Los registros de todas las blockchains son públicos y abiertos, cualquier persona puede consultarlos. Pero las finanzas globales precisan de privacidad de los datos, ¿cómo ofrecer esto con seguridad en un entorno desregulado? La solución se llama Monero.
Blockchain es una tecnología abierta y transparente.
Cualquier persona puede conocer el código de Bitcoin, por ejemplo, o de Ethereum, copiarlo y generar su propia red. Son tecnologías de código abierto que buscan ser replicadas.
Así, aparecen criptomonedas como Litecoin (LTC, una variación del código de bitcoin con mejoras de velocidad y comisión por transacción) o las miles de criptomonedas ERC-20, es decir, variantes o “forks” del código de Ethereum.
Pero además del código, cualquier persona puede ver las transacciones que se realizan en su red. Se pueden rastrear las criptomonedas que cambian de propiedad, de una wallet a otra. Se puede explorar toda la información que cada red registre. Y todo esto es información abierta.
Puedes fijarte aquí: https://blockchair.com/, un explorador de 17 blockchains.
Los gobiernos y las entidades financieras suelen acusar al entorno cripto de “lavar dinero”, porque es libre de sus regulaciones y no pueden llevar registro de los titulares de las criptomonedas que se comercian todos los días.
Porque lo cierto es que, si bien toda esa información es pública, también es privada. Cualquier persona o empresa puede abrir una wallet de criptomonedas y puede operar de manera descentralizada sin tener que asociar su identidad a su cuenta. Entonces podemos ver miles de bitcoin ir de una billetera a otra, pero sin saber de quién es esa billetera.
Sin embargo, la mayoría de las personas invierte en algún momento en empresas centralizadas, en exchanges centralizados que registran la identidad con una dirección y así, en el momento en que una persona envía criptos desde el exchange a alguna wallet, se puede rastrear un vínculo entre la persona y la wallet (puede ser propia, puede ser de un conocido, puede ser de un proveedor…).
Comienza así a haber un rastro, un registro de operaciones asociado a una persona. Sam Volkering lo explicó desde la columna de Cripto en tu Idioma del 5 de julio.
Esto va en contra de la descentralización y la desregulación de cripto, porque si bien se ofrece completa transparencia, la desregulación también debe proteger la privacidad y las blockchaines registran y exponen de manera pública las direcciones de wallet de intercambio de cripto.
Imagina que eres una empresa que quiere realizar una adquisición en el momento justo, sin delatar tu movimiento al mercado para evitar las especulaciones y las anticipaciones de tus competidores. Con blockchains como Bitcoin o Ethereum, si alguien conociera a estas alturas tus direcciones de wallet usuales, sería imposible.
Y esto es muy común en el ambiente de las empresas (no existiría el espionaje empresarial si no fuera así). El efecto “sorpresa” es muy importante en las estrategias competitivas.
Monero ofrece una solución para esta necesidad. Monero es la blockchain que opera la criptomoneda del mismo nombre, monero [XMR] que, a diferencia de las otras blockchains, mantiene el anonimato de los registros.
En la blockchain de Monero se puede ver la cantidad de criptos de cada operación, pero no figuran las direcciones de destino. ¿Cómo se encarga de esto? “Creando” direcciones aleatorias que median entre quien transfiere y quien recibe, haciendo finalmente irrastreable la operación.
Te invito a ver este video para conocer más del proyecto de Monero [XMR] y cómo funciona.
Te hago llegar un saludo.
Germán Malnero
Para Cripto en tu Idioma
Licenciado en Administración de Empresas y Sistemas, especializado en Mercados Financieros y de Capitales. Hace tres años se dedica a la asesoría en finanzas corporativas y gestión de portafolios de inversión, concentrándose en carteras diversificadas en criptomonedas. Actualmente, comparte su expertise en criptoactivos a través de los servicios enfocados en este mercado que ofrece Inversor Global.