Las criptomonedas proponen un nuevo sistema financiero en el que cada inversor tiene un acceso directo, sin intermediarios, a todas sus posibilidades. Quiero invitarte a pensar cómo esta tecnología se construye sobre pilares tecnológicos y financieros a la vez a partir de un protocolo digital: el staking.
Querido lector.
Cuando me preguntan por qué las criptomonedas son tan complicadas, comento lo mismo: no lo son.
Lo que puede resultar difícil de comprender es el entramado tecnológico y financiero que comportan.
Por un lado, son parte imprescindible de la descentralización necesaria para sostener la tecnología blockchain, el futuro del intercambio de datos digitales.
Son imprescindibles porque son el único activo que pueden recibir los nodos que conforman una red de blockchain, y mientras más nodos haya, más segura es la red (esta es la clave de su seguridad: mientras más descentralizada y numerosa, más segura).
Las criptomonedas son el único activo que puede acuñar cada red y entregar a las personas que ofrecen trabajo, energía y maquinaria para sostenerla.
Pero a la vez representan todo un mercado financiero de valor, de pagos, de crédito, de rendimiento… Un nuevo sistema monetario que viene a solucionar las falencias del sistema fiduciario sin respaldo en el que el mundo vive desde la década del ‘70, cuando Estados Unidos quitó el respaldo de oro al dólar.
Hoy te quiero hablar de algo que está siendo furor entre los inversores cripto más sofisticados. Es algo realmente sencillo de comprender y de operar, pero también puede ser algo peligroso si no inviertes inteligentemente: el staking.
La unión entre tecnología y finanzas
La semana pasada te hablé del Trilema cripto, el problema que encuentran las blockchains para ser seguras, escalables y descentralizadas a la vez.
Redes como bitcoin son seguras y descentralizadas, pero hoy encuentran graves problemas en la escalabilidad. Es decir, en que el mercado de transacciones crezca y la red llegue a dar abasto a todas las operaciones solicitadas alrededor del mundo, las 24 horas del día.
Esto genera demoras, mayores costos de operación, de consumo de energía… finalmente, hace al sistema ineficiente.
Bitcoin y Ethereum, las dos principales blockchains, utilizan un protocolo de validación llamado “Prueba de Trabajo” (Proof of Work o PoW).
Esto significa que para lograr registrar un bloque de transacciones y cobrar la recompensa de la red (en criptos de bitcoin o ethereum), cada nodo de la red debe resolver un complejo problema matemático. Quienes tengan las máquinas más capaces lo resolverán más rápido y tendrán prioridad en el registro de información.
Pero no es difícil imaginar que mientras mayor cantidad de transacciones se precise registrar, comenzará a haber un congestionamiento porque los nodos pasan más tiempo resolviendo el problema matemático (que asegura la descentralización y la seguridad) que registrando transacciones.
Estas congestiones generan demoras, aumenta el consumo de energía y las comisiones de la red.
Pero a la vez, el sistema hace viable que Bitcoin regule su oferta de criptomonedas: cuando un nodo registra un bloque en la red de bitcoin, recibe como recompensa el pago de 6,25 BTC.
Y solo se emitirán 21 millones de bitcoins, ni uno más, ni uno menos.
Esto significa que el protocolo tecnológico que sostiene la red, a la vez regula la oferta de la moneda, controla la inflación monetaria y asegura la escasez. Tres cosas que el dinero fiduciario es incapaz de hacer, y por eso aumenta la demanda de bitcoin como refugio de valor.
Pero… este protocolo vuelve al sistema ineficiente a la hora de crecer.
Es por eso que los desarrolladores precisaron crear un nuevo sistema de validación, que permita a los sistemas, en términos tecnológicos, ser descentralizados, seguros y escalables; y en términos financieros ser previsibles y no inflacionarios.
Era necesario remover el sistema del complejo problema matemático para dar mayor velocidad al sistema.
Así surge el sistema de validación de transacciones blockchain Prueba de Participación (Proof of Stake o PoS).
