Por Robert Kiyosaki
Los impuestos parecían ser la solución, pero el tiempo ha demostrado que son un problema más que otra cosa. No caigas en esta trampa nunca más.
Recuerdo cuando en la escuela me contaron la historia de Robin Hood y sus secuaces.
Mi maestra pensaba que era una historia maravillosa, la leyenda de un héroe romántico que robaba a los ricos para darles a los pobres.
Mi padre rico no veía a Robin Hood como un héroe.
Decía que era solo un ladrón.
Puede que Robin Hood haya pasado a la historia, pero sus seguidores siguen vivos.
A menudo, escucho gente diciendo: “¿por qué no lo pagan los ricos”, o “los ricos deberían pagar más impuestos y darle ese dinero a los pobres”.
Es este concepto del “Robin Hood” –quitarles a los ricos para darles a los pobres– lo que más aflicción le ha causado las clases media y baja.
La razón por la cual la clase media está sujeta a tantos impuestos agobiantes, es precisamente por la teoría de Robin Hood.
La realidad es que los que pagan impuestos no son los ricos. Es la clase media la que tiene que pagar y hacerse cargo de los pobres.
Para comprender realmente por qué suceden estas cosas, deberíamos echar un vistazo a la historia de los impuestos.
Nuestro padre rico nos explicó a Mike y a mí que, al principio, en Inglaterra y Estados Unidos no había impuestos.
De vez en cuando, se exigían impuestos temporales para pagar las guerras. El rey o el presidente simplemente hacía un anuncio pidiéndoles a todos que “contribuyeran”.
Por ejemplo: desde 1799 a 1816, se impusieron impuestos en Gran Bretaña para costear la lucha contra Napoleón.
Lo mismo en Estados Unidos de 1861 a 1865, para luchar contra el ejército confederado en la Guera de Cecesión.
En 1874 Inglaterra hizo del impuesto sobre la renta un gravamen permanente sobre sus ciudadanos.
En 1913, la 16a Enmienda a la Constitución impuso permanentemente un impuesto sobre la renta en Estados Unidos.
Hubo un punto en que los estadounidenses tomaron una fuerte postura anti-impuestos. Le tomó aproximadamente 50 años a Estados Unidos venderle a la gente la idea de un impuesto sobre la renta permanente.
Sin embargo, lo que no dicen estas fechas históricas es que ambos tipos de impuestos originalmente existieron solo para los ricos. Eso fue los que nuestro padre rico quiso que entendiéramos Mike y yo.
La idea de los impuestos se hizo popular diciéndole a los pobres y a la clase media que no eran más que una medida para castigar a los ricos.
Fue así como la mayoría votó por la ley.
Sin embargo, si bien estaban pensados para afectar a los ricos, terminó castigando a los pobres y la clase media.
“Cuando el gobierno probó el sabor del dinero, su apetito creció”, dijo mi padre rico. “Tu padre y yo somos opuestos directos. Él es un burócrata gubernamental y yo soy un capitalista. Nos pagan, y nuestro éxito se mide con métricas opuestas.
A él le pagan por gastar dinero y contratar gente. Cuanto más hace esto, más grande se vuelve su organización. En el gobierno, una gran organización es respetada.
En mi caso, mientras menos personas contrate y menos dinero gaste, más me respetarán. Por eso no me gustan las personas del gobierno.
Tienen objetivos diferentes a los de la mayoría de los empresarios. A medida que el gobierno crece, se necesita más y más dinero de los impuestos para sostenerse”.
Desde que tenía unos diez años, mi padre rico me dijo los funcionarios del gobierno eran una bola de ladrones perezosos. Y de mi padre pobre, escuchaba que los ricos eran delincuentes codiciosos a los que se les debería obligar a pagar más impuestos.
Ambos lados tenían puntos válidos.
Era difícil ir a trabajar para uno de los mayores capitalistas de la ciudad y volver a la casa de un padre que era un destacado líder del gobierno. Era difícil decidir a quién creerle.
