Tal como se ha anticipado desde esta columna, finalmente le hemos visto la cara a la tragedia.
Esto, en mi opinión, es el segundo capítulo de un derrotero que llevará al menos un par de años más.
El primero fue, como probablemente imagines, la corrida cambiaria de 2018, que evidenció la insostenibilidad del equilibrio macroeconómico macrista.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo llegamos hasta acá? ¿Qué va a pasar en los próximos meses?
Empecemos…
La debacle electoral y el ostracismo del neo-radicalismo
Te voy a ahorrar los rodeos y voy a ser lo más claro y conciso posible: Macri sufrió un revés histórico cuando perdió las PASO por 15 puntos. Un cachetazo sublime que poca gente vio venir.
Y en gran medida fue así porque, como siempre, los encargados de hacer proyecciones fallaron notablemente en sus pronósticos. Podemos pensar en los motivos que se nos ocurran… negligencia, sobres, optimismo, fallas metodológicas, etc.
Tan grande fue la paliza que ni Vidal —probablemente la funcionaria mejor rankeada del macrismo— zafó del derrape. Kicillof le arrebató la gran mayoría de los distritos, también por amplia diferencia.
Así, el macrismo sufrió, por lejos, el peor revés en su corta historia.
De hecho, de nuevo, tan grande fue la paliza que el macrismo quedó prácticamente knocked out.
Las matemáticas no mienten: es casi virtualmente imposible que Macri se imponga en las elecciones, por lo que este partido neo-radical probablemente entre al ostracismo más temprano que tarde.
Shock cósmico en los mercados
La noticia fue un baldazo de agua fría para los mercados. El baldazo más frío de la historia bursátil de Peronia, para ser todavía más precisos.
¿Cómo es esto? Te explico: el lunes 12 de agosto fue la jornada más negra de la historia del mercado de valores local, ya que la caída de casi 40% del S&P Merval, sumada a la depreciación del peso de 23% dejó un saldo de casi -50% en moneda dura. La segunda peor caída de la historia moderna a nivel global para un solo día, solo detrás de Sri Lanka en 1989.
¿Qué ocurrió? Una evaporación violenta de riqueza.
Esto no quedó ahí. Nuestra curva de bonos recibió la peor parte:
El Riesgo País se duplicó, y un poco más todavía. Pasó de niveles de 800 puntos a casi 2000 puntos en tan solo algunos pocos días, un nivel que no veíamos desde tiempos en los que CFK recién tenía uno o dos años al frente del país.
Con este Riesgo País, los bonos soberanos locales rinden prácticamente lo mismo que los de países como Venezuela y Zambia.
Por ejemplo, el AY24 tiene una TIR que supera el 50%, cuando hace no mucho rendía 4%.
Incluso el AO20, un bono de perfil corto que vence el año que viene, rinde casi 80%.
Un delirio absoluto.
Nótese la forma de la curva totalmente invertida: el mercado está viendo que los bonos que maduran a corto y mediano serán más problemáticos que los largos.
En criollo: el mercado espera que a mediano plazo Argentina tenga un default, y luego se recupere.
Y yo pienso lo mismo.
¿Qué sigue? Dimes y diretes
El shock ha sido brutal, principalmente porque el mercado descontaba unas PASO muchísimo más parejas. De hecho, tenía a Macri triunfante en octubre-noviembre como escenario base. Tal es así que, durante la jornada de viernes previo a las elecciones, el S&P Merval tuvo un rally donde papeles “falopa” como Supervielle mostraron subas notables.
Eso terminó hipertrofiando la caída, ya que la misma siempre es proporcional al desajuste entre las expectativas y lo que realmente termina ocurriendo.
Y, como vimos, lo que ocurrió fue diametralmente opuesto a lo que se esperaba. He ahí el origen de la magnitud de esta histórica corrección.
Como te adelanté antes, Macri está K.O. Eso ya no es noticia. Esto significa que, a menos que ocurra algo bizarro, AF será nuestro próximo presidente. Y es por eso que el mercado solo parece escuchar lo que dice AF. Lo que diga Macri es seudoirrelevante a esta altura. El paquete de anuncios populistas del miércoles por la mañana no hizo más que confirmar esto, no tuvo ningún efecto. De hecho, incluso restó un poco, porque confirmó lo que esperábamos. El neo-radicalismo macrista intenta combatir el fuego con más fuego.
Más allá de eso. La gran pregunta de mucha gente ahora es “¿Qué sigue?”.
Para responderte eso, te sugiero repasar el final de esta nota, y recordarte también que mi escenario base es el “triple 3”: 3 dígitos de inflación, de tipo de cambio y de tasas.
Es que, si estabas prestando atención a la película, desde hace por lo menos un año se podía anticipar este desenlace.
Hasta la próxima semana.
Juani Fernández