Las stablecoins sufrieron un duro golpe con la caída de UST. Las pérdidas millonarias hicieron surgir interrogantes sobre esta clase de criptos y en esta columna respondemos a estas cuestiones abiertas.
No me causa gusto decirlo en este contexto, pero hace unas semanas te lo advertí: las stablecoins algorítmicas entrañan riesgos muy superiores de lo que la mayoría de los inversores imagina.
En esta columna, publicada el pasado 14 de abril en Cripto en tu Idioma, te expliqué cómo funcionan esta clase de stablecoins y por qué su estabilidad, que depende del valor de un token altamente especulativo, convierte a estas stablecoinsalgorítmicas en instrumentos de inversión de alto riesgo.
En el caso de las stablecoins algorítmicas, mientras el mercado reconozca el valor del token que sostiene a la stablecoin correspondiente no hay sobresaltos. Pero cuando el mercado cuestiona el valor de este token, el pánico se dispara y la stablecoin detrás se desintegra.
De acuerdo al algoritmo del ecosistema Terra, la stablecoin UST mantenía su valor en 1 dólar gracias al valor del token LUNA, un token que antes de que se desatara el pánico en torno a este ecosistema tenía una capitalización de USD 30.000.
Pero eso fue hasta el pasado 8 de mayo, cuando varias ballenas (como se llama a los grandes inversores en el universo cripto) comenzaron a vender grandes cantidades de UST. Esto provocó una serie de liquidaciones en cascada que llevaron al token LUNA a valer cero en cuestión de pocos días.
Cotización de LUNA. Fuente: Coingecko
La masacre golpeó también a la stablecoin UST, que perdió el 90% de su valor. En total, la destrucción de valor del ecosistema Terra se calcula en USD 45.000 millones, las mayores pérdidas registradas por la caída de una criptomoneda.
La semana pasada el ecosistema cripto vivió su “momento Lehman Brothers”, y aunque el hundimiento de Terra provocó fuertes caídas en el mercado cripto en su conjunto, este mercado demostró su resiliencia.
En este trágico desenlace miles de criptoinversores lo perdieron todo por desconocer los verdaderos riesgos detrás de las stablecoins algorítmicas.
Puede que algunos de estos inversores vuelvan al mercado, pero lo que es seguro es que el modelo de stablecoins algorítmicas sufrió un duro golpe del que les será difícil reponerse (si es que lo hacen).
Pero, ¿qué pasa con el resto de stablecoins? ¿será también su fin?
Un llamado a la calma
Además del modelo asociado a las stablecoins algorítmicas, principalmente existen dos tipos de stablecoins: las que tienen activos financieros tradicionales como respaldo y las que tienen como respaldo a criptoactivos, como Bitcoin o Ethereum.
En esta primera categoría se incluyen las dos mayores stablecoins: USD Tether (USDT) y USD Coin (USDC). Estas dos stablecoins están emitidas por dos compañías, Tether y Circle, que para respaldar a estas stablecoins adquieren activos financieros de alta calidad crediticia , como bonos del Tesoro estadounidense y deuda corporativa con ratios de solvencia de BBB o superior.
Estas dos stablecoins mantienen unos ratios de reserva superiores al 90%. Es decir, por cada USD 100 de stablecoins emitidas, Tether y Circle poseen activos financieros con valor superior a los USD 90, lo que otorga garantías sobre el respaldo detrás de estos activos, algo fundamental para lograr la confianza de reguladores e inversores.
El segundo modelo de stablecoins incorpora criptoactivos como bitcoin [BTC] o ethereum [ETH].
El valor de estos activos es más volátil que en el caso de los bonos del Tesoro estadounidense o de la deuda corporativa de máxima calidad. Y para contrarrestar esta volatilidad, este tipo de stablecoins poseen respaldos superiores a su capitalización total.
La principal stablecoin de estas características es DAI, con una capitalización total de USD 6.000 millones. Este proyecto está gobernado por MakerDAO, una organización autónoma descentralizada que cuenta con criptoactivos por USD 9.000 millones.
Aunque podríamos decir que esta stablecoin es pura por su descentralización y por su desvinculación del sistema financiero tradicional, mantener un respaldo por encima del 100% (en el caso de DAI es del 150%) resulta costoso y difícil de escalar.
Cualquiera de estas dos clases de stablecoins entraña riesgos, como el hecho de que sus activos no estén correctamente auditados o que el valor de su respaldo disminuya de manera sustancial.
Sin embargo estamos hablando de respaldos sólidos, no de tokens altamente especulativos, como sucedía en el caso de Terra con su stablecoin, UST.
Mi mensaje respecto a las stablecoins, antes de despedirme, es un llamado a la tranquilidad.
La caída de Terra servirá para mejorar la seguridad y el conocimiento respecto a estos criptoactivos que representan una importante parte de todo el ecosistema cripto y que, sin duda, seguirán cumpliendo un papel importante.
Saludos cordiales.
Alberto Redondo
Para Cripto en tu Idioma