Hay compañías que buscan seducir al inversor mostrando un mundo de fantasía. Ofrecen un alto rendimiento de dividendos y muestran cómo han podido aumentar los pagos a través del tiempo. Pero su capacidad económica no siempre es suficiente, y en la realidad solo hay una forma de saber si esos dividendos son realmente seguros y sostenibles.
Cuando los mercados se tornan volátiles y los inversores inquietos, las acciones energéticas relacionadas a los servicios públicos se ponen de moda.
Sobre todo, por dos razones.
Primero, se trata de un grupo que se toma como defensivo y con baja correlación con las dificultades del ciclo económico.
Además de eso, cuentan con un atractivo difícil de superar: suelen pagar grandes dividendos.
Y este último factor puede venir con poco sustento, algo sobre lo que hay que estar atento.
Sucede que muchos inversores que buscan ingresos seguros compran acciones de este tipo por sus rendimientos superiores a la media. Y sólo constatan que tengan un largo historial de incremento en las distribuciones.
Pero lo cierto es que, si la compañía no es capaz de generar el efectivo suficiente para cumplir con sus obligaciones con el accionista, ese dividendo está en peligro. El dividendo podría ser recortado. O incluso desaparecer.
Y si eso sucede, a su vez golpeará el precio de la acción.
Veamos un caso concreto.
Duke Energy Corporation (NYSE: DUK) es un buen ejemplo.
Esta empresa de electricidad, gas y energía renovable comercial actualmente paga dividendos anuales de USD 3,78 por acción, equivalente a un rendimiento de 4%.
¿Pero es “real”?
Duke Energy tiene una larga e impresionante trayectoria de pago de dividendos. La compañía ha pagado dividendos ininterrumpidos durante 92 años consecutivos y ha aumentado sus dividendos anualmente desde el año 2006.
Eso le permitió generar suficientes incentivos a los inversores para conseguir el financiamiento necesario y así llevar adelante sus proyectos.
Finalmente, se convirtió en una de las estructuras energéticas más importantes de Estados Unidos, con una generación de energía que llega a los 51.000 megavatios a través de sus servicios públicos.
Sin embargo, no todo es tan sencillo, y muchos dividendos de estas compañías de servicios públicos no son tan seguros como parecen. A lo largo de los años, muchos de ellos, incluidas firmas de primera línea como NextEra Energy (NYSE: NEE), han reducido o incluso eliminado sus dividendos.
Los recortes en los dividendos en este sector ocurren por una variedad de razones, incluidos desastres nucleares, problemas con los reguladores o la incapacidad de transmitir efectivamente los aumentos de costos a los consumidores.
La clave del flujo de efectivo libre
Como inversores individuales, una de las mejores variables para medir la capacidad financiera de una empresa es el flujo de caja libre (FCL).
Se trata de la cantidad de dinero disponible para cubrir deuda o repartir dividendos, una vez se hayan deducido el pago a proveedores y las compras de activo fijo.
Las compañías de servicios públicos suelen generar un flujo de caja libre muy bajo o incluso negativo. Eso es porque tienen muchos gastos de capital.
Esa infraestructura requiere mucho mantenimiento y mejoras más allá de lo que se puede gastar usando el flujo de caja libre. Con lo cual las empresas suelen recurrir a fondos externos para realizar actualizaciones de infraestructura y comprar nuevos activos.
Duke Energy no es una excepción. Su negocio también requiere una cantidad significativa de infraestructura costosa para generar energía.
Veamos algunos números.
La compañía viene generando un flujo de caja libre (FCL) negativo desde 2016, y no se espera que se vuelva positivo este año.
En su último ejercicio anual, el FCL de Duke Energy fue negativo en USD 2.200 millones. Eso significa que Duke Energy tuvo que gastar dinero para mantener su negocio en funcionamiento. La compañía tuvo que pedir prestado dinero para cubrir los USD 2.500 millones que pagó en dividendos.
Es decir, pide plata para pagar dividendos.
La deuda total de Duke Energy ha aumentado un 41% en los últimos tres años, y hoy asciende a USD 53.400 millones. La relación Deuda/Capital (D/E), aquella que se calcula dividiendo los pasivos totales por el capital de sus accionistas, es de 1,38 veces.
Esto significa que el holding está financiando una parte importante de sus operaciones con deuda. Este año, el flujo de caja caerá aún más en rojo. En el segundo trimestre de 2019 informó un flujo de caja libre negativo de USD 2.400 millones.
Pero eso no es nada.
Los analistas de la Agencia Reuters esperan que Duke Energy genere en el ejercicio anual de 2019, un flujo de efectivo negativo de USD 3.800 millones y pague USD 2.600 millones en dividendos. Tendrá que pedir prestado aún más dinero para cumplir con su promesa de dividendos.
El dividendo de una empresa con flujo de caja libre negativo nunca puede considerarse seguro. Duke Energy no genera ningún FCL para cubrir sus pagos. Si Duke Energy no puede emitir suficiente deuda este año, será muy difícil sostener su distribución de efectivo. Este dividendo energético es muy inseguro.
Y hay varias compañías que están en esta misma posición.
Ahora sabés qué variable mirar antes de comprar un activo de este tipo. Siempre asegurate que su flujo de caja libre pueda hacer frente a los pagos de dividendos.
Eso te permitirá dormir tranquilo y no ser víctima de un engaño.
Hasta la próxima,
Diego Matianich
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y podés suscribirte haciendo click acá.
Diego Matianich es economista, con más de 15 años de trayectoria analizando la economía global y los mercados financieros. Tiene un posgrado en Value Investing y una especialización en Fusiones y Adquisiciones, propone inversiones capaces de ofrecer el equilibrio perfecto entre seguridad y rendimientos atractivos. Colabora con notas de opinión en periódicos especializados en Argentina y se desempeña como jefe de Research en Inversor Global, con la misión de sumar valor agregado a los distintos servicios de suscripción de la compañía