La Reserva Federal podría llevar a los tipos de interés por debajo de cero en in intento de reanimar el mercado ante los efectos del coronavirus. Sin embargo, la medida podría ser muy peligrosa a nivel internacional, sobre todo en un escenario de recesión.
Por Jim Rickards, desde Darien, Connecticut
Querido lector,
En julio de 2019, me encontraba en Bretton Woods, New Hampshire, junto a un anfitrión de las elites monetarias, para conmemorar el 75mo aniversario de la conferencia de Bretton Woods, que estableció el sistema monetario que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Pero no estaba allí solo para conmemorar el pasado: sino buscando una perspectiva del futuro del sistema monetario.
Durante mi tiempo ahí, fui parte de un grupo selecto en una reunión confidencial a puertas cerradas con altos funcionarios de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE). En ella, se anunció que es lo que se podrías esperar sobre el futuro de las tasas de interés, y por qué.
Incluyeron a un funcionario jerárquico de un banco regional de la Reserva Federal, otro del Directorio de Gobernadores de la Fed y un miembro del Directorio de Gobernadores del BCE.
Se aplicaron las reglas de Chatham House, por lo que aún no puedo revelar los nombres de las personas presentes en esta reunión ni citarlos directamente.
Pero puedo discutir los puntos principales. Básicamente, se anunció que las tasas se encaminarían a la baja, y no solo con recortes de 25 o 50 puntos básicos. Para ese entonces, los tipos de interés se ubicaban en 2,25%. Los asistentes a la reunión hacían énfasis en la necesidad de reducir muchísimo los intereses de cara al futuro. Bueno, eso ya sucedió. La Fed hizo un recorte en septiembre y octubre (cada uno por 25 puntos básicos), empujando la baja de la tasa hasta 1,75%. Y ahora, después de la emergencia del martes 3 de marzo, con el recorte de 50 puntos básicos, las tasas rondan el 1,25%.
Esa es una caída de todo un punto porcentual. Si la Fed sigue recortando (que es lo más probable), pronto estará coqueteando con tasas en cero. Y si los efectos económicos del coronavirus no se disipan (lo cual es muy posible), la entidad fácilmente podría continuar su camino en esa dirección.
Y entonces… ¿qué?
Estos funcionaros no anunciaron oficialmente que las tasas de interés se volverán negativas. Pero sí mencionaron que cuando las tasas de interés lleguen a cero, van a tener que considerar seriamente pasar a tasas de interés negativas.
Leyendo entre líneas, probablemente recurrirán a tasas negativas cuando “llegue el momento”.
Normalmente, predecir las políticas de tasa de interés puede ser arriesgado, y para hacerlo empleo una cantidad de modelos sofisticados que determinar hacia dónde se dirigen estas medidas. Pero estas personas facilitaron increíblemente mi trabajo. ¡Es casi como hacer trampa!
La parte más interesante de la reunión fue la razón que dieron para los próximos recortes de tasas. Estaban muy calmos sobre ello, casi como si fuera excesivamente obvio mencionarlo.
La razón tenía que ver con las tasas de interés reales.
La tasa de interés real es la tasa de interés nominal menos la tasa de inflación. Puedes mirar las tasas de interés actuales y pensar que son extremadamente bajas. Y en términos nominales ciertamente es así. Pero cuando consideras las tasas de interés reales, verás que pueden ser sustancialmente mayores que la tasa nominal.
Esa es la razón por la cual la tasa real es tan importante. Si eres un economista o un analista intentando predecir los mercados basado en el impacto de las tasas en la economía, entonces necesitas enfocarte en las tasas reales.
Asume que la tasa nominal de un bono es de 4%; lo que ves es lo que hay. Pero la tasa real es la tasa nominal quitando la inflación. Si la tasa nominal es de 4% y la inflación es de 2%, entonces la tasa real es de 2% (4 – 2 = 2).
Esa diferencia entre la tasa nominal y la real parece simple hasta que llega una situación extraña donde la inflación es más alta que la tasa nominal. Entonces la tasa real es negativa.
Por ejemplo, si la tasa nominal es de 4% y la inflación de 5%, entonces la tasa real de interés es negativa (4 -5 = -1)
Estados Unidos nunca tuvo tasas nominales negativas (mientras que Japón, la eurozona y Suiza sí). Sin embargo sí ha tenido tasas reales negativas.
