La transición energética toma impulso y el mundo se prepara para disminuir al máximo la emisión de carbono. Hoy te contamos cómo la energía solar podría liderar este cambio de paradigma y cómo puedes sacar provecho de ello.
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Estimado lector,
En la antigüedad, el calor del sol se utilizaba como una fuente de energía.
Las civilizaciones de Egipto y Grecia, por ejemplo, colocaban espejos cóncavos para captar los rayos solares y así utilizar el calor que producían. De hecho, era la forma con la que se encendía la Antorcha Olímpica durante los Juegos Olímpicos celebrados en la Antigua Grecia.
Hoy, el uso de energía solar está volviendo a ser una práctica convencional.
Durante los últimos años, ha estado ganando terreno a nivel mundial y podría ser uno de los bastiones de la transición energética que se está llevando a cabo en el mundo.
Según un estudio realizado por WoodMac, una importante agencia de investigación global en energía, durante los próximos 20 años, la energía solar elevaría la participación de las energías renovables del 10% actual al 30% de la capacidad energética mundial.
No es algo descabellado si consideramos que el mundo tiene la necesidad imperiosa de cuidar al medio ambiente. El calentamiento global, debido a las emisiones de carbono de la industria energética tradicional, abrió un nuevo desafío.
A través del Acuerdo de París, dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, los países se han comprometido a cumplir con estrictos objetivos climáticos y ambientales.
Aquí, la energía solar se encuentra en una posición única para avanzar hacia un futuro sostenible y un medio ambiente más saludable.
Un crecimiento exponencial que no parece detenerse
La energía solar es un tipo de energía limpia y renovable. Su fuente, el sol, un recurso ilimitado. Con lo cual, la energía solar podría abastecer de recursos más baratos, eficientes y más fáciles de implementar para generar electricidad.
A principios del siglo XXI, la energía solar solo abarcaba un pequeño nicho de mercado. Atendía las necesidades de energía de un puñado de mercados desarrollados, como Alemania y Japón.
La producción era de apenas 100 megavatios (MW), la instalación de un sistema solar podría costar más de USD 15 por vatio (W), y los módulos solares costaban más de USD 10 por vatio.
A medida que varios países europeos, liderados por Alemania, España e Italia, adoptaron políticas favorables a esta industria, el mercado comenzó a crecer, alcanzando un volumen de instalaciones solares de 5 a 10 gigavatios (GW) en 2009.
Y el crecimiento continuó…
El mercado de energía solar creció a más de 50 GW en 2015, y se espera que las instalaciones globales hayan superado los 115 GW en 2020, lo que lo convertiría en el año de mayor cantidad de nuevas instalaciones solares, a pesar de la pandemia.
Este repunte atrajo una gran cantidad de inversiones en el sector. De hecho, hoy los módulos solares se fabrican a base de silicio, el segundo elemento más abundante de la corteza terrestre, después del oxígeno. Eso permite disminuir los costos a gran escala.
En el período 2005 a 2010, los costos de la energía solar disminuyeron a la mitad. Y la próxima década estará marcada por mejoras tecnológicas que seguirán abaratando el costo de producción.
A medida que la tecnología mejore, la energía solar será más barata.
En los EE. UU., por ejemplo, la energía solar es menos costosa que todas las demás formas de suministro de energía nueva en 16 estados. Para 2030, podría ser la fuente de nueva generación de menor costo en todos los estados de EE. UU.
La energía solar ya es también competitiva en costos en Europa y Australia, y a medida que los costos continúen disminuyendo, se convertirá en la tecnología de menor costo en casi todos los mercados.
El estudio de WoodMac muestra que los costos de la energía solar podrían caer entre un 15% y un 25% durante la próxima década. De mantener este ritmo, podríamos ver costos de un solo dígito para 2050.
Y con las continuas reducciones de costos, la adquisición de energía renovable para energía solar podría transformarse cada vez más, de una simple estrategia de descarbonización en una práctica comercial que ahorra costos, incluso en la industria petrolera.
La petrolera colombiana líder, Ecopetrol S.A., por ejemplo, anunció la construcción de 6 nuevas plantas solares en el país, demostrando que la energía solar y las inversiones petroleras pueden ser complementarias.
El potencial de esta industria es inmenso.
Radiación solar en tu cartera
Hay muchas compañías que pueden beneficiarse de esto, pero como los riesgos de que un proyecto en particular no funcione son altos, la mejor manera de invertir en energía solar es a través de un fondo cotizado (Exchange Traded Fund o ETF, por sus siglas en inglés).
Los ETF son fondos que cotizan y se operan a través de una bolsa de valores de la misma manera que una acción tradicional. Los ETF se caracterizan por tener un objetivo principal determinado y en su mayoría intentan replicar un índice bursátil en particular.
Poseen costos muy bajos, son totalmente transparentes, con mucha liquidez y permiten que un inversor desde cualquier parte del mundo pueda acceder simplemente con una cuenta en un bróker desde su casa
El ETF iShares Global Clean Energy ETF (ICLN) invierte más del 45% de su cartera en compañías de energías renovables, como la solar.
Aquí se destacan compañías como Enphase Energy, Inc. (ENPH) con un peso del 5,39% de la cartera, Xinyi Solar Holdings Limited (XNYIF) con el 4,36%, EDP Renováveis (EDRVF) con el 3,80% o First Solar, Inc. (FSLR) con un 3,75% de participación.
iShares Global Clean Energy ETF (ICLN) podría ser tu mejor elección.
Este tipo de estrategia de inversión basada en ETF sectoriales, la utiliza Germán Fermo, Head de Estrategia de Doble o Nada, para sacar provecho de las oportunidades que podría brindar el mercado en 2021.
Y mañana jueves, Germán estará dando una clase online gratuita en el evento llamado “Desafío 2021”, para explicar su estrategia en detalle.
¡Te lo recomiendo!
Por buenas inversiones,
Diego Matianich
Para El Inversor Diario
Diego Matianich es economista, con más de 15 años de trayectoria analizando la economía global y los mercados financieros. Tiene un posgrado en Value Investing y una especialización en Fusiones y Adquisiciones, propone inversiones capaces de ofrecer el equilibrio perfecto entre seguridad y rendimientos atractivos. Colabora con notas de opinión en periódicos especializados en Argentina y se desempeña como jefe de Research en Inversor Global, con la misión de sumar valor agregado a los distintos servicios de suscripción de la compañía