En un movimiento desesperado por ocultar las malas noticias cambiando las definiciones, la Casa Blanca comparó el nivel de precios de julio de 2022 con el nivel de precios de junio de 2022, para asegurar que la inflación de julio fue de 0%. Lo mismo ocurrió con la recesión, cambiaron la definición para evitar dar malas noticias.
¿Por qué siguen tratando de redefinir el significado de las palabras?
En junio de 2022, la inflación de Estados Unidos fue del 9,1 %, la más alta en más de 40 años. En julio de 2022, la tasa de inflación fue del 8,5 %, una disminución con respecto a la tasa de junio, pero sigue siendo una de las lecturas más altas desde principios de la década de 1980.
Joe Biden podría haber reclamado un poco de crédito por reducir algo la inflación en julio. En cambio, afirmó que la inflación en julio fue “cero”. Leiste bien.
Sus palabras exactas fueron: “Recibimos noticias de que nuestra economía tuvo 0% de inflación en el mes de julio”.
Por supuesto, eso es absurdo. Aquí está la verdadera historia…
Lo siento, Joe, estás equivocado
La inflación es calculada por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) dentro del Departamento de Trabajo. Reportan resultados mensualmente. Cada informe mensual analiza los precios de una canasta de más de 30 categorías separadas, como gasolina, alimentos, ropa, viajes, productos electrónicos, etc.
Dentro de cada una de estas amplias categorías hay cientos de artículos individuales que comprenden lo que un consumidor típico podría comprar en un mes en particular. Esos datos consisten en precios. El siguiente paso es comparar los precios de un determinado mes con el mismo mes del año anterior. Se comparó la canasta de precios de julio de 2022 con la misma canasta de precios de julio de 2021.
El aumento de los precios año tras año es la tasa de inflación para el mes de julio de 2022. Ese es el aumento del 8,5% informado por el BLS. ¿De dónde obtuvo Biden sus datos “cero”?
Cambiar definiciones inconvenientes
En un movimiento desesperado por ocultar las malas noticias cambiando las definiciones, la Casa Blanca comparó el nivel de precios de julio de 2022 con el nivel de precios de junio de 2022. En otras palabras, hicieron una comparación mes a mes en lugar del año habitual. Eso es un cambio en la forma de interpretar la medición.
Puedes estar seguro de que Biden no entiende nada de esto, pero pudo pronunciar las palabras en el teleprompter. Este episodio, cambiar la definición para cambiar las noticias, es exactamente lo que hicieron la Casa Blanca y la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, cuando cambiaron la definición de “recesión” después de que el Departamento de Comercio informara dos trimestres consecutivos de disminución del PBI, a fines de julio.
Joe Biden no es el Gran Hermano
De todos modos, la política de la Casa Blanca es clara. Si no le gustan las noticias económicas, simplemente cambia las definiciones para obtener el resultado que desea. Así es exactamente como George Orwell retrató al Gran Hermano en su novela 1984 .
Joe Biden no es lo suficientemente competente para ser Gran Hermano. Tiene una limitación tan grande que cuando dice cosas absurdas, es difícil saber si es el resultado de un deterioro cognitivo, mentiras descaradas o una simple incapacidad para saber de qué está hablando cuando alguien pone un guión en su teleprompter.
Ese no es un ataque personal a Biden: nadie se deleita en ver a un anciano en declive. Ciertamente no. Pero el absurdo más reciente de Biden es tan malo que posiblemente sea el resultado de los tres.
En cualquier caso, no necesitamos que la Casa Blanca nos hable de la inflación.
Lo vemos en el supermercado, cuando cargamos combustible. La inflación puede haber bajado un poco desde su punto máximo, pero sigue siendo escandalosamente alta, sin importar qué tipo de giro le dé la Casa Blanca.
Pero por el momento, supongamos que la inflación realmente ha bajado como dice Biden. ¿Es eso necesariamente una buena señal? La respuesta es no.
Destruir la economía para salvarla
La dificultad es que la inflación de Estados Unidos proviene del lado de la oferta (energía, alimentos, transporte, problemas en la cadena de suministro) y no del lado de la demanda (los consumidores impulsan la demanda en función de los temores inflacionarios). Dado que la Reserva Federal no perfora en busca de petróleo, conduce camiones ni opera grúas, en realidad no puede afectar directamente el lado de la oferta.
