Hace un par de semanas se decretó la vuelta del cepo cambiario, esta vez en una versión descafeinada.
Eso lo sabemos todos.
Bueno… como muchos otros economistas, apenas se instauró el cepo vía decreto advertí sobre las obvias consecuencias de esto. La más “cantada” era el divorcio del dólar blue con el oficial, que se habían movido casi al unísono durante prácticamente todo el mandato de MM, tras la normalización del mercado de cambios allá por 2016.
Ese spread, o sea, la diferencia entre ambas cotizaciones, iba a implicar una oportunidad de arbitraje. En criollo: una oportunidad de ganar dinero con riesgo nulo o casi nulo.
Y eso fue lo que ocurrió.
El spread desde entonces osciló entre el 2% y 7%, con un promedio de alrededor de 5%.
Esto implicó que, en un día cualquiera, haciendo algunos movimientos con un capital inicial de, por ejemplo, USD 10.000, uno se pudiera embolsar unas ganancias netas de entre USD 400 y USD 500 en tan solo unas horas.
Una cifra espectacularmente buena en un mercado local de valores que, en el último mes, ha tenido probablemente la peor performance de su historia.
Con todo, obviamente este arbitraje no tardó en llegar a los medios masivos, donde lo catalogaron como “rulo” por la dinámica de ida y vuelta de dinero.
En cuanto al impacto, resulta trivial aclarar que primero picaron los medios más especializados. O sea, diarios más enfocados en los mercados… pero a medida que la práctica iba ganando adeptos en segmentos más amateur, la noticia hizo eco en medios masivos.
Ocurrió lo obvio. Empezaron a quejarse de esta práctica. Aludieron que se trataba de otro mecanismo más para fugar capitales del país.
Ampliando un poco el espectro, lo cierto es que eso es la regla. Somos bastante ignorantes en materia financiera. Ese desconocimiento, fomentado por la falta de educación sistémica, sumado a las tendencias seudoconspiracionistas de la masa crítica, se combinaron para llenar de dardos a este cuasi inocuo “rulo” financiero, que existe solo como síntoma de la mala praxis acumulada de las autoridades económicas de este y el anterior gobierno.
El pobre “rulo” ha ligado los platos rotos inmerecidamente.
¿Cómo es eso? Muy simple. El “rulo” no fuga ninguna divisa. De hecho, el único efecto que tiene es que tiende a subir el precio de los bonos que se usan para ello, contribuyendo a mejorar las finanzas nacionales, ya que eso implica una presión a la baja del riesgo país.
No sale ningún dólar en ningún momento, por eso es absolutamente falso el tema de la supuesta fuga.
Más allá de todo esto, vale la pena repasar el paso a paso del “rulo”:
Se compran dólares a la cotización oficial (con tope en USD 10.000 mensuales por persona física), para luego venderlos al “dólar bolsa”, que cotiza más arriba, ya que es un mercado donde se pueden hacer compras ilimitadas.
O sea, en el mercado oficial se pueden comprar dólares más baratos, pero menos cantidad. Eso implica que el mercado sin restricciones tendrá un precio más caro.
Microeconomía de la más básica.
La implicancia de esto es que, en caso de que incrementen las restricciones en el mercado oficial (un escenario factible), el spread entre el dólar oficial y el dólar MEP tenderá a ensancharse, incentivando aún más el arbitraje.
El problema es que tan bueno era el negocio, y tanto impacto tuvo en los medios, que finalmente el BCRA sacó una comunicación con el objetivo de ponerle algunos palos a este rulo.
Este es el texto oficial:
Básicamente, impone una restricción temporal al uso de los fondos, dificultando sobremanera la operatoria.
Esto va a desincentivar probablemente a la mayoría a continuar con dicha operatoria, pero dado lo que expliqué más arriba, probablemente se traduzca en un spread todavía mayor entre ambas cotizaciones, lo que incrementará los incentivos a sortear esta rigidez regulatoria con alguna “avivada”.
El mercado es sabio. Básicamente, no se puede tapar el sol con la mano, y la gente lo sabe. Y si no lo sabe, lo sabrá en breve.
Es que, si detener la sangría de dólares no se puede lograr de manera sostenible a fuerza de decretos discrecionales.
Eso es todo por hoy.
Saludos.
Juan Ignacio Fernández
Para INVERSOR GLOBAL