Estarás de acuerdo conmigo en que la confianza es fundamental en las relaciones de pareja.
Cuando una relación empieza, ambas personas acuerdan las reglas acerca de cómo cada una debe comportarse.
Luego, esta confianza se construye y con el paso del tiempo se vuelve más fuerte. Abundan los momentos de alegría y complicidad. Y las discusiones se superan sin grandes sobresaltos. Ambas personas son felices y surge en ellas la idea de proyectar un futuro juntas.
Pero, sin confianza, el vínculo entre las dos personas es débil, tóxico y muy propenso a romperse ante el mínimo hecho sospechoso. A diferencia de lo anterior aquí abundan las peleas y los momentos de tensión. La pareja se pone a prueba constantemente. Y la idea de proyectar a largo plazo no está en la cabeza de ninguno de los dos.
Los bancos: el secreto de la confianza
En todo esquema económico, la confianza también es vital. Te diría que es el combustible que lo motoriza.
Toda economía está compuesta de múltiples relaciones entre personas y empresas que acuerdan ciertas pautas de comportamiento.
Un empleado pacta con su jefe hacer una determinada tarea durante un tiempo, para luego recibir a cambio un sueldo.
Una empresa acuerda con sus proveedores la compra y el pago de los insumos y las materias primas que necesita para elaborar su producto. Y con sus clientes, la venta y el cobro de sus productos.
A medida que se cumplen los acuerdos, la confianza es cada vez mayor. Las relaciones se vuelven más fuertes. Se abren oportunidades de negocios que impliquen un mayor plazo o montos más elevados.
Una forma de medir la confianza es mirando algunos números que nos transmiten los balances de los bancos. Más concretamente, todo pasa por los niveles de depósitos y créditos.
Si vemos que crece el volumen y el plazo de los depósitos, podemos pensar que la población está confiando más en los bancos. La gente cree que las entidades bancarias conservarán y retribuirán mejor sus ahorros. E indirectamente confía en que los que usen su dinero, los tomadores de créditos, lo devolverán en las condiciones que acuerden con los bancos.
A la vez, si vemos que aumenta la cantidad de créditos otorgados, podemos pensar que los bancos creen más en los proyectos de las personas y las empresas. En que, con el dinero prestado, van a ser capaces de cumplir con sus planes y a devolvérselo a los bancos en los términos pautados.
Así, en medio de un clima de confianza, el dinero que le sobra a algunos (los ahorristas) va hacia aquellos que lo necesitan (tomadores de créditos). El banco los conecta y todo ello hace que la economía se mueva.
En cambio, si bajan los depósitos, podemos deducir que algunas personas temen que pase algo que termine afectando sus ahorros.
Con menos confianza hay menos dinero en los bancos para financiar nuevos proyectos. Se truncan algunos planes de consumo e inversión y la economía se frena.
Un evento que puede hacer caer la confianza de la población es que los deudores no paguen sus créditos. Si hay cada vez más deudores morosos, los depositantes pueden llegar a tener miedo de que en algún momento los bancos no tengan el suficiente dinero para devolverles los ahorros. Y en medio del temor, corran a retirarlos de los bancos.
En esta temporada de balances, el porcentaje de créditos en mora es un dato que podemos encontrar en las presentaciones de resultados. Se trata de información valiosa acerca de cómo puede evolucionar la confianza de población.
Cómo medir (y ganar) con la confianza
Las cifras que nos transmiten los balances de los bancos pueden resultarnos de gran ayuda a la hora de invertir en Bolsa.
Si consistentemente aumentan los depósitos y los créditos y baja la morosidad, la confianza crece y la economía avanza. Las empresas ganan más y las acciones suben de precio. En este marco hay más chances de que ganemos invirtiendo en Bolsa.
Por ejemplo, podemos asumir mayores riesgos cuando armamos la cartera. Invertimos un mayor porcentaje de nuestro capital en acciones que aprovechan mejor la ola de mayor confianza: bancos y empresas de los rubros tecnológico y de consumo discrecional.
En cambio, si cada vez hay más personas con problemas para pagar los créditos y más retiros de depósitos, la confianza se derrite y la economía se cae. Las acciones bajan de precio y se vuelve más complicado ganar dinero en la Bolsa. Eso sólo puede lograrse tradeando en plazos muy cortos, con un timing “de cirujano”, y sumando activos protectores. Estos pueden ser activos vinculados al oro, bonos de buena calidad crediticia y acciones de sectores no cíclicos como el de Servicios Públicos y el Consumo Básico.
En este momento, con los problemas que amenazan a la economía global, tendería a inclinarme más por la segunda estrategia.
Por eso, es muy importante seguir estos números que nos comunican los bancos. Para saber cuándo conviene tomar más riesgos y “confiar” en la Bolsa y cuándo conviene “correrse al costado”.
Bruno Perinelli
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y podés suscribirte haciendo click acá.
Bruno Perinelli es licenciado en Economía (UBA) y tiene un posgrado de especialización en mercado de capitales. Con 12 años de experiencia operando acciones, monedas, commodities, bonos y derivados, es el jefe de Trading de Inversor Global y ha estado a cargo de tres servicios de análisis de trading. Actualmente participa como analista de mercados de Cash Flow Semanal y Súper Acciones Millonarias, y publica regularmente consejos de inversión en Mercado en 5 minutos y El inversor diario.