Existen cuatro tipos de activos financieros que te permitirán armar una estrategia de inversión verdaderamente diversificada. A continuación te explico de qué trata realmente este principio.
Warren Buffett, uno de los inversores del más exitosos mundo, dijo una vez:
“La diversificación es protección contra la ignorancia. Tiene muy poco sentido para aquellos que saben lo que están haciendo”.
Muchos asesores financieros recomiendan que te diversifiques como una forma de protección. Lo que no te dicen, es que también es para su protección. Como la mayoría de los asesores financieros no pueden decirte exactamente qué acciones o fondos mutuos son una gran inversión, te dicen que compres varios de ellos.
Lo que el común denominador de las personas se imagina cuando escucha la palabra “diversificación” no tiene nada ver con lo que realmente significa la palabra. Sino que están poniendo todos sus huevos en la misma canasta de activos de papel, solo que en diferentes partes.
La diversificación evita que lo “apuestes todo en una mano”, por lo que si una industria colapsa –como lo hizo la tecnología en el año 2000– solo una parte de tu cartera se verá afectada.
Jim Cramer, un inversor brillante y experto en la Bolsa, dirigió un segmento en su programa de televisión llamado “¿Estoy diversificado?” Durante el segmento, los televidentes llamaban y mencionaban las acciones que tenían en sus carteras. Por ejemplo, un espectador podía llamar y decir:
“Tengo acciones de Exxon, GE, IBM, Procter and Gamble y Bank of America. También tengo un fondo de mercados emergentes, un fondo de mercado monetario, un ETF de oro, un fondo de bonos, un REIT, un fondo indexado del S&P 500, y acabo de comprar un fondo indexado de dividendos large cap. ¿Estoy diversificado?”.
Luego, Jim Cramer evaluaba la cartera del espectador.
Ahora bien, en mi opinión, el portafolio del ejemplo anterior no está diversificado.
Sí, está libre de ciertas preocupaciones para el inversor, pero no tiene una variedad real.
Es mejor que nada, pero no está realmente diversificado, porque está lleno de una sola clase de activos: activos de papel. Si la Bolsa se viene abajo, algo que podría ocurrir perfectamente, ese portafolio no te protegerá de nada.
Cuando todo en lo que inviertes está en papel, entonces tu cartera depende de la misma economía frágil y el mismo modelo de inversión. Cuando el mercado cae, cae en todas partes, no solo en ciertos lugares. Invertir en Microsoft y McDonald’s no hará ninguna diferencia si hay un colapso en las acciones. Invertir en varios fondos mutuos distribuye el riesgo, pero no lo mitiga, por lo que te irá muy mal si se da un desplome.
De repente todos son inversores
La diversificación de este tipo parece haberse popularizado con los cambios legales de 1974 en Estados Unidos. En ese entonces, se aprobó la Ley de Seguridad de Ingresos de Jubilación de Empleados (ERISA), que finalmente dio origen a los fondos de retiro que conocemos hoy.
Antes de esto, los empleados podían esperar recibir pagos de por vida de sus empleadores después de jubilarse, gracias al “plan de jubilación de beneficio definido” (DB). Sin embargo, después de 1974, los empleadores comenzaron a trasladar a los empleados de los planes DB a los planes de contribución definida (DC), lo que obligó a millones a convertirse en inversores sin la educación necesaria.
De repente, millones de personas sin conocimiento financiero real se convirtieron en “asesores financieros profesionales”, recomendando “una cartera diversificada”.
Los maestros de escuela, vendedores de automóviles usados, amas de casa y agentes de seguros encontraron nuevas carreras como asesores financieros, vendiendo inversiones a personas como ellos. Esto representó un impulso sustancial para la industria de servicios financieros, que se había propuesto contratar a miles de personas para saciar la demanda proveniente de estos “nuevos inversores”.
