El estratega jefe de Morgan Stanley, Mike Wilson, asegura que el bear market terminó en abril y que estamos en las primeras fases de un nuevo ciclo alcista. Bitcoin, rozando su máximo histórico, confirma la tendencia. ¿Estás invirtiendo? ¿Y cómo?
Por Iñaki Apezteguia
Cuando Mike Wilson habla, Wall Street escucha. Y esta vez, el estratega jefe de Morgan Stanley no ha titubeado: el bear market terminó en abril, después de que la sacudida de las tarifas del “Liberation Day” provocara la última gran venta masiva. Desde entonces, asegura, hemos entrado en un nuevo bull market.
Y no se trata de un rally cualquiera. Es uno de esos ciclos que, según Wilson, conviene aprovechar desde el principio, comprando en las caídas y manteniendo la vista puesta en el horizonte.
Su razonamiento es claro: la economía de Estados Unidos ha dejado atrás una “recesión rodante” que duró tres años. El mercado, aunque todavía con episodios de volatilidad, muestra signos de consolidación saludable. Y lo más importante, las perspectivas son ambiciosas: Wilson proyecta un S&P 500 en 7.200 puntos hacia mediados de 2026, apoyado en beneficios corporativos sólidos, adopción masiva de inteligencia artificial, un dólar débil, recortes de tasas previstos para 2026 y la continuidad de los recortes impositivos de Trump.
¿Bitcoin to the moon?
Respecto de a lo que nosotros más nos importa, Bitcoin parece estar siguiendo el mismo guion alcista que el mercado de acciones. La noche del domingo 10 de agosto, la criptomoneda más grande del mundo alcanzó un máximo intradía de 122.300 dólares y cerró en torno a 122.000, a menos de un 1% de su récord histórico. Detrás de este salto hay varios motores encendidos: acumulación de BTC por parte de mineros —lo que reduce la presión vendedora—, entradas institucionales en ETFs spot por 247 millones de dólares en una sola semana, y un contexto macroeconómico que favorece la demanda por activos de refugio digital.
Pero lo más interesante es que este movimiento no parece un final de ciclo. Todo lo contrario: las señales sugieren que estamos en una fase temprana del bull run cripto. En 2025, los ETFs de Bitcoin han recibido flujos récord por más de USD 51.000 millones, algo que históricamente ocurre en las etapas iniciales de los grandes rallies. Además, la claridad regulatoria en Estados Unidos y Europa está despejando incertidumbres, habilitando incluso la inclusión de BTC en planes de jubilación y abriendo la puerta a reservas estratégicas digitales.
Desde el punto de vista técnico, Bitcoin se mantiene sólido en un rango de soporte alto entre 114.000 y 118.000 dólares. El sentimiento es optimista, pero sin la euforia extrema que suele marcar los techos. Y varios analistas proyectan que esta corrida alcista podría prolongarse hasta 2026, con correcciones intermedias, pero con un potencial acumulado que todavía está lejos de agotarse.
La sincronía entre el mercado bursátil y el cripto no es casual. Ambos están recibiendo el impulso de factores comunes: liquidez en aumento, optimismo empresarial, participación institucional creciente y un entorno macro que, por ahora, juega a favor del riesgo.
Si bien en este escenario quedarse al margen no parece una buena idea, es claro que todo bull run viene con sus advertencias. Wilson mismo recuerda que la volatilidad es normal y que no todos los retrocesos son oportunidades. Comprar en caídas sí, pero con análisis y sin dejarse llevar por el FOMO. En el mercado cripto, el riesgo de “atrapar un cuchillo cayendo” es real: no basta con que un activo baje de precio, hay que identificar si la caída es técnica y pasajera o el inicio de una corrección más profunda.
Por eso, más allá de las proyecciones y el entusiasmo, lo fundamental es tener una estrategia clara. Y aquí entra en juego nuestra Cartera de las 7 Monedas, diseñada para dar exposición diversificada a los activos con mayor potencial de este ciclo, desde los gigantes consolidados como Bitcoin y Ethereum —nuestra segunda mayor posición— hasta proyectos con fundamentos sólidos y espacio para crecer. Una solución simple para quienes quieren participar en el bull run sin complicarse con la selección individual de activos.
En definitiva, la música ya empezó a sonar. Wall Street lo sabe, Bitcoin lo confirma y el flujo de capital lo respalda. Si Wilson tiene razón, estamos en los primeros compases de una tendencia que podría extenderse al menos hasta 2026. La clave será entrar con inteligencia, ajustar el riesgo y, sobre todo, estar listo para bailar mientras dure la fiesta.
Iñaki Apezteguia
Para Zoom de Mercado