Los bonos “libres de riesgo” te permiten tener tus ahorros a salvo en medio de la turbulencia mundial. Incluso, a un menor costo que una caja de seguridad.
Por Bruno Perinelli
A primera vista, parece descabellado pensar que alguien invierta su capital en un activo que ofrece una rentabilidad negativa.
Esto es, por un bono que, en el mercado lo compramos a USD 100 y recibimos USD 99 si lo mantenemos hasta el vencimiento.
Resulta un sinsentido que viola el principio número 1 de las finanzas:
“El dinero hoy vale más que mañana.”
Pensémoslo bien. Si tengo USD 100, tengo dos alternativas. Consumirlos hoy o ahorrarlos y usarlos mañana. Si los ahorro, resigno satisfacer necesidades que tengo en el presente para hacerlo en el futuro.
Pero en el futuro… ¡No sabemos si vamos a estar vivos!
Necesito un incentivo, un premio, una retribución que me lleven a querer posponer consumo. De ahí surge el concepto de interés.
El principio número 1 de las finanzas no se está cumpliendo en algunos instrumentos de la actualidad.
Estados Unidos, Japón y Europa emiten bonos que pagan rendimientos negativos. Los países no premian al que pospone consumo. Todo lo contrario: ¡lo castigan!
Por eso, te digo que parece una locura que alguien invierta en estos títulos.
Pero, si pensamos que muchas personas compran y alquilan cajas de seguridad para mantener su dinero a salvo, ya no resulta tan alocada la idea de invertir en activos a tasas negativas.
Más aún, si tenemos en cuenta la turbulenta realidad económica global.
La cuarentena para sobrellevar el Coronavirus hizo que los países detuvieran sus actividades económicas, o en el mejor de los casos, redujeran su ritmo de trabajo a su mínima expresión.
La recesión mundial definitivamente está afectando los rendimientos de las empresas. Muchas de ellas tendrán que recurrir a planes de ajuste para adecuarse a la nueva realidad. Y otras sufrirán problemas para obtener los recursos necesarios que le permitan cumplir con sus obligaciones.
Estas crisis de liquidez podrían derivar en caídas de empresas en cadena, si no son atendidas a tiempo. Ahí es donde tendrían que actuar las autoridades gubernamentales y monetarias del mundo para evitar que la economía mundial colapse.
¡Realidades complicada si las hay!
Cada vez resulta más sensato invertir en activos seguros en un contexto que, como mínimo, augura pérdidas corporativas y, como máximo, el derrumbe de todo el sistema económico.
No por nada con la economía mundial está congelada, los bonos de países desarrollados se colmaron de tasas “bajo cero”. Hasta hace unas semanas, los rendimientos negativos estaban en los títulos europeos y japoneses, cuyas economías están freezadas desde hace rato. Ahora se sumaron los bonos del Tesoro estadounidense.
En estos días, los Treasury bills a uno y tres años llegaron a rendir -0,02% anual como consecuencia del frenazo de la economía estadounidense y de las medidas de estímulo monetario que decidió la Reserva Federal.
Pero, en vez de invertir en estos papeles, ¿no es mejor tener ese dinero disponible?
Hay dos motivos que llevarían a que los inversores tengan bonos con rendimientos negativos.
El primer motivo es el costo de almacenamiento del efectivo. Las comisiones por el mantenimiento de cuentas a la vista y cajas de seguridad pueden ser incluso mayores al interés negativo y los costos asociados a la inversión en títulos con tasas “bajo cero”.
Como el emisor es altamente cumplidor con sus deudas, los bonos son considerados instrumentos “libres de riesgo”. Así nuestro capital invertido en estos títulos está tan resguardado como si estuviera en una caja de seguridad.
El segundo motivo tiene que ver con las posibles ganancias de capital que se podrían obtener invirtiendo en estos bonos.
En contextos de alta volatilidad como el actual, donde lo que se prioriza es perder lo menos posible, los títulos son altamente demandados y sus precios suben.
Detrás de esta demanda por cobertura aparecen inversores especuladores que quieren subirse a esta ola alcista tradeando los títulos, incluso después de que sus rendimientos cruzan a terrenos negativos.
Venden los títulos a un precio mayor al que los compran y no esperan hasta el vencimiento, ya que recibirían un menor importe que el que invierten.
Naturalmente, este motivo especulativo habría que acotarlo a los momentos en los que los títulos están lejos de sus fechas de vencimiento. Porque días antes de que venzan los precios tienden a ubicarse alrededor del importe que los bonos pagan al final.
Si estabas esperando que se libere una caja de seguridad en tu banco para depositar tus ahorros, deja de hacerlo. A tan solo un par de clicks, tenés a mano unos activos que te permiten mantener tus ahorros a salvo a cambio de un costo menor.
Hasta la semana que viene.
Bruno Perinelli
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Bruno Perinelli es licenciado en Economía (UBA) y tiene un posgrado de especialización en mercado de capitales. Con 12 años de experiencia operando acciones, monedas, commodities, bonos y derivados, es el jefe de Trading de Inversor Global y ha estado a cargo de tres servicios de análisis de trading. Actualmente participa como analista de mercados de Cash Flow Semanal y Súper Acciones Millonarias, y publica regularmente consejos de inversión en Mercado en 5 minutos y El inversor diario.