La designación de Pichetto como candidato a vicepresidente de Cambiemos abortó la posibilidad de que el peronismo vaya unido a las elecciones.
Una famosa frase reza que “mejor malo conocido, que bueno por conocer”. En el caso de los mercados y la economía argentina dicha frase merecería una corrección:
“Mejor malo conocido, que conocido y más malo aún”.
Es que si uno ve lo que pasó con los mercados tras el anuncio de que Miguel Ángel Pichetto será el candidato a vice de Mauricio Macri, rápidamente se da cuenta que éstos prefieren a Macri incluso cuando los números macro de su gestión son peores a los que dejó CFK.
¿Cómo se explica esto? Es muy simple. A pesar de la pobreza de los resultados, le temen mucho más al regreso del kirchnerismo que a la continuidad del macrismo.
Ahora bien, ¿qué panorama se nos viene de acá en adelante?
Lo analizamos a continuación.
A corto plazo, CFK se queda sola
El gran “cuco” de los mercados y de la gran mayoría de los economistas profesionales es el regreso de Cristina al poder. Esto es así porque la gestión Kirchner-Kirchner que gobernó por 12 años ininterrumpidos el país no solo llevó la inflación del 3% de 2003 al 40% anual en su pico de 2014, sino que además:
- Destruyó la matriz energética.
- Generó el déficit fiscal más alto de los últimos 25 años.
- Duplicó el gasto público.
- Subió marcadamente la presión tributaria.
- Impuso controles de precios extensivos sobre toda la economía.
- Aplicó el “Cepo”.
- Expropió empresas privadas.
- Entró en un nuevo default en 2014…
Cualquier persona medianamente entrenada en materia económica puede entenderque este tipo de políticas implican la ruina de un país.
Claro que pueden “funcionar bien” durante algún tiempo, especialmente si la economía arranca desde un piso muy bajo. Pero, a la larga, son insostenibles e increíblemente dañinas para los incentivos, la inversión y el crecimiento.
Con este currículum, entonces, es lógico que el mercado temiera tanto a un regreso de CFK, incluso después de haberse corrido del centro de la escena, colocando a Alberto Fernández como candidato a presidente.
Y he ahí la clave de la decisión del martes. La designación de Alberto, un “kirchnerista moderado”, e incluso muy crítico de la gestión CFK, fue la carta que jugó Cristina para unir al peronismo. El sueño era ver al Peronismo unificado contra Macri. Al “pueblo contra la oligarquía”…
Pero no pudo ser. “Alternativa Federal”, liderada por Pichetto y representante del Peronismo No Kirchnerista, ahora o bien se quebró, o bien se suma a Cambiemos. En cualquier caso, el peronismo ya no va unido contra Macri.
Lo que tenemos en el escenario actual de quienes presentan más chances electorales es a Cambiemos con una “pata peronista”, contra el mismo kirchnerismo recalcitrante de siempre.
Este escenario generó un efecto financiero inmediato y contundente: colapso del riesgo país, suba de bonos, rally de acciones argentinas y caída del dólar.
A mediano plazo, lo mismo de siempre
El escenario electoral a partir de la decisión de Macri parece haberse inclinado levemente a su favor. Ahora los peronistas que no pueden ni ver a Cristina podrían votar a Cambiemos, y entre estas dos opciones políticas, el oficialismo estaría mejor parado que antes del anuncio.
Pero ahí empiezan los verdaderos problemas.
Argentina hace 10 años que no crece. Si medimos el PBI per cápita de 2019 resulta similar o incluso inferior al de 2009. Además, seguimos teniendo alto gasto público, alta inflación y una economía poco competitiva producto de regulaciones, lobbies y un virtual cierre absoluto al comercio global.
¿Cómo hacer reformas que resuelvan los problemas de fondo de Argentina?
La respuesta parece ser un gran consenso. Y al consenso se llega bien porque la ciudadanía “cambia el chip”, gracias al trabajo de décadas de intelectuales y de batalla cultural, o bien porque el gobierno posee dos cosas de importancia clave:
- Voluntad para avanzar en reformas.
- Habilidad para tejer alianzas que lo permitan.
¿Cuenta el gobierno con el elemento número 1? A juzgar por las metas fiscales, la reducción (con posterior suba pero en menor magnitud) de retenciones, la salida del cepo y el ajuste de tarifas… Al menos parece que tiene más voluntad que la alternativa kirchnerista.
¿Y el segundo? La elección de Pichetto muestra que esto es lo que se estaría buscando.
La política tiene eso. Hay que transar permanentemente y los enemigos del pasado son los amigos de hoy. Incluso Winston Churchill tuvo que aliarse con Iosif Stalin para combatir a Hitler.
Por eso yo no hago política. Pero podemos quedarnos con esta reflexión o bien analizar las consecuencias de la decisión tomada.
Y esas consecuencias son dos: a corto plazo, el peronismo unido no podrá ser. A mediano, las reformas que hay que hacer son de una magnitud inconmensurable, y los mercados ven que contar con un peronista en la fórmula menos mala de las dos podría ayudar a avanzarlas.
Será cuestión de ir viendo.