Analizamos los pros y los contras de tomar este rumbo de inversión en la Argentina.
Es sabido que en el terreno de las finanzas, no existen fórmulas mágicas. A veces puede tocar ganar y otras perder, ya que las variables de éxito son diversas. Todo depende de la perspectiva con la que se lo analice y en la coyuntura en la que nos encontremos, como inversores, tomando las decisiones.
Lo importante es comprender que existen estrategias a mediano o largo plazo, y tácticas cortoplacistas que, combinadas, pueden reportarnos interesantes ganancias posibilidades de expansión. No todo puede hacerse en el mismo momento, e ir a tempo con los cambios que periódicamente se dan en la economía mundial es lo que hace bueno a cualquier inversor.
Aún así, es cierto que algunas apuestas son más “seguras” que otras, por el tipo de riesgo que asumimos al momento de invertir. No es lo mismo adquirir acciones que bonos, ya que nuestro retorno de dinero y las responsabilidades que tomamos son muy distintas en cada caso. Tampoco es igual apostar por actividades económicas que hace tiempo reportan buenos dividendos, que aventurarnos a financiar un proyecto innovador.
Con esto dicho, invertir en aquello que sea central en la economía de un país, sin duda alguna tendrá sus beneficios. Por lo tanto, invertir en materias primas en el 2019 en la Argentina –y de hecho, en cualquier momento- nos puede generar un buen flujo de ingresos constantes, si nos informamos e instruimos correctamente en el campo.
Las materias primas, también llamadas commodities, son aquellas que se exportan para ser utilizadas en otros países en la manufacturación de objetos, maquinarias, industria alimenticia y demás. En nuestro país, la producción agropecuaria y energética son áreas clave, aunque se consideran “materia prima emergente”, por provenir de un país en vías de desarrollo, por lo que compiten con economías más fuertes que exportan tanto el bien básico como manufacturas.
¿Cómo invertir en commodities en Argentina? En nuestro caso, contamos con commodities de granos -soja, trigo, maíz, avena, cebada-, commodities de “Softs” -algodón, jugo de naranja, café, azúcar, cacao-, commodities de energías -petróleo crudo, fuel oil, gas natural, etanol, nafta-, de metales -oro, plata, cobre, platino, aluminio, paladio- y de carnes -ganado bovino vivo, ganado porcino vivo, manteca y leche-.
Es importante aclarar que en estos casos los instrumentos más utilizados son los “futuros” de materias primas. Son acuerdos definidos a un plazo estandarizado para la compra/venta de dicho bien, en una fecha futura y con un precio que se establece previamente en el que las partes se garantizan una ganancia base.
Pero por ejemplo, si nos preguntamos cómo invertir en cobre, tenemos la posibilidad de hacerlo a través de CFDs –abreviatura de Contract For Difference, “Contrato por diferencia” en español- o ETFs, Exchange Trade Fund o Fondo de Inversión Cotizado.
Con los CDFs, invertimos firmando un contrato con un agente en lugar de abrir una posición en un mercado determinado. Con el agente se acuerda replicar las condiciones de mercado y liquidar la diferencia con la otra parte cuando cierre. Esto nos permite acceder a mercados extranjeros y hacer inversión con “apalancamiento” (logrando invertir más dinero del que realmente tenemos) con activos que por lo general no ofrecen esta posibilidad.
Con los ETFs, podemos invertir pequeñas cantidades de dinero y lo hacemos a través de un fondo de inversión que se negocia en mercados secundarios de valores. Tiene un alto grado de diversificación, por lo que podemos invertir en distintas áreas a la vez, y es muy simple a la hora de operar, similar a la compra y venta de acciones.
La operatoria para la inversión en energía, terreno que cuenta con enorme liquidez a nivel mundial, cuenta con instrumentos específicos que nos permiten invertir en el ámbito sin salir del país y sin tener que desembolsar de entrada gran cantidad de dinero, como los contratos a futuro de petróleo. Es una inversión que cotiza con el precio de diez barriles, pero es de “suma cero”, donde las ganancias de uno existen por las pérdidas del otro.
También es importante tener en cuenta el índice de materias primas, es decir, la tendencia histórica o periódica de alza o de baja de un bien. Esto es interesante para saber cuándo comprar o vender los diferentes instrumentos de inversión que hayamos adquirido, para reportar la mayor cantidad de ganancias posibles contemplando las fluctuaciones de los mercados.
Esto nos lleva a pensar el riesgo de materia prima que deberíamos contemplar al momento de tomar decisiones. Aunque es un mercado que maneja mucha cantidad de dinero periódicamente, también es de los más volátiles e implica cuestiones como el riesgo geopolítico por el emplazamiento de los yacimientos y el riesgo especulativo o de fraude ante las posibles operaciones que queramos iniciar.