Luego de un 2022 para el olvido, 2023 aparece como un año de transición donde se gestarán las oportunidades del próximo ciclo alcista. Llega el momento de ver el “vaso medio lleno”: después de un año tan difícil, solo se puede mejorar.

Arrancamos 2023 y la expectativa general de los criptoinversores especializados es que este año sea mejor de lo que fue el año pasado en los mercados.

Es realmente probable que esto sea así ya que el 2022 estuvo caracterizado por la conjunción de una serie de eventos que difícilmente vuelvan a coincidir.

El año 2022 ha sido uno de los peores años de la historia para bitcoin (-64%), al punto de que todos sus trimestres tuvieron resultados negativos.

Esto no había ocurrido nunca antes en su historia.

 


Fuente: Coingecko

En lo que respecta exclusivamente al ecosistema cripto, el 2022 estuvo marcado por tres eventos negativos fácilmente identificables:

  1. La caída de LUNA y Terra, en mayo,
  2. La quiebra de Celsius, en julio,
  3. La quiebra del exchange centralizado FTX, en noviembre.


Fuente: Techcrunch

Estos eventos (que ya de por sí hubieran sido suficientes para generar una gran caída en un gran mercado), se vieron exacerbados porque el punto de inicio era muy alto.

Después del colapso financiero del 2020 por la crisis del COVID, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a flexibilizar las condiciones de liquidez emitiendo dinero como nunca antes en la historia y bajando los tipos de interés prácticamente a 0%.

En un mundo con problemas de suministro, donde no había mucho en qué gastar el dinero excedente y con grandes facilidades para tomar deuda, grandes flujos de capital fueron a los mercados de inversión.

Así se llegó a noviembre de 2021, con un festival de máximos históricos y valoraciones absurdas en una gran variedad de activos financieros.

Durante 2022, la caída en el precio de bitcoin se tradujo en la desaparición de millones de dólares del mercado.

A comienzos del 2022, la capitalización del mercado era de USD 2,2 billones, pero en diciembre había caído hasta los USD 792.000 millones, consolidando una pérdida de valor de 64%.

Otra muestra de la situación extraordinaria actual es la cantidad de holders de bitcoin que actualmente se encuentran en pérdidas. La cantidad de bitcoin que se encuentra por debajo de su precio de compra sigue aumentando y se encuentra en niveles nunca vistos.


Fuente: Glassnode

La correlación creciente

Los mercados tradicionales también aportaron su grano de arena (o su playa entera). Debido a motivos macroeconómicos y geopolíticos que ya hemos repetido hasta el cansancio, los mercados tradicionales han tenido uno de los peores años de su historia.

En general, frente a una situación de debilidad económica, los gobiernos deberían tomar medidas expansivas para estimular la economía. Sin embargo, esto no es posible gracias a la creciente inflación mundial generada a partir del 2020.

A raíz de esto,los bancos centrales subieron los tipos de interés durante 2022 para combatir la inflación, lo que ha generado un dólar muy fuerte.

La fortaleza del dólar es contraproducente para la evolución de los mercados tradicionales, esto no tenía ningún impacto sobre el mercado cripto, ya que la correlación entre ambos mercados era muy baja.

Sin embargo, esto cambió a partir de 2020. La llegada de inversores institucionales hizo que las criptomonedas ya no sean una inversión de nicho. De esta manera, los grandes inversores que movían el mercado tradicional, empezaron a ser los mismos que movían el cripto.

La correlación inversa con el dólar (DXY) ya se empezaba a notar en 2019. Pero lo que más destaca es la correlación versus el S&P500 y el Nasdaq, que hasta 2019 era casi inexistente, y que se vuelve positiva y cada vez mayor a partir de entonces.


Correlación de BTC frente a otros activos e índices
Fuente: arcane.no

Debido a esta correlación creciente es que también debemos prestar atención al contexto macroeconómico general y pensar cuales pueden ser los desafíos para el 2023.

En cuanto al crecimiento económico, con una inflación máxima del 9,1% en junio, una recesión es ahora la principal preocupación económica de cara a 2023. Y es que, cuando las empresas ganan menos dinero debido al menor gasto de los consumidores, despiden a parte de su personal y más personas se vuelven conservadoras a la hora de consumir.

La debilidad de las expectativas o la sobreinversión previa también influyen en la ecuación, ya que muchas empresas consideran que amplias franjas de la economía podrían experimentar, o ya están experimentando, un empeoramiento de las condiciones macroeconómicas y una serie de sucesos puntuales perjudiciales (guerra, pandemia, precios de la energía, etc.).

