Incluso con las condiciones adversas que atravesamos hoy, las acciones se han mantenido al alza. Un factor en particular está detrás de este fenómeno, y el día de hoy te cuento cómo sacar provecho del mismo.
Recuerda que ahora puedes escuchar esta columna en Spotify en Inversor Global Podcast.
¿Has oído hablar de TINA?
En los últimos seis meses, TINA ha sido uno de los factores más importantes tras el alza en los precios de las acciones.
Y la mejor parte: llegó para quedarse. Está ejerciendo su influencia sobre los inversores individuales, gestores de fondos de cobertura e incluso algunas de las instituciones más poderosas del mercado.
Intentar ir en contra de TINA es un error fatal que te podría costarte tus fondos de jubilación.
Pero si sabes cómo aprovechar este fenómeno, podrías expandir tu riqueza y cumplir tus metas financieras.
Ahora bien, ¿quién es esta TINA? ¿Y cómo es tan poderosa que es capaz de influenciar el mercado como un todo?
¡Veamos!
No hay alternativas
En lingo de Wall Street, hay cientos de abreviaciones y siglas de uso común:
– DFTF son las siglas de “Don’t Fight the Fed” (no luches contra la Reserva Federal)
– BTFD es código para “Buy the Freaking Dip!” (¡compra la baja!)
– Y P&D se refiere a la práctica de “pump and dump”, una estrategia ilegal que conlleva manipular los medios para generar ganancias con una acción
En mis días como gestor de fondos de cobertura, conocía todas las frases y modismos que gritaban los traders en el corazón de Wall Street.
Y hace poco, sumé un nuevo acrónimo a mi vocabulario inversor: TINA – “¡There is No Alternative!”. En español, sería algo como “no hay alternativa”.
Hoy en día, los inversores tienen menos opciones para proteger y hacer crecer su patrimonio. Y todo se relaciona con la agresiva política de tasa de interés cero del banco central estadounidense.
En respuesta a la crisis del coronavirus, la Fed redujo su tasa de interés objetivo a un rango del 0-0,25%. Esta tasa objetivo es la que la Reserva Federal cobra a los bancos por los saldos a un día.
Y aunque esta tasa objetivo puede ayudar a influir en las tasas de interés que paga o recibe, la Fed dio otro paso para cambiar la forma en que funcionan la economía y los mercados.
Como parte de su respuesta a la crisis, la Fed gastó cientos de miles de millones de dólares para comprar valores del Tesoro estadounidenses, securities respaldados por hipotecas y bonos corporativos.
Todas estas compras, naturalmente, mandaron al alza los precios de estos activos. Y cuando los precios de los bonos suben, el rendimiento que puedes obtener de estos bonos cae.
Y en este caso, ¡fue una caída estrepitosa!
Hoy en día, en Estados Unidos los inversores se enfrentan al desafío de tasas de interés reales negativas. En otras palabras, el interés que recibe de casi cualquier inversión en bonos “segura” será menor que la tasa de inflación.
Por lo tanto, cualquiera que invierta en bonos estadounidenses está garantizado a perder en el largo plazo.
Ahí es donde TINA entra en acción.
Gracias a todo el dinero que la Fed ha inyectado en diferentes áreas del mercado de bonos, los inversores no tienen otra alternativa que apostar por el mercado accionario.
Por todo esto, los inversores (en particular en Estados Unidos) están apostando por las acciones por sobre cualquier otra clase de activos. ¡No hay alternativa!
Esta tendencia continuará siempre y cuando la Fed siga manipulando los mercados de bonos.
Cómo invertir junto a TINA
En los seis meses posteriores al cambio de política de la Fed, muchos inversores invirtieron en “el mercado” indiscriminadamente. Es decir, comprando fondos que nucleaban numerosas acciones populares.
En otras palabras, inversiones pasivas típicas.
En El Inversor Diario, hemos hablado sobre cómo los inversores individuales e institucionales han puesto su dinero en índices amplios, como el S&P 500, incluso cuando estos índices son impulsados por una pequeña cantidad de “megacciones”.
Esa estrategia funcionó bien por un tiempo. Gracias a esta avalancha de capital, los mercados fueron al alza, alcanzando máximos históricos una y otra vez.
Sin embargo, en las últimas dos semanas, hemos visto un cambio. Algunas de las acciones más grandes, como Amazon (AMZN), Alphabet (GOOGL) y Tesla (TSLA) han comenzado a retroceder.
¿Eso significa que TINA ha perdido su poder?
¡Para nada!
Con los precios de los bonos demasiado altos y las tasas de interés reales negativas aún frustrando a los inversores, millones de personas siguen sin tener otra alternativa que las acciones.
La verdadera pregunta es: ¿en qué acciones deberíamos invertir?
TINA está comenzando a cambiar su enfoque.
Verás, ahora que las acciones más grandes se han vuelto más costosas, los inversores están buscando mejores activos en los que poner su dinero a trabajar.
¡Y muchas empresas más pequeñas todavía tienen mucho espacio para crecer!
A medida que los inversores cambian su enfoque, dejan a un lado las acciones concentradas en ganancias de capital y apuestan por inversiones de valor, impulsando los precios de estas últimas.
En otras palabras, para los jugadores más pequeños de la Bolsa, llegó el momento de brillar.
¡Hay cientos de alternativas de calidad para elegir!
Si estás interesado en el sector tecnológico, acciones como NetApp Inc. (NTAP) y NortonLifeLock Inc. (NLOK).
Muchas acciones inmobiliarias también siguen ofreciendo mucho valor, como Pulte Corp. (PHM) y Beazer Homes Inc. (BZH).
Nombres industriales como Caterpillar Inc. (CAT) y Vulcan Materials Co. (VMC) también tienen mucho camino que recorrer en lo que refiere a crecimiento.
A pesar del reciente retroceso en el mercado, TINA sigue haciendo de las suyas. Y es que, al fin de cuentas, realmente no hay mejor alternativa que las acciones a la hora de invertir.
Y afortunadamente, hay muchas compañías excelentes para elegir. Estas acciones te ayudarán a proteger y expandir tu patrimonio en el actual contexto de incertidumbre.
Zach Scheidt
Para El Inversor Diario
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina.
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Comenzó su carrera como director de inversiones en un fondo de cobertura multimillonario, en el que administraba más de USD 200 millones en cuentas de clientes individuales. Es creador del sistema financiero que dio vida a Megacontratos, especializado en identificar los acuerdos de fusiones y adquisiciones corporativas capaces de ofrecer a los inversores las ganancias más atractivas de todo el mercado.
