El organismo quiere absorber parte de la liquidez que lanzó al mercado desde marzo de 2020. Para eso va a subir el costo del financiamiento que afectará a algunas compañías más que a otras.
Estimado lector,
No sé si serás un seguidor de la Fórmula 1. Pero permíteme arrancar la columna de hoy con una analogía que une esta categoría del automovilismo con la situación actual de los mercados financieros.
La lluvia durante una carrera obliga a los pilotos y a sus equipos a adoptar una estrategia más conservadora. Los pilotos no hacen maniobras arriesgadas por temor a que el auto se desestabilice. Y los autos usan ruedas más adherentes que son cambiados más veces que en los días soleados.
Un terreno mojado, difícil e inestable es el que enfrentarán los mercados financieros en 2022 y 2023. Será muy diferente al camino por el que transitaron desde marzo de 2020 hasta diciembre de 2021.
En los últimos 21 meses la Reserva Federal (banco central estadounidense) emitió USD 4 billones y deprimió las tasas de interés para reavivar la confianza, motorizar el consumo y la inversión, y sacar a la primera economía del pozo en el que había caído por la crisis de la pandemia.
Este plan tuvo tanto éxito, que en un año el PBI estadounidense volvió al nivel de prepandemia. Durante los siguientes meses la primera economía siguió creciendo otro 4%, pero apareció un problema que había sido enterrado hace 40 años: la inflación.
Tantos dólares en circulación impulsaron el consumo de la población estadounidense. La impresión de dinero para alentar la demanda se replicó en todo el planeta como receta para salir de la crisis. El consumo mundial se reavivó tanto, que se saturaron las cadenas globales de producción. La producción no aumentó tanto como lo requería la demanda, lo que hizo que los precios ajustaran hacia arriba.
La inflación en los Estados Unidos llegó al 6,8% en los últimos 12 meses. Fue la más alta desde 1982. Preocupada por un desborde inflacionario, la Reserva Federal anunció que dejará de inyectar dinero en abril de este año y que planea subir tres veces la tasa de referencia en 2022 y otras tres veces en 2023. Con este anuncio, la Fed buscó calmar las expectativas inflacionarias de los inversores.
Hacia los próximos dos años esperamos que Estados Unidos crezca moderadamente al 3%-4% anual y que, subiendo la tasa de referencia, la Fed retire parte de la liquidez que volcó sobre el mercado desde marzo de 2020. Para eso, el organismo saldrá a vender bonos que paguen con rendimientos más altos. Estos mayores rendimientos se replicarán en mayores costos de financiamiento.
Esta medida dejará ganadores y perdedores.
Entre los ganadores estarán aquellas empresas consolidadas en sus respectivos mercados, con márgenes elevados o estables y solidez financiera. Registran amplios flujos de caja operativos, que las hace menos dependientes del capital ajeno para financiar sus proyectos de expansión.
Por el contrario, entre los perdedores estarán las compañías en fases tempranas de crecimiento, las que presenten pérdidas recurrentemente y las más endeudadas. Estos tres tipos de compañías son muy dependientes del financiamiento ajeno. Un aumento del costo financiero representa una mayor carga para las finanzas de estas compañías. Se les hace más cuesta arriba llevar a cabo sus planes de crecimiento, convertir sus pérdidas en ganancias y refinanciar sus deudas.
Por eso, los operadores están priorizando la inversión en las empresas consolidadas por sobre los proyectos “prometedores”. Prefieren las compañías de alta capitalización bursátil, con gruesos o estables márgenes, bajas deudas y superávit financieros. Los inversores eligen asumir un menor riesgo a costa de un menor rendimiento esperado.
Están haciendo como los pilotos de Fórmula 1, que son más precavidos en las carreras con lluvia.
Me parece que, si inviertes en acciones, deberías concentrar tu capital en las empresas consolidadas y alejarte de las compañías con números endebles, por más prometedores que aparenten ser sus proyectos.
Si coincides con esta visión pero no te convencen los rendimientos que te puedan dar las acciones de las grandes empresas, te ofrezco una alternativa doble:
- 1- Puedes invertir en opciones call de estas mismas empresas para amplificar los rendimientos de la eventual suba de sus acciones, y/o…
- 2- Puedes invertir en opciones put para aprovechar los tramos bajistas de las compañías frágiles y dependientes de financiamiento ajeno.
Hasta aquí llegamos por hoy.
Nos vemos la próxima.
Germán Fuentes
Para El Inversor Diario
Economista con más de 25 años de experiencia en los mercados y autor del libro “El Inversor Exitoso”. Actualmente es editor de Proyecto 100%, donde ofrece recomendaciones de corto plazo en el mercado de las opciones financieras.