqueo de tokens por parte de los inversores), estos suscriptores deben comprar el token del protocolo SOURCE y hacer staking con él para aprobar nuevas líneas de crédito.

Si esta línea de crédito no cumple, su participación se reduce.

Estos tokens confiscados pueden ser utilizados por la red para quitar el exceso de puntos de crédito de la circulación y así contrarrestar la inflación. A su vez, libera a los miembros de la red de los riesgos crediticios de todos los demás participantes y los reasigna a los suscriptores que han optado por hacerlo.

Si bien parece algo complejo de entender, funciona de forma muy simple y blockchain parece haber solucionado las falencias.

Hay que darle tiempo para que evolucione, arme una comunidad fuerte y logre escalar para que se sostenga en el tiempo. Pero no deja de ser una opción interesante para todos aquellos que necesitan un crédito para concretar una idea.

Blockchain una vez más nos muestra cómo es posible concretar un sistema interconectado de participantes, valor y finanzas de forma sostenible.

Es decir, un futuro mejor. Y estamos en primera fila para verlo llegar y participar de él.

Un saludo.

Iñaki Apezteguía
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