Cuanto más ambiciosos (y, hasta en algunos casos, irrealistas) sean los objetivos que queremos alcanzar, más riesgos deberemos tomar con nuestras inversiones para conseguir nuestro cometido.
Por Diego Martínez Burzaco
Si hay algo que esta pandemia puso de manifiesto, es que las personas están padeciendo sensaciones muy similares, no importa en qué lugar del planeta estén situados.
Una encuesta reciente llevada adelante por la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires señala que, respecto a la salud mental y emocional, las sensaciones que más se repiten son la ansiedad, la angustia, la tristeza y la depresión. Todo esto, por supuesto, complementado con una gran incertidumbre.
No llama la atención que recientes estudios en el resto de Latinoamérica y en el mundo muestren una increíble similitud respecto a este tema. Al fin y al cabo, somos todos seres humanos.
Pero quizás resultan bastante asombrosas las sensaciones que tienen las personas en torno al dinero, aun cuando viven en países que tienen una gran diferencia en cuanto a la calidad de vida y al desarrollo económico.
Un estudio reciente que impulsó el sitio de inversiones CNBC señala que nueve de cada diez estadounidenses sufren de fuerte estrés por problemas financieros durante esta pandemia. Adicionalmente, el 40% de los encuestados aseguran que consideran que no cuentan con ahorros suficientes para afrontar las actuales dificultades.
Volviendo a la encuesta de la Facultad de Psicología de la UBA, casi ocho de cada diez personas tienen muchos temores sobre el efecto negativo que la pandemia producirá en los ingresos familiares y en su forma de vida. Además, solo el 30% de la población asegura que no tiene deudas y que sus cuentas están relativamente en orden.
¿Qué tienen en común todas estas evidencias? Que existe una marcada ausencia de educación financiera en la gran mayoría de los hogares del mundo. Y esto es algo inconcebible.
Las personas que no tienen sus finanzas personales en orden, muy probablemente, tendrán escaso éxito en el manejo de las inversiones. De hecho, podemos dar por sentado que un número alto de este grupo ni siquiera tiene ahorros disponibles para invertir y capitalizarse.
Más allá del lugar donde uno vive, no creo que haya excusas reales y tangibles para evitar generar un ahorro pensando a largo plazo y en lograr la independencia financiera. De hecho, con que al menos haya una fuente de ingresos en el hogar, ya es suficiente para poner en práctica un plan.
De acuerdo con las estadísticas internacionales, las personas que manejan correctamente su dinero comparten los siguientes siete hábitos:
1. Gastan menos de lo que les ingresa.
2. Tienen deudas bajas y manejables.
3. Pagan sus cuentas a tiempo, por lo que evitan recargos por moras o cuantiosos intereses por refinanciamiento.
4. Tienen una correcta calificación crediticia, con préstamos disponibles para cuando sea realmente necesario.
5. Tienen suficientes ahorros para hacer frente a gastos inesperados en situaciones de emergencia.
6. Invierten su dinero para poder alcanzar los objetivos que tienen a largo plazo.
7. Tienen planes de inversión claros y con un horizonte temporal largo.
Todos los hábitos mencionados son realmente importantes. Tienen relación unos con otros y forman parte de un plan estratégico para lograr la independencia financiera. Claramente, los que destacamos como más relevantes para la tarea que nosotros llevamos adelante en este espacio son los puntos 6 y 7. Pero somos conscientes de que, sin ahorro, es imposible llevar adelante un plan de inversión.
El primer paso implica, entonces, la necesidad de que nuestros gastos siempre se ubiquen por debajo de los ingresos que generamos. No es posible ni sustentable gastar por encima de nuestras posibilidades y tener un excedente monetario para invertir.
Ahora bien, cuando efectivamente disponemos de esos recursos, entonces, debe existir una sincronización total entre nuestros objetivos y nuestra estrategia de inversión.
Cuanto más ambiciosos (y, hasta en algunos casos, irrealistas) sean los objetivos que queremos alcanzar, más riesgos deberemos tomar con nuestras inversiones para conseguir nuestro cometido. Y, muy probablemente, estaremos haciendo inversiones con un riesgo mucho más alto del que está dispuesto a tolerar nuestro perfil.
Como se observa, todo debe estar completamente sincronizado y coordinado. Decirlo parece fácil. Llevarlo a la práctica es realmente un desafío.
Si piensas que no estás en el camino correcto, el momento para comenzar es hoy. Adoptar estos hábitos te permitirá aflojar la pesada carga emocional que ya tiene la pandemia sobre tu salud mental. No dejes que el dinero y tus inversiones sean un peso adicional.
A tu lado en los mercados,
Diego Martinez Burzaco
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Es economista de la Universidad de Buenos Aires con especialización en Mercados de Capitales, cuenta con más de 18 años de experiencia en los mercados internacionales. En Inversor Global es Jefe de Estrategia y editor de los servicios Crisis & Oportunidad, Situaciones Extraordinarias y Doble o Nada.