El aspecto tecnológico
Con este sistema, cualquier nodo de la red puede registrar un bloque de transacciones en una blockchain, sin importar su capacidad de procesamiento. Esto garantiza la escalabilidad y la descentralización. Pero ¿cómo asigna el código de la blockchain la repartición de registros para asegurar la calidad y seguridad de la red?
A través de la Prueba de Participación, los nodos validadores de transacciones que cuenten con mayor cantidad de criptomonedas delegadas en la red, mayores chances tendrán de registrar un bloque.
Esto aumenta también la democracia de la red: cualquier inversor de una criptomoneda que funciona con Prueba de Participación puede delegar su criptomoneda a un validador (no prestar ni entregar, sino delegar, permitir que un validador la cuente entre sus aportes a la participación en el sistema… algo parecido a un “votar” por un validador en particular).
A esta delegación se la llama Staking.
¿Qué sucede cuando un validador registra un bloque en un sistema PoS? Reparte las recompensas entre los inversores que delegaron sus criptos en su pool de staking.
Este sistema de validación asegura la descentralización y la escalabilidad del sistema, aunque no necesariamente su seguridad. Si bien es complejo de hacer, se puede imaginar, eventualmente, un sistema de acumulación y acaparamiento de una red.
El trilema cripto continúa vigente, pero es un gran avance respecto al sistema de Prueba de Trabajo. Pero hasta aquí el aspecto tecnológico, veamos el financiero…
El aspecto financiero
El sistema de Prueba de Participación no tiene un límite, como los 21 millones finales de bitcoin que se emitirán, lo cual significa que mientras mayor cantidad de transacciones haya, mayor cantidad de criptomonedas se acuñarán y repartirán entre los delegadores.
Esto generaría depreciación: mientras más abunda un bien, menos esfuerzo hay que hacer para conseguirlo y por lo tanto su valor cae. ¿Cómo reducir la oferta, entonces, si el suministro es infinito y va en aumento con cada registro de bloque?
Pues bien, la delegación de una criptomoneda en staking implica el bloqueo de esa criptomoneda en la red.
Esto significa que cada criptomoneda delegada deja de estar en oferta en el mercado. Por lo que, mientras más se participa del staking de criptomonedas, más criptomonedas dejan de estar disponibles para la compra y venta, por lo que ya no solo se depende del aumento de la demanda, sino de la contracción de la oferta.
La trampa
Todo suena bien hasta aquí. ¿¡Por qué no estamos todos haciendo Staking!?
El sistema de Prueba de Participación no solo contrae la oferta al bloquear los fondos delegados, sino que aumenta la demanda a través de la posibilidad de generar ingresos a través de la delegación o staking.
Pero para ello, la criptomoneda debe tener algún valor, la blockchain debe realizar algo útil. ¿Para qué tener cada vez más algo que no vale nada?
El staking es solo un protocolo tecnológico, pero no garantizará tus ganancias en términos reales. Continúa siendo válida aquella premisa de no invertir en lo que no se conoce, sino siempre colocar tu dinero en proyectos de valor.
La clave está en saber reconocer proyectos cripto que generen un valor en su negocio, en su industria, en el mercado.
El staking es la herramienta que utilizo en la cartera de inversión sugerida en CryptoDividendos, uno de los servicios que edito en Inversor Global.
Allí analizo las posibilidades de criptomonedas que podrían ofrecer grandes rendimientos a largo plazo mediante la acumulación de regalías y el aumento de su cotización gracias al potencial de su trabajo, su negocio y el mercado que ayudan a desarrollar.
Es decir, gracias a su valor.
El valor es la clave de inversión que observan los inversores inteligentes. Y posibilidades como el staking son herramientas financieras (y tecnológicas) que ofrece el nuevo mercado financiero de cripto para maximizar esas posibilidades.
Si quieres conocer más sobre el Staking, preparé un video que puedes ver haciendo clic aquí o en la imagen:
Te dejo un saludo.
Licenciado en Administración de Empresas y Sistemas, especializado en Mercados Financieros y de Capitales. Hace tres años se dedica a la asesoría en finanzas corporativas y gestión de portafolios de inversión, concentrándose en carteras diversificadas en criptomonedas. Actualmente, comparte su expertise en criptoactivos a través de los servicios enfocados en este mercado que ofrece Inversor Global.