Lo que pueden hacer es destruir la demanda elevando las tasas tanto que los consumidores se agotarán con tasas hipotecarias más altas y cargos excesivos en las tarjetas de crédito.
Este tipo de control de la inflación puede funcionar, pero tiene un alto costo: una recesión severa. En este momento, los consumidores están agobiados por los precios altos de los combustibles, aunque han bajado un poco. Esos precios bajarán cuando los consumidores dejen de comprar combustibles porque están desempleados o sus negocios han quebrado.
Parafraseando un viejo dicho de la guerra de Vietnam, la Fed tendrá que destruir la economía para salvarla.
El efecto látigo
Abundan otros datos negativos. La cadena de suministro sigue rota, pero de una forma nueva. Hace seis meses, los distribuidores y minoristas tenían poco stock y los estantes estaban vacíos. Todavía hay algo de eso, pero los canales de entrega están funcionando mejor ahora.
El problema actual es que los distribuidores realizan pedidos dobles e incluso triples para compensar la escasez. Ahora esos pedidos se entregan exactamente al mismo tiempo que la demanda se ha desplomado.
Esto se conoce en la ciencia de la cadena de suministro como el efecto látigo, donde pequeños movimientos en un extremo del látigo producen grandes efectos en el otro extremo. No solo los almacenes están llenos, sino que los nuevos pedidos se están agotando. Los distribuidores y minoristas no necesitan más productos. El PBI se calcula en función de los inventarios, no de las ventas finales, por lo que este es otro gran factor negativo para el PBI en el tercer trimestre.
Las solicitudes iniciales de subsidios por desempleo han estado aumentando durante varias semanas. Los salarios reales están cayendo drásticamente. (Los salarios nominales aumentaron alrededor del 5%, pero la inflación es del 8,5%, por lo que el salario real (nominal menos la inflación) cayó el 3,5% sobre una base anualizada). Eso es un desastre.
No esperes mucha mejoría
Se siguen acumulando otros signos de una recesión más severa que la que ya estamos viviendo. El pronóstico la Reserva Federal de Atlanta para el crecimiento del PBI del tercer trimestre (anualizado) ahora es de 1,8%.
Pero eso debe compararse con una estimación previa de 2,5%. La tasa proyectada decreciente es significativa.
No pronostican de la manera habitual, altamente imprecisa, de Wall Street. En cambio, “proyectan ahora” en función de los datos disponibles en ese momento, sin extrapolar ni estimar datos que aún no están disponibles.
No tendremos una estimación oficial del gobierno del PBI del tercer trimestre hasta finales de octubre. Pero según la proyección más reciente, es razonable concluir que el tercer trimestre puede terminar en la columna negativa cuando todo esté dicho y hecho.
¿Por qué se han desplomado los precios del petróleo?
Mientras tanto, los precios del petróleo han estado cayendo precipitadamente desde junio. El contrato de futuros de petróleo crudo cayó de USD 122 por barril el 8 de junio a USD 87 por barril hoy, casi un mini colapso del 30% en casi tres meses.
Sería bueno pensar que esto se debió a una avalancha de oferta que surgió repentinamente, pero ese no es el caso. La oferta sigue siendo muy limitada.
Lo que pasó es que la demanda colapsó. Es posible que hayas notado que esto comienza a aparecer en el precio del combustible en el surtidor. El precio sigue siendo alto, pero ha bajado recientemente y bajará más.
Eso puede ser algo bueno para tí, pero es una mala señal para la economía porque significa que muchos simplemente no pueden pagar el combustible, conducen menos o, en algunos casos, han perdido sus trabajos.
Hay más datos pero se entiende la idea. La inflación puede estar bajando, pero no porque se estén abordando sus condiciones subyacentes, sino porque la recesión está causando una caída en la demanda.
Ahora estamos en una recesión y la mejor estimación es que la recesión continuará y empeorará.
Pero bueno, al menos la inflación bajará.
Jim Rickards
Para El Inversor Diario
Abogado y economista. Fue asesor de la CIA y el Pentágono y hoy es uno de los analistas financieros más leídos en Estados Unidos. Cuenta con 35 años de experiencia analizando exitosamente el contexto macroeconómico global. Gracias a una alianza con Agora Financial de Estados unidos, en Inversor Global es editor para Inteligencia Estratégica.