Los asesores financieros básicamente eran (y son) los secuaces de los bancos y fondos mutuos. Su meta es venderte sus productos, cobrarte honorarios y llenar sus bolsillos con tu dinero.
Cuando hablan de estar “diversificado”, lo que realmente quieren decir es distribuir tu dinero en solo una clase de activos: los activos en papel. Y cuando los mercados de activos de papel colapsan, el que pierde eres tú.
Cuatro clases de activos
La verdadera diversificación se basa en invertir en diferentes clases de activos, no en diferentes acciones. Esto es válido con cualquiera de las clases de activos.
Si estoy invirtiendo en condominios, apartamentos y casas, mi cartera se ve diversa, pero siguen siendo activos inmobiliarios. Por esto, tengo activos inmobiliarios, commodities (como oro y plata), activos comerciales (como mis empresas), y sí, también tengo algunos activos de papel dentro del mercado de valores.
Para conseguir la verdadera diversificación, debes invertir en las cuatro clases de activo:
• Negocios: ser dueño o formar parte de un negocio que crea flujo de ingresos.
• Bienes raíces: tener propiedades que creen un flujo de ingresos
• Activos en papel: invertir en activos de papel como acciones, fondos y demás instrumentos del mercado de valores.
• Commodities: como oro, plata, petróleo y similares.
Como inversor, debes posicionarte en las cuatro clases de activos en la medida de lo posible, y lo ideal es especializarte en uno o dos. La mayoría solo invierte en activos de papel, ignorando por completo en qué están invirtiendo realmente.
Debido a esto, estas personas solo obedecen lo que dicen los asesores financieros y mantienen una cesta de activos de papel a largo plazo, con la esperanza de que el mercado vaya al alza. Sin embargo, si quieres alcanzar la independencia financiera, esa es una mala idea.
La educación financiera es el camino hacia la verdadera diversificación de tus inversiones.
Cuando era joven, mi padre rico me dijo: “si vas a tener éxito en el mundo real, tú y tu generación necesitarán más que educación académica y profesional”.
Mi padre rico estaba hablando, por supuesto, sobre la educación financiera. Se trata de saber cómo funciona el dinero y cómo hacer que éste trabaje para ti.
La educación financiera te da conocimientos sobre la deuda y cómo aprovecharla, la historia del dinero, qué es un estado financiero y cómo leerlo, la diferencia entre un activo y un pasivo, y mucho más.
Si una persona no tiene educación financiera, no puede procesar información. No conoce la diferencia entre un activo o un pasivo, ganancias de capital o flujo de ingresos, inversión de fundamentos o inversión técnica; no saben por qué los ricos pagan menos impuestos o por qué la deuda hace a algunos más ricos y a otros más pobres.
La falta de conocimientos en este sentido no te permite diferenciar una buena inversión de una mala inversión, o buenos consejos de malos consejos. Solo sabes es ir a la escuela, trabajar duro, pagar impuestos, vivir por debajo de tus posibilidades, comprar una casa, salir de las deudas y morir pobres. Como dice la Biblia: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento”. Hoy, millones mueren porque todo lo que aprendieron a hacer es darle su dinero a los ricos y al gobierno.
Eso no es educación.
Actuá con inteligencia,
Robert Kiyosaki
Para Inversor Global
Esta columna fue publicada originalmente en El Inversor Diario, el newsletter gratuito de Inversor Global en el que escriben las mentes financieras más brillantes de Estados Unidos y América Latina. El Inversor Diario te permitirá acceder a información exclusiva sobre los mercados internacionales y podés suscribirte haciendo click acá.
Autor del best-seller Padre Rico, Padre Pobre, y una quincena de otros libros, es uno de los mayores gurús de las finanzas personales del mundo. Gracias a una alianza con Rich Dad Latino, en Inversor Global nos enorgullecemos de presentar Plan de Retiro Soñado, el único servicio donde Robert revela acciones puntuales para comprar y vender, y Súper Acciones Millonarias y Cash Flow semanal.