A principios de los 80, las tasas de interés en los títulos del Tesoro a largo plazo llegaban al 13%. Pero la inflación en aquél entonces era de 15%, así que la tasa real era 2% negativa. El costo real del dinero era más barato incluso con las tasas nominales más altas de todos los tiempos.
Las tasas nominales de 13% con una inflación de 15% en realidad eran un incentivo. Las tasas de 3% cuando la inflación es de 1%, no. En estos ejemplos, un 2% nominal es una tasa “alta”, mientras que 13% es una tasa “baja” una vez que incluimos a la inflación.
¿Cuál es la tasa real hoy?
El rendimiento al vencimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se encuentra actualmente en un mínimo histórico de menos del 1% (en realidad cayó al 0,899% hoy, antes de subir un poco más). Eso nunca había sucedido en la historia, lo cual es una indicación de lo inusuales que son las condiciones actuales.
Mientras tanto, la inflación medida por el coeficiente de deflación PCE (la medida preferida por la Fed) actualmente es de 1,6% anual, bajo el objetivo de 2% de la Fed.
Utilizando esas métricas, las tasas de interés real están en la zona de -5%. Pero, créase o no, eso es más alto que a principios de los 80, cuando las tasas nominales eran de 13% pero las reales de 2%.
Por eso, es fundamental comprender la importancia de las tasas de interés reales.
Y las tasas reales son importantes porque los bancos centrales quieren generar tasas reales significativamente negativas. Es por eso, que tienen que bajar sustancialmente la tasa nominal, que es lo que dijeron estos funcionarios del banco central en Bretton Woods.
Por lo tanto, puedes esperar que las tasas lleguen a cero, con lo que las tasas negativas nominales probablemente están muy cerca.
La Fed está muy preocupada por la recesión, para la cual actualmente no está preparada para asumir lo que podría estar por venir. Y con el coronavirus, menos aún.
Por lo general, se requieren cinco puntos porcentuales de reducción de tasas para sacar a Estados Unidos de una recesión. Durante su ciclo de escalada que finalizó en diciembre de 2018, la Fed estaba tratando de obtener tasas más cercanas al 5% para poder reducirlas tanto como fuera necesario en una nueva recesión. Pero fallaron.
Las tasas de interés solo superaron el 2,5%, es decir, la mitad del objetivo. La reacción del mercado y la desaceleración de la economía causaron que la Fed cambiara el rumbo y se relaje. Eso fue bueno para los mercados, pero terrible en términos de preparación para la próxima recesión.
La Fed también redujo su balance general de USD 4,5 billones a USD 3,8 billones, pero eso todavía estaba muy por encima del nivel de USD 800.000 millones que existía antes del programa de flexibilización QE1.
En resumen, la Fed (y otros bancos centrales) solo se normalizaron en parte y están lejos de poder manejar una nueva recesión o colapso si surgiera una mañana.
Por lo tanto, la entidad está atrapada en un enigma del que no puede escapar. Necesita ponderar las alzas para prepararse para la recesión, pero tasas más bajas para evitarla. Obviamente ha elegido la última opción.
Si una recesión golpeara ahora, la Fed reduciría las tasas en otro 1,25% por etapas, pero luego estarían en el límite cero y sin municiones para continuar “disparando”.
Más allá de eso, las únicas herramientas de la Reserva Federal son tasas negativas, más QE, un objetivo de inflación más alto u orientación futura que garantice que no habrá alzas de tasas sin previo aviso.
Por supuesto, las tasas de interés nominales negativas nunca han funcionado donde se han probado. Solo alimentan burbujas de activos y no generan crecimiento económico. No hay razón para creer que funcionarán la próxima vez.
Pero los bancos centrales realmente no tienen otras herramientas para elegir. Cuando tu única herramienta es un martillo, todos los problemas parecen clavos.
Ahora es el momento de invertir en oro y otros activos duros para proteger tus ahorros.
Saludos.
Jim Rickards
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Abogado y economista. Fue asesor de la CIA y el Pentágono y hoy es uno de los analistas financieros más leídos en Estados Unidos. Cuenta con 35 años de experiencia analizando exitosamente el contexto macroeconómico global. Gracias a una alianza con Agora Financial de Estados unidos, en Inversor Global es editor para Inteligencia Estratégica.