En el marco del retroceso sostenido del mercado, el activo refugio por excelencia no registra una suba exponencial como era de esperarse. Te explico los motivos y lo que debes hacer para aprovechar la tendencia.
Por Diego Martínez Burzaco
Si estuviste siguiendo de cerca los mercados financieros durante la semana pasada, ya formas parte de la historia. Lógicamente que si tenías inversiones, quizás el recuerdo no sea tan positivo.
Pero lo cierto es que lo vivido ha sido extraordinario. La baja de 9,99% que se registró en el índice Dow Jones el día jueves quedará grabada en la historia de los mercados financieros. Se trató de la peor caída desde el lunes negro de 1987.
También otros récord fueron alcanzados durante estas semanas, como el de la entrada en un mercado bajista (caída de más de 20% desde el pico reciente) a la velocidad más rápida de la que se tenga registro.
Es decir, no solamente que hay un cambio profundo y de raíz en el mercado financiero, sino que ese estatus se hizo a un ritmo increíblemente veloz.
Las razones de esta caída son más que obvias. El combo coronavirus más guerra petrolera fue suficiente para noquear a un mercado que había mostrado valuaciones excesivamente altas, en los meses previos.
Se conjugó la tormenta perfecta para que la salida de los inversores sea masiva, las cotizaciones caigan y el estrés financiero en la deuda de las empresas se haga presente. Es un momento para pensar y reflexionar, sin hacer movimientos de nuestra cartera de la que nos podamos arrepentir.
El impulso, en este momento, es nuestro peor compañero. La estrategia defensiva debe primar en el corto plazo e identificar las oportunidades que los mercados presentarán para el largo plazo.
Justamente, si de defensa se trata, hay algo que en el reciente selloff del mercado nos ha llamado la atención: el comportamiento del oro.
¿Por qué el metal precioso no ha actuado en forma de reserva de valor durante la última semana?
Cuando uno observa la “película” de todo 2020, el oro parece haber tenido un destacable movimiento. Mientras que las acciones, medidas por el índice S&P 500 se derrumbaron un 20,9%, el oro ha ganado un 4,41%.
Hasta aquí no hay problema y la cuestión parece funcionar como marca la historia.
Sin embargo, durante la última semana, el oro ha retrocedido más de 5% aun cuando los mercados aceleraron las caídas.
El inversor medio podría sentirse desorientado, ya que la mezcla de miedo, incertidumbre y más bajas tasas de interés por venir debería ser una combinación completamente propicia para que el oro no solo suba, sino que el alza sea exponencial.
¿Y por qué no fue así entonces?
Hay una respuesta técnica y una respuesta basada en las emociones.
La primera tiene que ver con la siguiente mecánica: muchos fondos de cobertura o inversión, que generalmente utilizan el apalancamiento (tomar deuda para hacer inversiones y potenciar ganancias) han tenido un fuerte revés durante esta baja. Sus principales inversiones han bajado drásticamente y ya no cubrían con las garantías mínimas exigidas para sostener y respaldar ese endeudamiento.
Tal es así, que debieron vender activos de urgencia para cubrir los márgenes requeridos y poder seguir manteniendo esas posiciones apalancadas. Y lo único que tuvieron a mano para vender con ganancia y buen precio ha sido el oro y todos los activos relacionados con el metal, como las mineras.
Desarmar posiciones apalancadas de los inversores institucionales más grandes está forzando la baja del oro aun en un contexto propicio para su cotización.
Además, esta práctica también alcanza al inversor minorista que usó dinero prestado en brokers para seguir apostando a las acciones y que debió activar la venta de oro para cubrir las grandes pérdidas.
El otro aspecto, relacionado con lo emocional, tiene que ver con el susto. Cuando el inversor de a pie se asusta, vende automáticamente todas sus posiciones sin pensar ni el cómo ni el por qué. Quieren tener sus dólares en la cuenta y esperar a ver qué pasa. Y esa venta también involucra al oro.
Creo yo que la baja actual del metal puede ser una oportunidad para poder incorporar cierta certidumbre y cobertura en un portafolio promedio. Uno no pretende hacerse millonario apostando al oro o las mineras, pero lo que sí pretende es tener cierto resguardo en momentos de tanta incertidumbre.
Espero que tengas un buen inicio de semana. Y no olvides que estamos para apoyarte y sacarte todas las dudas que te encuentren en esta difícil situación de estrés financiero.
A tu lado en los mercados,
Diego Martinez Burzaco
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Es economista de la Universidad de Buenos Aires con especialización en Mercados de Capitales, cuenta con más de 18 años de experiencia en los mercados internacionales. En Inversor Global es Jefe de Estrategia y editor de los servicios Crisis & Oportunidad, Situaciones Extraordinarias y Doble o Nada.