Un acuerdo comercial definitivo entre China y Estados Unidos daría al precio de las acciones un impulso final. Habría euforia en el mercado, lo que marcaría el final del período alcista más largo de la historia.
José está atravesando los últimos años de su vida profesional.
Es un abogado exitoso y todoterreno que supo conquistar los fueros civil, comercial, laboral y penal a lo largo de sus 50 años de carrera.
Apasionado por el derecho desde chico, arrancó como meritorio en un juzgado administrativo provincial a los 18 años. Su tarea principal era ordenar expedientes pero se las rebuscaba para conocer de oído los casos e incorporar el vocabulario jurídico.
Apenas se recibió de abogado con título de honor a los 22 años, pasó a trabajar en un renombrado estudio jurídico. Con el tiempo, fue adquiriendo experiencia y conocimiento práctico que le permitieron resolver casos complicados. A base de mérito, fue ganándose el respeto de sus pares y la confianza de sus jefes.
A los 27 años, se abrió su prestigioso buffet jurídico que hoy tiene más de 40 años de vida y es reconocido en el ambiente como uno de los mejores. Tuvo como clientes a firmas multinacionales reconocidas y a figuras de la farándula y el jet set.
En el plano del amor, José no fue un tipo con suerte. Tres matrimonios sin hijos y un sinnúmero de relaciones tormentosas tiñeron su exitosa vida profesional.
Me dirás ahora, ¿por qué te cuento la vida de José en una columna de finanzas?
Y es que hay un punto particular en el que José y el mercado de acciones se encuentran.
Ambos se alimentan del conflicto. Los moviliza. El disenso y las peleas representan un combustible tanto para nuestro amigo como para los precios de las acciones.
En el mercado siempre tiene que haber motivos para que algunos piensen que las acciones van a subir y otros, que van a bajar. Si todos pensáramos que una acción se compra a USD 10 y se vende a USD 20, no habría punto de encuentro en el mercado. Nadie vendería a 10 ni compraría a 20; no se producirían operaciones.
En periodos recientes lo que está movilizando el mercado de acciones estadounidense es la Guerra Comercial y la desaceleración económica global que la misma está causando.
Desde que explotó en enero de 2018, el conflicto comercial interrumpió el Trump rally de 2016-2017 y generó fuertes vaivenes en los principales índices financieros del mundo.
Hace poco menos de un año, todos pensaban que arrancaba un furioso mercado bajista cuando el conflicto se fue agravando y mostraba signos de debilidad en los resultados de las empresas.
Hoy vemos que las acciones siguieron creciendo. Es cierto, a un ritmo más lento que el que tuvieron en el bienio 2016-17, por culpa de los efectos de la Guerra Comercial sobre el crecimiento económico de Estados Unidos.
Casi dos años después de que se desató el litigio, me animo a decirte que lo peor que le podría pasar a las acciones de Wall Street, en el mediano plazo, no es que se agrave la Guerra Comercial y que se distancien Estados Unidos y China; sino que se firme el acuerdo definitivo.
Ya sé. Me dirás:
“¡¿Estás loco?! Si las potencias borran sus diferencias, las empresas pueden desarrollar sus actuales y nuevos negocios en un entorno más libre y pacífico. Se llevarían a cabo proyectos que fueron postergados por la incertidumbre que genera el conflicto comercial. Esto se traduciría en mejores resultados para las empresas, lo que impulsaría el precio de sus acciones”.
Concuerdo.
Si las potencias llegaran a un acuerdo definitivo, todo eso sucedería, en una primera instancia. Las acciones subirían mucho más de lo que aumentarían las ganancias de las empresas.
Entusiasmados, los inversores las comprarían a precios históricamente altos bajo la expectativa de que van a valer todavía más en el futuro. Las buenas noticias energizarían el ánimo de los inversores hasta llevarlo a un punto de extrema euforia, típico de los techos de mercado.
Allí, todo el mundo coincidiría en que la inversión rentable y segura sería comprar acciones en la Bolsa. No importaría cuál. Y esperar.
Nadie querría vender las acciones. El consenso sería estar comprado, lo que sería un problemón.
Porque recordemos que “el mercado castiga consensos”.
Si, en el extremo, todos creemos que las acciones van a subir, nadie las vende. Todos las mantenemos y no se producen operaciones. Eventualmente, algún operador tiene que venderlas por necesidad y lo hace a un precio más bajo. Sin proponérselo convence a varios inversores de tomar ganancias por temor a que los precios sigan bajando. Estos inversores pasan de querer tener las acciones a querer venderlas. El mercado se llena de oferentes, los precios bajan y se marca el techo del mercado.
En caso de que eso suceda, podría darse el final del mercado alcista más largo de la historia.
Así que, lo mejor para las acciones sería que la Guerra Comercial no se agrave, subsista con escasos “signos de vida” u otro conflicto emerja para que no haya un consenso comprador.
Si se llegara a dar el acuerdo definitivo, no deberíamos alarmarnos sino, por el contrario, deberíamos aprovechar esa coyuntura que, en principio, sería favorable.
Tendríamos que operar con cuidado sabiendo que estaríamos comprando acciones a precios históricamente altos. Una forma de hacerlo es mezclando las acciones con activos de cobertura vinculados al oro. O con opciones put del índice S&P500, “out of the money”: de bajos costo y precio de ejercicio, pero de gran rendimiento en caso de que se produzca una fuerte caída.
Hasta la semana que viene,
Bruno Perinelli
Para Inversor Global
Bruno Perinelli es licenciado en Economía (UBA) y tiene un posgrado de especialización en mercado de capitales. Con 12 años de experiencia operando acciones, monedas, commodities, bonos y derivados, es el jefe de Trading de Inversor Global y ha estado a cargo de tres servicios de análisis de trading. Actualmente participa como analista de mercados de Cash Flow Semanal y Súper Acciones Millonarias, y publica regularmente consejos de inversión en Mercado en 5 minutos y El inversor diario.