A través de un sistema de codificación digital complejo, cada blockchain ofrece a sus usuarios la mayor seguridad para su dinero. Mayor que la que ofrece cualquier banco o entidad financiera. Como nunca antes, la ciencia trabaja a favor de tus finanzas.
Querido lector.
Hoy quiero complementar la columna que te hice llegar el lunes 16 de agosto, en la que te hablé sobre la técnica milenaria que hace a las criptomonedas tan seguras: la criptografía.
Allí te hablé sobre cómo este sistema de codificación y de-codificación es el garante de que solo las personas que participan de un intercambio cripto puedan intervenir en él, incluso cuando la información queda registrada de manera pública en una blockchain.
Este es el poder de la criptografía, sistemas de codificación de la información para que solo quienes tengan las claves puedan “reconstruir” el mensaje…
Pero la criptografía detrás de las criptomonedas no utiliza un sistema de codificación tradicional…
En estos se utiliza un mismo sistema para codificar el mensaje que para decodificarlo.
Por ejemplo, si nos ponemos de acuerdo con alguien en que a partir de ahora nos enviaremos mensajes cambiando las letras por su orden en el alfabeto (el 1 en lugar de la A, el 2 en lugar de la B, el 3 en lugar de la C y así), entonces cualquier persona que descifre esta clave podrá crear o interpretar estos mensajes.
Eso no parece muy seguro… no confiaría mi dinero allí.
Y aunque el código fuese complejo, la idea de que una persona o un grupo de personas con los conocimientos y la tecnología suficiente pudieran averiguar ese código resulta poco confiable.
Es por eso que las criptomonedas utilizan un sistema de encriptamiento especial llamado criptografía asimétrica.
Cuando hablamos de asimetría hablamos de desigualdad. Hablamos de algo que no es igual de un lado que del otro. En el caso de la criptografía asimétrica, de lo que hablamos es de la capacidad de interpretación desigual.
En el caso que te mencioné, la clave para “encriptar el mensaje” (cambiar las letras por números de acuerdo a su orden en el alfabeto) es la misma clave que para “des-encriptar” el mensaje. Pero en el caso de las criptomonedas, esto cambia. La clave para encriptar el mensaje no alcanza para interpretarlo una vez codificado.
Esto es lo que hace que quien envía criptomonedas no pueda luego recuperarlas, o volver a transferirlas. Y también es lo que hace que el único que pueda recibirlas u operarlas después de la transacción, sea el titular de la cuenta que recibe las criptomonedas de la transacción.
Esta es la clave de la asimetría y de la seguridad en cripto: solo el receptor de la transacción es capaz de interpretar y operar la información codificada.
Esta información codificada representa, por ejemplo, el envío de criptomonedas de una dirección a otra o la suscripción a contratos inteligentes (los que posibilitan, por ejemplo, el préstamo o cobro de intereses de criptomonedas en sistemas de Finanzas Descentralizadas [DeFi]).
Piensa en los bancos, por ejemplo. A pesar de sus sistemas de protección, todavía deben utilizar camiones blindados para llevar y traer dinero en efectivo, junto con personal de seguridad.
Y sus sistemas de seguridad informática todavía están integrados en sistemas centralizados, capaces de ser atacados por hackers.
Fuente: El País (Uruguay)
Todo este sistema de criptografía asimétrica además está protegido por las redes blockchain. Es decir, un sistema informático descentralizado, sostenido por miles de terminales informáticas alrededor del mundo, que registran y validan todas las operaciones de la red.
Esto significa que para poder alterar el sistema, debes ser capaz de conocer más de la mitad de todas estas terminales e intervenirlas a todas al mismo tiempo. Esto es lo que se conoce como Ataque del 51%. Como vez, todo esto es súper complejo. Sistemas de seguridad dentro de otros sistemas de seguridad que a la vez son descentralizados, asegurados de forma anónima y regidos solo por el propio código de programación y encriptamiento.
Pero a través de wallets descentralizadas o aplicaciones cada vez más amigables, los sistemas de gestión de criptomonedas ayudan a que toda la ciencia y seguridad detrás del entorno de blockchains y codificación sean sencillos de operar para cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, apenas realizando algunos “clics”.
Porque también están diseñados de esta manera: accesibles.
Estos sistemas, posiblemente los sistemas financieros más seguros del mundo, demandan responsabilidad: para que esta seguridad funcione, debes asegurarte la privacidad de tus claves (las famosas claves privadas de acceso a las wallets) y de nunca perder tu acceso a ellas.
Todo este sistema es lo que hace que, como nunca antes en la historia, seas tan dueño de tu capital y tan libre de gestionarlo. Ni los bancos, ni los hackers, ni los gobiernos son capaces de decidir qué hacer con tu capital cripto si sigues normas básicas y sencillas de seguridad con tus claves.
Y nada te hace más libre que el conocimiento. Por eso desde Cripto en tu Idioma siempre buscamos acercarte los conocimientos para convertirte en un experto criptoinversor.
Te invito a hacer clic aquí para ver el video en el que te explico en detalle qué es la criptografía asimétrica que asegura tus operaciones con criptomonedas y cómo funciona cada vez que realizas una operación cripto.
Esto es todo por hoy.
Te dejo un saludo.
Licenciado en Administración de Empresas y Sistemas, especializado en Mercados Financieros y de Capitales. Hace tres años se dedica a la asesoría en finanzas corporativas y gestión de portafolios de inversión, concentrándose en carteras diversificadas en criptomonedas. Actualmente, comparte su expertise en criptoactivos a través de los servicios enfocados en este mercado que ofrece Inversor Global.