Las comisiones que se derivan de las operaciones en el mercado pueden “comerse” todas tus ganancia si no tienes un plan de acción bien definido. Si estás trabajando con un asesor financiero, conviene que te preguntes si tus objetivos y los suyos están realmente alineados.
Por Ignacio Tannenbaum, analista de Inversor Global
En diciembre pasado, estuve en una reunión familiar en donde conocí a Pablo, el hermano de mi cuñada.
Estuve charlando con él y en el momento en que mencioné que me dedico a las finanzas, rápidamente empezó a hacerme todo tipo de preguntas.
Pablo tiene un asesor financiero y al parecer no está muy convencido de la calidad de sus servicios. Y por lo que estuvimos hablando, tiene razones para no estarlo.
Las ganancias que recibe por cada operación son mínimas y éstas se ven erosionadas por las comisiones y honorario del asesor.
Además, el plan financiero con el que trabaja incluye dos inversiones como mínimo al mes. Esto representa, al menos, cuatro operaciones, ya que cada una implica la compra y la venta de un activo.
Rápidamente hice el cálculo y esto arroja, dependiendo del bróker o asesor, un 3% aproximadamente de comisiones mensuales, es decir, 36% anual.
Entonces…
Hay que ser un excelente asesor, con muchísimo conocimiento y acertar siempre en las recomendaciones para superar con los rendimientos este costo de 36% anual.
Su futuro a costo del tuyo
En caso de que estés contratando los servicios de un asesor financiero, lo que voy a comentarte ahora será de vital importancia para una toma de decisión urgente. En caso contrario, te servirá para evitar futuros errores financieros.
La anécdota que te conté me hizo pensar que los objetivos de gran parte de los asesores no siempre están alineados con los de sus clientes.
Posiblemente, estas personas quieran hacerte creer que están trabajando juntos para hacer crecer tu capital.
Sin embargo, los asesores financieros son cuentapropistas que no tienen un sueldo fijo, viven de las comisiones. Por esta razón, suelen recomendarte la mayor cantidad de operaciones posibles. A pesar de que la relación riesgo beneficio no sea auspiciosa, a estas personas solo les importan las comisiones, ya que de esto viven.
Así, mientras tu objetivo es hacer crecer tu capital para el día de mañana poder retirarte sin problemas, el de tu asesor también es asegurar su futuro, pero a cuestas del tuyo.
¿Quién sabe más?
Si vas a una institución financiera con un capital modesto que quieres invertir, lo más probable es que quien designen para atenderte no sea un experto sino un asesor junior.
Este asesor pautará contigo reuniones cronometradas, te someterá a un rápido test para definir tu perfil como inversor y teniendo en cuenta tu edad, comenzará a tomar decisiones para “armar una estrategia financiera”.
Si a partir de esos datos, tu perfil arroja un resultado de alta tolerancia al riesgo, sin hacer un análisis más profundo tu asesor decidirá cargarte de posiciones en renta variable (acciones).
En el caso de que tu perfil sea conservador, tu asesor optará por armarte una cartera llena de renta fija (bonos).
La realidad es que una cartera de inversión no puede armarse en función de un estudio tan simple, y menos, sin tener en cuenta los objetivos financieros del inversor o bien, ayudarlo a definirlos.
Desde la perspectiva del asesor, considero que para armar un portafolio de inversión hay que conocer al máximo al cliente. No su tolerancia al riesgo a través de un cuestionario, sino su verdadera tolerancia empleando otras herramientas que permitan medirla.
Muchos inversores pueden tildar el casillero “alta tolerancia al riesgo” de un formulario pero luego ven caer su cartera un 5% y no pueden dormir por las noches. Eso definitivamente no es alta tolerancia.
Es clave conocer el objetivo a largo plazo del inversor en términos financieros: hacer crecer el capital, mantener el poder adquisitivo, no perder frente a un activo de resguardo como el dólar, el oro o especular.
La finalidad de la inversión puede ser variada, la cuestión es conocerla a fondo.
Una vez definido esto, comienza el análisis de las oportunidades en el mercado que se adapten a estas motivaciones.
El camino que debes transitar
A lo que voy con todo esto es que existen dos escenarios ideales para ti como inversor:
Uno en el que cuentes con un aliado, cuyos objetivos estén en sintonía con los tuyos.
O mejor aún, uno en el que no necesites de ningún aliado porque estás en la capacidad de tomar tus decisiones por tu cuenta, en función de tu propio análisis y estrategia financiera.
Para lograr esto último, es fundamental que trabajes en tu educación financiera.
No importa el camino que elijas, lo fundamental es que lo transites con alguien que tenga tus mismos objetivos.
Te mando un cordial saludo,
Ignacio Tannenbaum
Analista de Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y podés suscribirte haciendo click acá.