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Armar tu propia cartera de inversión en acciones es la mejor forma de poner al mercado a disposición de tu metas y necesidades. Por eso, hoy detallaré algunos consejos prácticos que puedes empezar a aplicar para crear tu propio portafolio.
Es común que muchos inversores que están dando sus primeros pasos en el mundo bursátil tiendan a imitar (o intenten hacerlo) las carteras de inversores más reconocidos.
Suelen estar atentos a ver qué acciones compran, cuáles venden, el porcentaje de distribución del capital en cada una de ellas, los dividendos que cobran, y buscan emular estas posiciones.
Pero, ¿qué ocurriría si en lugar de imitar cual fotocopiadora, se detuvieran a analizar el origen de dichas participaciones, el porqué de la elección de determinados activos y no otros?
Déjame responderte: podrían crear por su cuenta, y sin necesidad de copiar la estrategia de terceros, una cartera de acciones propia con una rentabilidad positiva y duradera en el tiempo.
Una cartera que se apegue a tus necesidades y objetivos.
Si eres o aspiras ser este tipo de inversor, te voy a detallar algunos consejos prácticos que debes tener en cuenta para comenzar a armar tu propio portafolio:
1) Determina la cantidad de capital a invertir
Muchos novatos creen que necesitan un gran capital inicial para comenzar a invertir. Esto tiende a suponer, para muchos de ellos, una primera barrera mental.
¿El resultado? Terminan posponiendo la creación de su cartera por meses o incluso años. Gran error.
Seamos realistas: por supuesto que crear una cartera de acciones requiere dinero para ponerlo a trabajar. Pero no necesitamos tener un enorme capital para empezar; podemos comenzar con un capital que tengamos ahorrado (lo que tenga cada uno, dependiendo su situación financiera).
Lo importante es que sea un capital del que no necesitemos disponer en lo inmediato, al menos por el plazo de un año. Una vez que tengamos decidido qué capital vamos a destinar para crear la cartera, debemos colocarlo en una cuenta de inversión del bróker o banco que vayamos a destinar exclusivamente para ello.
Remarco esto último: el capital destinado debe ser exclusivamente para nuestras inversiones. Caso contrario, si hacemos uso de ese dinero cada vez que queramos darnos un gusto, comprar un regalo o irnos de viaje, jamás podremos crear una cartera de inversiones sólida.
2) Realiza aportes periódicos a tu capital inicial
No sólo el aporte inicial de nuestro capital es importante. Cada cierto lapso de tiempo (pongamos por caso 6 meses), debemos aportar un capital “extra” que consigamos ahorrar entre periodos.
Estos aportes de capital pueden variar: en algunos momentos podremos aportar más y en otros, menos. La clave, y mi consejo, es destinar un porcentaje fijo de capital que consigamos ahorrar entre periodo y periodo.
Lo que buscamos es ir haciendo crecer el capital de nuestra cartera de acciones de forma periódica. Así, conseguiremos que el capital global que destinemos a la compra de acciones crezca con el tiempo de forma sostenida.
3) Diversifica el capital en la compra de acciones
Ya tenemos nuestra cuenta con el capital inicial destinado única y exclusivamente a nuestra cartera. Llegamos a un momento clave: ahora debemos iniciar la compra de acciones.
Y aquí es donde suelen ocurrir los errores más comunes. Uno muy habitual es invertir todo (o prácticamente todo) el capital en uno o dos activos.
Debemos diversificar nuestro capital de forma correcta, destinando como máximo un 10% del dinero en cada una de las acciones que queramos comprar.
De esta simple forma, tendremos siempre una cartera de acciones formada por al menos diez valores. Por muy mal que pudiera irnos en algunas de las inversiones, esta sólo tendría un peso máximo en nuestro portafolio del 10%.
Un punto a destacar aquí es que no es necesario invertir todo el capital el mismo día. Muchas veces no encontraremos todas las oportunidades de inversión correctas a la vez. En su lugar, iremos generando esas diez inversiones iniciales poco a poco, a medida que el mercado nos vaya ofreciendo las mejores zonas de entrada al mercado.
4) Diversifica la compra de acciones por sector
Otro error común que suelen cometer los inversores a la hora de crear su cartera de acciones, es no tener una diversificación sectorial.
Supongamos que hemos tenido en cuenta la correcta diversificación del capital en nuestro portafolio e invertimos un 10% del capital en cada una de las empresas, pero son todas de un mismo sector.
Por ejemplo, ¿qué ocurriría si compráramos diez empresas del sector bancario y dicho sector entrara en crisis? Por mucho que hubiéramos diversificado el capital, si todas las acciones que compramos pertenecieran a un mismo sector, estaríamos asumiendo un riesgo sectorial que debemos reducir.
Hacerlo es muy sencillo. Además de no invertir nunca más del 10% de nuestro capital en una compañía, debemos tener en cuenta que las acciones que compremos deben ser de compañías que pertenezcan a diferentes sectores.
Si bien no se trata de apostar por todos los sectores indiscriminadamente, diversificar entre un mínimo de tres o cuatro sectores ayudará mucho a reducir el riesgo en nuestra cartera. Cuantos más sectores, más diversificado será el riesgo.
Sectores como el financiero, alimenticio, farmacéutico, industrial, tecnológico, energético, telecomunicaciones, entre otros. Todos pueden ser buenas opciones para distribuir el riesgo en nuestra cartera en búsqueda de las mejores compañías de cada sector.
5) No olvides los dividendos
Los dividendos, o pagos por los beneficios que obtiene la compañía de la que somos inversores, tienden a ser una de las herramientas más potentes de rentabilidad y defensa de los accionistas. Y, muchas veces, son pasados por alto por los pequeños inversores.
No todas las acciones reparten dividendos. Como inversores, es interesante tener cierta inclinación a la hora de invertir por aquellas empresas que paguen dividendos.
Desde ya, existen acciones de compañías pequeñas sin reparto de dividendos, cuyas acciones experimentan porcentajes espectaculares de subida en bolsa.
Pero siempre debemos intentar la apuesta por compañías que paguen dividendos, ya que estas regalías son un ingreso pasivo (trimestrales, semestrales o anuales) que nos permite robustecer la rentabilidad de nuestra cartera al final de cada año. En una cartera de diez acciones, idealmente siete de ellas deberían pagarte dividendos.
Aplicando estos cinco sencillos consejos, podremos crear una cartera de acciones que nos permitirá obtener buenos resultados en el mediano/largo plazo.
Claro que estas son reglas generales. Los números variarán dependiendo de tu estrategia. Pero si buscas comenzar a armar tu propio portafolio, estas directrices te serán de mucha ayuda.
Buenas inversiones,
Alberto Chan
Para El Inversor Diario
Trader, asesor y conferencista especializado en los mercados financieros. Es también autor best-seller de más de seis libros de finanzas. Con una licenciatura y posgrados en productos derivados y mercados bursátiles, Alberto hoy está trabajando en una tesis doctoral en Neuroeconomía en el Trading de los mercados financieros internacionales.