Aunque la inflación se ha moderado recientemente, sigue estando muy por encima del objetivo del 2% deseado por los bancos centrales. El mes pasado, la Fed incluso elevó su tipo de interés de referencia al nivel más alto en los últimos 15 años, y algunos temen que la intensificación de los riesgos geopolíticos o acontecimientos incontrolables puedan volver a suceder, provocando un rebrote de la inflación y retomando su ascenso.

En el futuro, parece probable que las cadenas de suministro sean más cortas, más diversificadas y más resistentes. El comercio puede reducirse a socios más fiables y estos cambios aumentarán la resistencia cadena, pero a costa de la eficiencia, lo que generaría que los costes de producción aumenten, incrementando aún más las presiones sobre los precios.

Pero no temas:todas estas noticias, que en principio nos dejan un mal sabor de boca, en realidad son positivas.

El lado positivo del que nadie te está hablando

Por ejemplo, muchas empresas no han recortado sus previsiones de beneficios, mientras que la contratación sigue siendo sorprendentemente sólida y la tasa de desempleo se sitúa cerca de mínimos históricos, en el 3,7%.

Si esta resistencia se mantiene y la inflación sigue enfriándose, podría producirse un aterrizaje suave. La Reserva Federal tampoco subirá los tipos de interés hasta la luna (e incluso ha empezado a levantar el pie del acelerador), lo que podría significar que se avecina una cierta desaceleración, pero no una que frene de golpe la economía.

Respecto a los tipos de interés, la Reserva Federal subió los tipos siete veces en 2022, impulsando su referencia desde un rango del 0% al 0,25%, hasta el 4,25% al 4,50% actual. Sin embargo, en diciembre se aplicaron subidas menores y los funcionarios señalaron que sólo planean seguir subiendo los tipos hasta entre el 5% y el 5,5% en 2023.

Las mejores perspectivas ya se están materializando, y muchos ven que la Fed seguirá subiendo los tipos en el primer trimestre, hará una pausa en el segundo y posiblemente los recorte en el tercer o cuarto trimestre.


Fuente: schwab.com

En cuanto a las cripto, hay una buena noticia detrás del gráfico de Glassnode que te compartí antes. Este indica que la cantidad de holders de bitcoin en pérdida se encuentra en máximos históricos. Y es que, cada vez que esta métrica llegó a máximos, el precio marcó un mínimo que sirvió como comienzo a una nueva fase alcista.

Podemos esperar que el mercado se calme en 2023, con volúmenes decrecientes y una volatilidad a la baja. Este será un año para acumular de cara al próximo bull run. Muy posiblemente, bitcoin y ethereum mantengan o aumenten su dominancia en el mercado frente a un año de transición que no se caracterizará por la toma de riesgos excesivos.

Junto con la disminución de los volúmenes de negociación, en 2022 se observó un fuerte descenso de la volatilidad de BTC. La volatilidad a siete días disminuyó al 0,7% y se ubica casi en mínimos desde febrero de 2019. La volatilidad a 30 días tiene un recorrido similar, ubicándose actualmente en el 1,4%, coincidiendo con niveles que fueron alcanzados brevemente antes del colapso de FTX a principios de noviembre.

Estos períodos de baja volatilidad rara vez duran mucho tiempo y, anteriormente, los períodos de compresión de volatilidad han precedido movimientos bruscos, incluso en mercados estancados.


Fuente: arcane.no

De la misma manera que en los mercados nada sube hasta el infinito, ningún activo que tenga valor cae a cero. Los ciclos económicos y de mercado siempre existieron y lo seguirán haciendo. son absolutamente necesarios.

Si existiera una situación donde todos piensan que un activo se va a revalorizar sin importar cual sea el precio, todos querrían comprar, nadie querría vender, y el precio no se movería, haciendo que todos se hubieran equivocado en sus pronósticos.

Años como el 2022 son los que nos hacen reflexionar sobre las inversiones. Sin embargo, son los años que “reinician el juego” los que dan las mejores oportunidades para aquellos que no son “turistas” de los mercados y entienden que las inversiones no son una carrera de 100 metros, sino una maratón de..

Aunque no lo creas, el ciclo económico es tu mejor aliado.

El cambio de paradigma ya está aquí.

Hablamos pronto,

 

Darian Yané

Para Cripto en tu Idioma

 

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