¿Y si te dijera que el próximo gran rally cripto podría no depender de la Fed ni del halving de Bitcoin… sino de una ley que está por aprobarse en el Congreso de Estados Unidos?
Por Iñaki Apezteguia
Mientras media industria cripto se distrae con ETFs y memecoins, en Washington se está gestando algo mucho más profundo: una arquitectura legal que podría transformar para siempre la forma en que operan los mercados descentralizados. Y si eso sucede, varios tokens podrían revalorizarse de forma explosiva.
El nombre técnico del proyecto es Digital Asset Market Structure Proposal, pero todos ya le dicen simplemente CLARITY. ¿Por qué importa? Porque por primera vez pone orden en el caos regulatorio: qué regula la SEC, qué regula la CFTC, cómo se definen los activos digitales y—clave para nosotros—cómo se integra DeFi en esta nueva lógica.
De la anarquía a Wall Street: así crece DeFi
Recordemos de dónde venimos. DeFi nació como un experimento en 2020: préstamos sin banco, exchanges sin order book, ingresos pasivos sin empleador. Todo sonaba revolucionario, pero también riesgoso. Muchos protocolos colapsaron, las estafas abundaron, y la regulación brillaba por su ausencia.
Avancemos a 2024. Hoy DeFi maneja más de US$ 130.000 millones en valor bloqueado. Los DEX (intercambios descentralizados) ya compiten con Binance en volumen. Y los protocolos más serios no solo auditan su código, sino que generan ingresos reales. A eso le llamamos DeFi 2.0.
La Casa Blanca lo entendió: si Estados Unidos quiere seguir siendo el centro financiero del planeta, no puede ignorar esta tendencia. Por eso CLARITY propone dar seguridad jurídica a estos mercados… y atraer la liquidez institucional que hasta ahora estaba en la puerta.
¿Qué cambia con CLARITY?
El proyecto busca dividir las aguas: la CFTC se encargaría de los tokens que funcionan como commodities (como BTC y ETH), y la SEC se quedaría con los que califican como valores. Parece simple, pero hasta ahora nadie lo había hecho con esta claridad.
Además, propone un marco regulatorio claro para protocolos DeFi y DAOs. También busca garantizar el derecho a la autocustodia—tus llaves, tus monedas—y permitir que un mismo bróker ofrezca acciones, futuros y cripto desde una sola cuenta.
¿El objetivo? Convertirse en el mercado más líquido y transparente del mundo… también en blockchain.
Cuatro grupos de tokens que podrían despegar
Si este marco se aprueba, algunos proyectos podrían quedar perfectamente alineados con las nuevas reglas. Y ahí es donde se abren las oportunidades.
El primer grupo incluye a las capas base y soluciones de segunda capa que ya están adaptándose a las exigencias regulatorias. Ethereum (ETH) sigue siendo el estándar de oro para contratos inteligentes y no sería descabellado pensar en un repunte de 30% si los flujos institucionales vuelven con fuerza. Arbitrum (ARB) y Optimism (OP), que ya trabajan con funciones de verificación, podrían duplicar su capitalización si logran integrarse con custodios regulados.
En el segundo grupo están los exchanges descentralizados con gran volumen de operaciones y estructuras de gobernanza maduras. Uniswap (UNI) planea activar su “fee switch”, lo que convertiría al token en una fuente de ingresos recurrente. Si la adopción institucional se materializa, UNI podría tranquilamente subir entre 40% y 70%. dYdX (DYDX), que opera derivados y ya cumple con estándares estadounidenses, podría superar su máximo histórico. Y Curve (CRV), si consolida su dominio en el mercado de stablecoins, también tiene espacio para duplicar su valor desde los niveles actuales.
Un tercer grupo lo forman los protocolos de staking que apuntan al público institucional. Lido (LDO) y EigenLayer (EIGEN) están posicionados como los grandes intermediarios del restaking. Si los flujos de ETH apostado crecen como anticipa el mercado, estos tokens podrían escalar entre 50% y 100%. Rocket Pool (RPL), con su diseño más descentralizado, puede captar fondos que priorizan la diversificación de nodos, y cualquier regulación favorable lo pondría otra vez en el radar.
Por último, hay que mirar a los protocolos que están construyendo puentes entre distintas blockchains. LayerZero (ZRO) y Wormhole (W) ya integran auditorías y filtros AML, lo que los convierte en candidatos naturales para conectores oficiales entre exchanges y custodios. ZRO apenas comenzó a cotizar y podría tener un recorrido de +100% si se confirman integraciones con grandes players. THORChain (RUNE), que comenzó a sumar funciones de verificación, podría capitalizar su ventaja de operar swaps cross-chain sin custodios centralizados, algo que sería muy valioso bajo un marco legal claro.
¿Cómo aprovechar esta tendencia?
Lo primero es seguir de cerca el calendario político. Octubre y noviembre pueden ser meses decisivos para este nuevo marco legal, y el mercado podría anticipar esos movimientos.
También conviene explorar protocolos que ofrezcan incentivos a usuarios tempranos. Muchos de estos proyectos reparten tokens a quienes interactúan con sus plataformas, más allá de comprar y holdear.
Y justamente ahí está otra clave: en lugar de limitarse a tener los tokens en una wallet, conviene usarlos. Participar activamente en estos ecosistemas puede ser mucho más rentable que mirar desde la tribuna.
En resumen
Estados Unidos quiere dejar de pelear con las cripto y empezar a integrarlas a su sistema financiero. Si lo logra, no solo se beneficiará Wall Street: los inversores globales que entiendan este cambio de paradigma pueden posicionarse antes del boom.
DeFi 2.0 ya no es un juego de inadaptados. Es una nueva frontera para el capital. Y las reglas están por cambiar. ¿Tu portafolio está listo?
Iñaki Apezteguia
Para Zoom de Mercado