Sin embargo, cuando estudias la historia de los impuestos, nace una perspectiva interesante… Como dije, la aprobación civil de los impuestos fue posible únicamente porque las masas creían en una cosa:
Quitarles a los ricos y darles a todos los demás.
El problema era que la codicia del gobierno era tal que los impuestos no tardaron en caer sobre los hombros de la clase media, y desde allí siguieron expandiéndose.
Sin embargo, los ricos vieron una oportunidad, ya que ellos no siguen las mismas reglas que los demás. Los ricos sabían todos sobre las corporaciones.
Es precisamente el conocimiento de la estructura corporativa legal lo que realmente les da a los ricos una ventaja.
En pocas palabras: no importaba lo que los “Robin Hoods” modernos hicieran, los ricos siempre les llevaban la delantera.
Y fue así como los impuestos finalmente cayeron sobre la clase media. Los ricos burlaron al gobierno únicamente porque entendían el poder del dinero, algo que no se enseña en las escuelas.
Ahora bien, específicamente, ¿cómo es que los ricos consiguieron esto? Porque una vez que se aprobó el impuesto “para quitarle a los ricos”, comenzó a fluir dinero hacia las arcas del gobierno…
Al principio, la gente estaba feliz. El dinero llegaba a manos de los funcionarios gubernamentales sin problemas. Pero el problema llegó después con la gestión de ese dinero.
El ideal del gobierno es evitar tener excedentes de capital –a cualquier costo.
Si no gastan sus fondos asignados, las oficinas gubernamentales corren el riesgo de recibir menos dinero en los próximos presupuestos.
A medida que este ciclo de más gasto gubernamental crecía, la demanda por capital aumentaba.
Por ello, la idea de “quitarle a los ricos” fue ajustada para incluir a individuos con ingresos más bajos, llegando incluso hasta los mismos individuos que votaron por esas medidas: los pobres y la clase media.
Esta guerra entre “los que tienen” y “los que no tienen” se ha extendido por cientos de años. Y esa batalla continuará para siempre.
El problema, es que los verdaderos perdedores de este juego son las que no tienen educación: los que se levantan todos los días, van al trabajo y obedientemente pagan sus impuestos.
Si tan solo entendieran cómo juegan los ricos este juego, ellos podrían sumarse a los más exitosos. Y una vez que eso pase, oficialmente estarán encaminados hacia la independencia financiera.
Es por eso que me estremezco cada vez que escucho a un padre aconsejar a sus hijos con que vayan a la escuela para que puedan encontrar un trabajo seguro. Un empleado con un trabajo seguro, sin aptitudes financieras, no tiene escapatoria de la trampa laboral.
En Estados Unidos, por ejemplo, el empleado promedio se pasa entre cuatro y cinco meses trabajando solo para cubrir los impuestos del gobierno. En mi opinión, eso es demasiado. Cuanto más trabajas, más le pagas al gobierno.
Cada vez que la gente trata de castigar a los ricos, ellos simplemente hacen caso omiso y siguen con lo suyo. Reaccionan y se adaptan.
Tienen el dinero, el poder y la intención de cambiar las cosas a su favor, y no se quedan de brazos cruzados.
Usan sus recursos para fomentar el cambio.
Los pobres y la clase media no cuentan con los mismos recursos.
Ellos permiten que las agujas del gobierno entren en sus brazos y les obliguen a donar su propia sangre sin consentimiento.
Hoy en día quedo constantemente sorprendido con la cantidad de gente que paga más impuestos, o que buscan menos deducciones, simplemente porque le temen al gobierno.
Mi padre pobre nunca se defendió.
Mi padre rico tampoco lo hizo.
Él solo jugó mejor sus cartas.
Saludos,
Robert Kiyosaki
Autor del best-seller Padre Rico, Padre Pobre, y una quincena de otros libros, es uno de los mayores gurús de las finanzas personales del mundo. Gracias a una alianza con Rich Dad Latino, en Inversor Global nos enorgullecemos de presentar Plan de Retiro Soñado, el único servicio donde Robert revela acciones puntuales para comprar y vender, y Súper Acciones Millonarias y Cash Flow semanal.